sábado, 26 de noviembre de 2016

Fidel y la historia

El mundo se durmió anoche con la noticia del fallecimiento de un hombre que en vida generó todo tipo de sentimientos, paseando a lo largo y ancho del espectro de sensaciones humanas. El presidente del Consejo de Estado de Cuba, Raúl Castro Ruz, anunciaba vía Cubavisión la muerte de su hermano el “comandante” de la revolución cubana, Fidel Castro.

Es interesante que al igual que como vivió, su muerte generó controversias… En Miami, capital del exilio cubano las calles de la “sawecera” adelantaron el Carnaval de la Calle 8, ondeando banderas de la isla caribeña y cantando canciones que terminaban con el grito de “Cuba Libre”. Mientras tanto en La Habana se decretaban 9 días de duelo nacional, por la muerte del héroe de la Sierra Maestra y asumo que en los hogares cubanos habría tristeza en algunos y en otros una callada y escondida felicidad.

Lo que si es una realidad es que Fidel fue quizás uno de los personajes más emblemáticos e influyentes del Siglo XX. Influyó de una especial manera en la historia de América Latina y se podría decir que del mundo entero, pues su huella se sintió desde la antigua Unión Soviética, los Estados Unidos de América, pasando por el continente africano, Palestina y en nuestra querida América. Confrontó a 10 presidentes estadounidenses y al embargo económico que le fue impuesto y fue el eje central de la confrontación que se conoció como la “crisis de los misiles”, donde el mundo estuvo a un paso de una funesta guerra mundial.

Exportó su “revolución” de la mano de otros líderes como el “Che Guevara” y mas recientemente de Hugo Chávez. Hoy esta revolución del Siglo XXI, como la denominó el dirigente venezolano, ha resultado en el mayor fracaso comunista avalado por el carismático líder.

Como cristiano, no puedo celebrar la muerte de nadie, pero en mi corazón debo solidarizarme con todos aquellos que sufrieron y los que siguen sufriendo bajo el régimen castrista y por efecto cascada por los hermanos venezolanos, que infortunadamente les tocó el peor pedazo o momento de ésa revolución cubana y con un liderazgo tan incapaz e ineficiente que da pena.

El mundo se divide hoy entre los que celebran y los que lloran (aunque creo que estos serán los menos); mañana en el funeral de estado, se verán muchas caras representativas del pueblo de Cuba, pero siento que no todos reflejarán la cara escondida en su corazón. Al ser la isla, una de las ciudades del mundo que alberga mas embajadas de otros países del mundo, asumo que habrá mucha representación internacional.

Anhelo una verdadera Cuba libre y soberana, donde impere una mejor justicia social que la que había antes de 1959, pero donde prevalezca la libertad, la democracia y la paz. Donde no haya presos políticos ni fusilamientos. Donde se mantengan los avances en salud y educación que han logrado, pero donde la voluntad popular prevalezca y que esta bella isla de nuestro Mar Caribe vuelva a florecer y progresar como se merece.

Ojalá la muerte del líder cubano tenga una incidencia en el camino que recorren nuestros hermanos de Venezuela en busca de su dignidad, su libertad y una verdadera democracia.

De la misma manera, espero que los dirigentes venezolanos logren erradicar el cáncer del comunismo que hoy carcome al país más rico de Latinoamérica y que los viejos políticos entiendan que fueron ellos quienes construyeron esa tarima desde donde empinó Chávez para iniciar el descalabro que hoy sufren nuestros hermanos venezolanos.


Ha muerto Fidel Castro… ¡La historia definitivamente lo juzgará!

miércoles, 23 de noviembre de 2016

No hay certeza de castigo

Reproduzco el siguiente artículo de opinión de mi amigo Euclides M. Corro R. y que aparece en el diario Metro Libre



Es trillar sobre lo mismo. Sin embargo, no importa. Hay que seguir haciéndolo aunque para algunos sea cansón, mientras para otros, entre los que me involucro, tenemos que seguir una y otra vez hasta que algún día probablemente, entiendan que no siempre el fin justifica los medios y que cuando se violenta la ley, hay que pagar por la infracción.
El juega vivo es un síntoma de corrupción. Cuando ignoramos el derecho de otros, así como pasar por encima de las leyes, es señal que estamos haciendo las cosas mal. En fin, vivimos en una sociedad que a diario se la pasa haciendo lo que bien le viene en gana porque sabe que lo más seguro es que no será sancionado.
Entiendo que hay muchos jóvenes que en sus hogares y en sus colegios se les ha inculcado la importancia de respetar las normas que rigen sobre la conducta de los seres humanos. Estoy refiriéndome a las reglas que deben regir, tanto sociales como morales, que nos permitan vivir decentemente en la sociedad.
Reglas elementales que tienen que ver con el saludo obligado, el dar las gracias, pedir las cosas “por favor”, etc., pareciera que fueron eliminadas o en todo caso, argumentar ignorancia sobre las mismas para no respetarlas. Es la gran diferencia que existe entre los que prefieren la decencia a la conducta indecorosa. Olvidarnos que debemos convivir como seres civilizados.
Hoy, son cuestiones olvidadas. Hablamos a gritos, con facilidad insultamos, preferimos olvidar el respeto que merecen las autoridades, justificamos la grosería e incluso, en el colmo de esa degeneración, aplaudimos a los que hacen gala de una patanería rampante.
Usted llega a un local comercial, llámese almacén o tienda, exigimos que se nos atienda de inmediato, aunque hayamos llegado de último. Las reglas del tránsito son irrespetadas a cada rato por los conductores, los peatones cruzan por dónde les da la gana aunque existan pasos peatonales. Existe un desenfreno inaudito, como si viviéramos en una competencia desaforada entre tontos y avivatos.
Este es el comienzo. Más tarde nos quejamos de los gobiernos corruptos. De los que llegan para servirse en vez de servir a la comunidad. Lo peor es preguntarnos a quién podemos responsabilizar, cuando todos al final del camino, unos más y otros menos, somos responsables del desgreño del país. Así de simple, aunque lo más terrible es que en la mayoría de los casos no hay certeza de castigo. 
(El autor es periodista profesional)

sábado, 19 de noviembre de 2016

Editorial del Diario El Venezolano del 18 de noviembre de 2016

Respeto y tolerancia por amor a Panamá

Comentarios vienen y van, pero la verdad es que es ajeno para la mayoría de los venezolanos residentes en Panamá el rechazo de los panameños que se ha ventilado en medios de comunicación locales e internacionales, en diferentes páginas web y redes sociales. Aunque reconocemos la existencia de hechos aislados, choques y discrepancias entre los mismos. Al respecto reflexionamos: todos los seres humanos llegamos a tener impases hasta con quienes más queremos; claro, siempre y cuando las diferencias se resuelvan en un clima de respeto y consideración.  
Entendemos que desde hace varios meses existen reclamos en un sector de la población que se siente desplazado por la mano de obra extranjera. Por ende, hemos visto cómo las autoridades panameñas han arreciado los controles migratorios, suspendiendo algunos tipos visas y aumentando los requisitos para otras. Sin embargo, es nuestro interés como residentes de este país que se abran espacios para la discusión de las ideas, que se respeten las reglas establecidas para encontrar fórmulas que generen confianza al panameño y que, en la medida de lo posible, permitan que continúen abiertas las puertas para el ciudadano de bien, que llega a incorporarse con la mejor disposición al quehacer diario del Istmo.
Otro hecho que observamos y que tiende a incrementar la migración es que en Venezuela, tal como se venía advirtiendo, un gran sector de la población ha entrado en situación de ayuda humanitaria ante un gobierno incompetente que ha provocado la hiperinflación y la devaluación más grande que se haya visto en nuestra historia, trayendo escasez y desempleo. Ni siquiera con la mesa del supuesto diálogo se ha permitido abrir canales de ayuda para que ingresen al país los aportes de alimentos y medicinas que tanto necesita el pueblo venezolano. En los últimos 15 años casi tres millones de compatriotas han emigrado a varios países del mundo, de los cuales aproximadamente 90 mil han venido a Panamá.
Hacemos la acotación porque hoy más que nunca los venezolanos necesitamos de la mano de la comunidad mundial, que en otro momento recibió también la ayuda de nuestro país durante los tiempos de democracia y de crecimiento que tuvimos en el pasado. Queremos agradecer a todos los hermanos panameños que han aprovechado la circunstancia para expresar sus más altos valores de hermandad y consideración, sin dejar de defender su patria y su bienestar.
No podemos negar que tan sólo un mínimo comentario negativo que se ventila, así sea en las redes sociales, entristece a toda nuestra comunidad, nos llena de vergüenza y nos hace reflexionar.
Es importante expresar que la comunidad venezolana no está de acuerdo con movilizaciones masivas, nos parece la peor de las ideas, vengan del sector que vengan. Rechazamos que personeros de la política asuman el tema como bandera para aumentar su popularidad y que los medios se aprovechen del tema solamente para ganar seguidores y centimetraje; ni hablar de las redes que sirven para el anonimato y la informalidad. Todo ello pone en vilo a miles de familias inmigrantes que han apostado por la patria panameña.
Invitamos a nuestros paisanos y a nuestros hermanos panameños desde sus puestos de trabajo, desde los pupitres escolares y desde nuestros hogares a realizar una cadena humana de esfuerzo diario por mejorar como personas y hacer de la solidaridad, la cooperación y la tolerancia nuestra bandera común. Sabemos que vendrán tiempos mejores, que abrazaremos el progreso de nuestra patria de origen, en la que los panameños serán nuestros huéspedes de honor, pues, ¿qué venezolano no le ha prometido a un amigo panameño que cuando mejore su país lo va a llevar a conocer Morrocoy, los Roques o Margarita? Si usted es panameño y no ha recibido esa oferta, reclámeselo con propiedad a su amigo venezolano, ya que es un tiquete que esperamos que muy pronto puedan usar.
Nos despedimos con un abrazo lleno de esperanzas y de mucha fe para todos.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

¡Que Viva la Democracia!

Desde la noche de ayer, he estado recibiendo y/o leyendo en redes sociales, mensajes donde se expresan negativos, despectivos, insultantes y hasta hirientes, en contra de personas que ayer votaron a favor del virtual presidente electo de Estados Unidos de América, Donald Trump.

Quisiera invitarlos a reflexionar sobre este tema, pues de verdad quienes creemos en la libertad, democracia y la libre expresión, nos resulta inadmisible, que se expresen así de otro ser humano, por el simple hecho de no estar de acuerdo con uno o el otro en su forma de pensar o de expresarse.

Uno de los valores fundamentales es y debe seguir siendo el respeto al derecho y la opinión de nuestros amigos y de los desconocidos. Esa es la esencia de una democracia, a la cual alegamos defender y la que tanto trabajo, lágrimas y sangre nos ha costado a muchos.

Las ideologías políticas son debatibles, pero nunca deben zanjar una amistad o a una familia. Hay varios ejemplos de dignas familias en nuestro querido Panamá, cuyos integrantes han militando (y algunos siguen militando) en partidos políticos opuestos, sin embargo al final del día, conviven, se aman y sobre todo respetan la forma de pensar del otro.

No tolero que hoy, por no haber ganado su candidata favorita, se expresen de manera que denigren a otros amigos míos, a mi familia o a quienes trabajaron a favor del candidato ganador.

De hecho, llamar ignorantes a quienes votaron por uno o el otro, no hace que el resultado de la elección cambie. De hecho, la mayoría de quienes ejercieron su derecho al sufragio no votaron por el candidato ganador de la silla presidencial estadounidense (hasta el momento en que se escriben estas líneas), pero así es el sistema de votación de Estados Unidos y así debe aceptarse.

Los exhorto a respetarnos entre todos. A no hacer leña del árbol caído, a no denigrar a quienes votaron con su conciencia y convencidos que hacían lo mejor para su país. Ojalá los que no favorecíamos al virtual presidente electo, nos hayamos equivocado y tengamos de vuelta al buen vecino, socio y aliado.

Aprendamos a respetar y a reconocer los resultados del más grande ejercicio que la democracia tiene y el cual muchos otros países anhelan recuperar.

¡Que viva la democracia, la paz y la libertad!


En el mundo de la política

  Inicio advirtiendo que este artículo no pretende convencer a nadie sobre como debe ejercer el voto para las próximas elecciones. Todos p...