viernes, 27 de septiembre de 2019

Cuidado con "lo malo de lo bueno"

Artículo tomado de La Estrella de Panamá escrito por Sharon Alemán, que considero vale la pena leer con detenimiento...

Cuidado con 'lo malo de lo bueno'

Los teléfonos móviles, las computadoras, tabletas y/u otros equipos o aparatos electrónicos, así como el internet, las aplicaciones informáticas y redes sociales, son parte de nuestras vidas; y, de una u otra forma, también, de las actividades de muchos niños y adolescentes.Los teléfonos móviles, las computadoras, tabletas y/u otros equipos o aparatos electrónicos, así como el internet, las aplicaciones informáticas y redes sociales, son parte de nuestras vidas; y, de una u otra forma, también, de las actividades de muchos niños y adolescentes.
Sin embargo, en lo que respecta a los menores, consta en publicaciones que especialistas han determinado que, particularmente, en edades muy tempranas, ello puede generar efectos negativos “en su neurodesarrollo”, “en aspectos cognitivos”, así como “en la forma en que se relacionan y se comunican”.
La revista digital Guiainfantil.com expresa que “... la Asociación Japonesa de Pediatría empezó una campaña para restringir el uso prolongado de los móviles y tabletas, sugiriendo control y más juegos a los padres”. A la vez, manifiesta que “Ahora son la Academia Americana de Pediatría y la Sociedad Canadiense de Pediatría las que revelan 10 razones por las que los niños menores de 12 no deben usar estos aparatos sin control”.
Según informa la precitada publicación, ellos tienen claro que “los bebés de 0 a 2 años no deben tener contacto alguno con la tecnología; los de 3 a 5 años, debe ser restringido a una hora/día; de 6 a 18 años la restricción debería ser a 2 horas/día”.
¿Por qué limitarles el contacto con los aparatos o dispositivos aludidos? La publicación en comento enuncia los aspectos en que pueden afectar a los menores, a saber:
“1. El desarrollo cerebral de los niños. 2. Retraso en el desarrollo del niño. 3. Obesidad. 4. Alteraciones del sueño. 5. Enfermedad mental. 6. Conductas agresivas. 7. Falta o déficit de atención. 8. Adicción. 9. Demasiada radiación. 10. Sobreexposición”.
Teniendo en cuenta las consecuencias que advierten especialistas en la materia, ante la exposición muy temprana y/o sin control; es preocupante ver, frecuentemente, a niños “pegados a las pantallas” facilitadas por sus padres; lo que evidencia que muchos consideran “normal” algo que no lo es y no debe ser considerado como tal.
Pero el uso de los aparatos o dispositivos indicados conlleva más que la posibilidad de los citados efectos; además, los menores que tienen conexión a internet están expuestos a diversos riesgos/peligros; y es posible que accedan a sitios que no son aptos para ellos.
Entre los riesgos/peligros existentes, conforme a publicaciones relativas al tema, los denominados “cyberbullying” (en inglés), acoso o intimidación por internet y/o redes informáticas; “grooming” (en inglés), adultos que engañan y buscan hacerse amigos de menores por la red, para abuso sexual, prostitución infantil, producción de material pornográfico y/u otros fines ilícitos; y “sexting” (en inglés), la solicitud y/o el envío de fotografías y/o videos de naturaleza sexual.
En general, es una realidad que el incremento del uso de los mencionados aparatos o dispositivos ha contribuido al aumento de varios delitos; y que, entre las víctimas, hay cada vez más menores.
Al contar con acceso al internet/redes informáticas, sin una supervisión adecuada, muchos menores están expuestos, constantemente, a acosadores, pedófilos, pederastas y otros con conductas desviadas. A la vez que, para cumplir retos, lograr “likes” o por distintos motivos, algunos menores pueden incurrir en actos contrarios a la Ley y/u ocasionar daños, por culpa o negligencia, siendo sus padres responsables solidariamente, conforme al Código Civil, con la obligación de reparar los perjuicios que ocasionen los hijos bajo su autoridad y que habitan con ellos; así como los maestros respecto a los perjuicios causados por sus alumnos, mientras estén bajo su custodia; salvo que prueben que emplearon toda la diligencia para prevenir el daño.
Por otro lado, consta en noticias, publicadas en el internet, que Francia ya adoptó medidas. El Parlamento francés aprobó una Ley que promovió la “prohibición ampliada” del uso de teléfonos celulares, tabletas, relojes inteligentes..., con conexión a internet, en los salones de clases de escuelas primarias y secundarias, con excepciones (menores con discapacidad, fines académicos...).
Nuestra Constitución Política consagra, en su artículo 56, “El Estado protegerá la salud física, mental y moral de los menores...”. Se desprende de lo anterior que, tal protección, es un asunto de todos.
Los temas en cuestión ameritan ser revisados, para que, oportunamente, se impulsen las acciones, preventivas y correctivas, pertinentes (campañas para educar/alertar a la población, nuevas normas y/o la actualización de las vigentes, otras).
Se debe concienciar a los padres/tutores legales sobre los efectos negativos que pueden causar el uso de celulares, tabletas y/o similares, desde edades muy tempranas, sin restricción y/o sin supervisión; así como los riesgos/peligros para los menores que tienen conexión a internet, de modo que estén vigilantes sobre sus contactos, “amigos” en redes sociales, si sus cuentas son públicas o no, las aplicaciones informáticas que utilizan, los sitios a los que acceden, lo que publican...
Es fundamental que los menores estén informados y advertidos sobre los riesgos/peligros existentes; y a los que se exponen si se comunican con desconocidos, comparten información personal, fotografías, videos y/o propician encuentros con quienes “conocen” en la red. Además, es preciso educarlos sobre cómo usar responsablemente la referida tecnología, así como las consecuencias ante el uso indebido de la misma; para que sean usuarios y ciudadanos responsables, entre otros, en el ámbito digital.
Asimismo, es menester tener cuidado con lo que se comparte, públicamente; especialmente, sobre los hijos/familiares menores, pues se puede comprometer su seguridad y/o terceros podrían usar sus datos personales, fotografías, videos..., para fines ilícitos.
Debemos utilizar los referidos dispositivos o aparatos, el internet y las redes informáticas, con inteligencia y precaución, responsablemente. El acceso de los menores a todo ello debe ser acorde con la edad, informado, controlado y bajo supervisión, para que contribuya a su formación, entretenimiento y a potenciar sus talentos, sin afectar o limitar su desarrollo, su vida y/o la de otros; e igualmente, para que facilite su comunicación, de la forma más segura y responsable posible...; de modo que no constituya un medio expedito para que los menores se conviertan en víctimas, o en infractores.
Abogada

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Si, soy católico

En los últimos días he sido testigo casi que silente de acusaciones de parte y parte por el vídeo que circuló, primero por redes sociales y luego por medios tradicionales, de unas muy serias acusaciones de posibles delitos sexuales, contra 3 sacerdotes de la iglesia católica.

Para quienes practicamos la fe católica de una manera activa o los que la practican de una forma mas pasiva, nos hemos sentido atacados por formar parte de una de las instituciones más grandes que ha existido.

Muchos de estos creyentes, somos personas que defendemos nuestra fe como la esencia en la que se basa la religión católica apostólica romana, aunque en algunos casos hemos cuestionado algunas de las decisiones que provienen de hombres, que al igual que todos, fuimos creados a la imagen y semejanza del Todopoderoso y que nos podemos equivocar.

La iglesia como institución ha cometido errores, muchos de los cuales fueron reconocidos públicamente por San Juan Pablo II en su momento, actuando como jerarca de la Iglesia Católica, pidió ser perdonado en representación de todos sus antecesores.
No olvidemos que el primer Papa, San Pedro, negó a nuestro señor Jesucristo 3 veces, tal cual se le había anunciado y, aun así, fue escogido como la roca sobre la cual se fundaría la Iglesia cristiana. 

Era un hombre…

Hay quienes se sentirán felices que un católico este escribiendo como lo hago en este momento, pues se sentirán que han ganado un round en esa lucha incongruente en la que se han sumido algunos, a quienes no puedo denominar nada más que fundamentalistas cristianos, que al igual que sus contrapartes musulmanes, todos los que no sean como ellos, son pecadores y morirán en la hoguera del último día.

Se equivocan, de un lado del otro…

No estoy escribiendo estas líneas para promover un “olvido” por los crímenes cometidos. Si la iglesia quiere perdonarlos o mirar para otro lado, como lo ha hecho en otras ocasiones, que lo hagan, pero que sean castigados con toda la rigurosidad que exige la ley de los hombres y que paguen, como tal, por sus faltas en la tierra; ya les tocará rendir cuentas frente al creador en el juicio final.

Critico lo “liviano” de las reacciones de la iglesia panameña para tratar este tema o el del Padre Cosca (no, no se me ha olvidado) y su pronunciamiento, a mi juicio desubicado, ante temas estrictamente legales, como lo han venido haciendo en el último año.

No por esto no puedo permanecer callado ante los ataques que sufren hombres y mujeres que no solo han dedicado sus vidas a la educación, salud, promoción de valores y promotores de la moral cristiana, en una sociedad panameña que tanto lo necesita.

No se nos olvide que la educación con base cristiana nació junto a la República; de igual manera el impacto de religiosos en áreas indeseadas por las mayorías no es nueva.  Así, su presencia en hospitales, cárceles, orfelinatos, comedores y tantas otras instituciones que luchan cada día contra mil adversidades para que niños puedan sobrevivir y tener un mejor futuro.

Olvidarnos de la calidad del trabajo de estos hombres y mujeres es, por lo menos injusto. No podemos meter en la misma bolsa (de plástico o no) a aquellos que le han fallado a su juramento, a su creencia, su fe y a la sociedad a la cual estaban obligados a servir.

Seguiré siendo crítico de mi iglesia cuando a mi juicio sea necesario. Pero de igual manera defenderé las bases cristianas que me enseñaron de niño y que decidí desempolvar mas adelante en mi vida pecadora. Al igual que tantos otros, tengo un compromiso con mi fe y con aquellos religiosos con los que me ha tocado caminar las selvas del Darién, las montañas de Chiriquí, las costas de Colón y las tierras áridas de Azuero. Aquellos que promueven la educación en las áreas más “rojas” del país y los que nos han acompañado en giras médicas por todo el país.

No puedo permitir que se generalice sobre los religiosos, como tampoco se me ocurriría criticar a todos los abogados por los malos caminos que han recorrido muchos de sus colegas o que todos los médicos asuman una responsabilidad por la irresponsabilidad, soberbia o desgano de algunos de sus colegas.

Soy católico, creo en mi fe y desde este podio, ruego a todos los que hoy critican, de parte y parte, a promover que quienes cometan delitos sean castigados con todo el rigor que exige la ley y demanda la sociedad y que todos defendamos nuestras creencias, nuestros derechos y nuestras posiciones ideológicas, con el respeto y la altura que personas decentes debemos promover.

Somos un solo país, una sola sociedad, un solo pueblo de Dios, sin importar que fe profesan o si no creen en un ser todopoderoso y creador de lo bueno y lo malo. Todos merecemos el respeto que nos encanta demandar y poco practicar.

Vivamos todos como hermanos, como nos enseñó Jesús… Al final, como dice el Papa Francisco, quien soy Yo para discriminar lo que Dios ha creado, ¿verdad?

En el mundo de la política

  Inicio advirtiendo que este artículo no pretende convencer a nadie sobre como debe ejercer el voto para las próximas elecciones. Todos p...