sábado, 27 de enero de 2024

¿Y ahora, “pa´onde”?

 


Soy un asiduo crítico de quienes mienten para salvar su pellejo, tergiversan la realidad con el ánimo de engañar o por lo menos confundir y más recientemente a quienes ante la falta de argumento se dedican a descalificar a sus interlocutores o peor aún, a quienes no solo no conocen, sino que nunca han leído u oído.

Estas malas prácticas se han popularizado en los últimos años, gracias a las conocidas redes sociales, que a veces de sociales no tienen mucho. Estos nuevos medios de comunicación han producido médicos que nunca han pisado un salón de la facultad de medicina, ingenieros que no saben como se mezcla el concreto, abogados que desconocen la diferencia entre un amparo y una demanda y que han convertido en periodistas a quienes no pueden escribir tres líneas sin tener una falta de ortografía.

Lo mas triste de todo es muchos que, ávidos de una falsa popularidad, comparten cuanta infamia o falsedad se publica, para “ser el que tiene la primicia” aunque ésta signifique decir que la Tierra es plana. Al no haber estudiado, no conocen la responsabilidad que tienen al compartir datos no científicos, información sembrada para tratar de dañar la imagen de algún personaje público o sencillamente para perjudicar a alguien a quien no pudieran enfrentar en un debate serio y de altura.

Esto es una infamia, similar a la que promovieron los dirigentes sindicales para tratar de dañar la imagen de periodistas que, por no ser sus aliados, sencillamente buscaron desprestigiar. Es que ser periodista no es fácil. No fue fácil cuando hubo que enfrentar las huestes del dictador nacional de finales de los años ochenta, ni lo es ahora. Muchos soldados de la pluma han sufrido el exilio, heridos o simplemente sin trabajo.

Hace muchos años aprendí que, sin descalificar a nadie, las cosas se toman de donde vienen los comentarios. Si hay médicos que durante la pandemia promovían una chicha para curarse o un presidente que sugirió ingerir cloro para prevenir el Covid, entenderán que la credibilidad que le puedo tener a ese médico o político es nula.

Podría creerle a alguien que reconoce un error, por la razón que sea. Pero he visto a políticos que dicen o hacen cosas que es obvio que se han equivocado y se demoran semanas o años en reconocer sus errores y luego de haber cometido el error siguen sin ofrecer disculpas a sus seguidores.

En la nueva crisis que vivimos, hemos visto a personajes que hoy dicen una cosa, luego el “viento sopla para otro lado” y cambian su discurso. Otros que a pesar de estar claros que lo que dicen no es cónsono con su estilo de vida, lo siguen promoviendo y empujando principalmente a una audiencia que dura lo que dure su patrocinio; esto se ha comprobado en los últimos dos comicios nacionales en los cuales hemos participado.

Hay quienes vociferaron que serían más ricos que los Motta y que, luego de tratar de comprar a todo el que se vendió, enfrentan la dura realidad de tener que recurrir a comprar otro tipo de “pólizas” para evitar el traje de rayas.

Esta nueva crisis demostró que no aprendimos nada de la pandemia, que pensamos estábamos superando. En aquel entonces pronosticamos que el rico terminaría mas rico y que el pobre sería mas pobre. Hoy vemos a muchos que perdieron sus empleos tratando de subsistir, mientras los legisladores toman whisky caro. Este nuevo segmento de la población se dice que suman más del 40% de la población. Y lo peor es que no aportan ni al fisco ni al Seguro Social.

Y así, un candidato presidencial trata de convencernos que lo que sucede hoy es una lucha por acabar con su partido. Cínico. No se atreve a reconocer el daño que le han hecho al país y que, al igual que su nuevo “socio” lo mas probable es que terminen en visitas no tan agradables como a las que están acostumbrados.

El país requiere de un liderazgo basado en valores como la honestidad, la empatía, la solidaridad, la inclusión y una fuerte dosis de integridad. No podemos seguir improvisando y dejándonos marear por cantos de diablos disfrazados de sirenas.

Quien dirija al país en el próximo quinquenio, requerirá de una gran dosis de inteligencia y rodearse de quienes le digan la verdad. No de los aduladores que se enquistan en cuanto gobierno llega al poder. Panamá nos necesita unidos y con ganas de trabajar por el bien de todos, sin distinción. Si es posible, dependerá de todos.

 

¡Que Viva Panamá!


Artículo publicado originalmente en www.prensa.com

¿HACEMOS UN ALTO?

 


Hace ya más de 3 semanas, lo que inició como una manifestación de rechazo al contrato minero de un pequeño grupo, se ha ido transformando en una combinación de rechazo a varias cosas como lo son la incapacidad, abuso, despilfarro, corrupción y falta de transparencia de 4 años de una gestión que dejó mucho que desear.

La gente decidió no esperar hasta las elecciones de mayo de 2024 y procedió a castigar a sus autoridades por adelantado, en las marchas que organizaron los jóvenes, donde reinó el civismo, el orden y las buenas prácticas que han producido la envidia de propios y extraños.

La división y estilo de protesta ha sido notorio, pues mientras esa masa que permanecía dormida despertó con peculiares cánticos, por llamarlos de una buena manera, otros grupos promovían la división y una innecesaria lucha de clases.

En la época de la Cruzada Civilista, si bien es cierto la meta final era diferente, pues se buscaba destronar una dictadura que desde cualquier perspectiva era lesiva para la nación, ahora lo que se persigue es el castigo moral y legal de un accionar gubernamental, comparable solo con el del quinquenio inmediato anterior. Y eso es ya, mucho decir.

Pero no podemos perder de vista que el descalabro y lo que nos impide reaccionar de forma correcta, es una combinación de cosas. Por un lado, el no haber continuado las clases de cívica y de gobierno en las escuelas y colegios en todo el país. Por el otro la desinstitucionalización de un país que hoy lo demanda a gritos. El atentado contra las instituciones que deberían ser los pilares de una nación como la nuestra debe ser, no solo criticado sino condenado.

Infortunadamente, cuando los clubes cívicos hablamos de los valores cívicos, éticos y morales, a muchos les suena aburrido; para una significativa parte de la población la práctica de estos valores debe aplicarse para los demás, pues cuando nos toca a nosotros, nos consideramos de una casta superior, que se puede tomar el derecho a decidir cuales leyes cumplimos y cuáles no.

Y tomando en cuenta que estamos en época de política electoral, si criticamos al genio de lámpara de la promoción de la destrucción de la institucionalización del país, resulta que es una persecución política. Pues no. No es persecución a nadie. No sigamos repitiendo como papagayos lo que no es. Aquí cada uno debe asumir la responsabilidad que le corresponde. El alquiler y compra de diputados, magistrados de la corte, abogados, jueces y demás “yerbas aromáticas” para la conveniencia personal, no es correcto.

Hoy nuestra Panamá sufre y llora. No es justo. Lo que ha sucedido en Panamá durante los últimos lustros es lamentable y reprochable, por decir lo menos. Y lo peor no es que muchos lo aplaudieron, sino que a pesar de ver lo que está pasando lo siguen excusando y hasta aplaudiendo.

Ya sabemos que a veces, aunque demore, la justicia llega. Es una realidad que esos remanentes de protestas y cierres de vías con violencia no son espontáneas, sino provocadas por una mano negra, que quiere seguir meciendo la cuna. Esa misma mano que utiliza a pandilleros, muchos conocidos, agentes del orden corruptos y sinvergüenzas en general, para promover un caos innecesario.

Los jóvenes y me atrevo a decir que la mayoría de los ciudadanos, decidimos que había que esperar al fallo de la Corte Suprema de Justicia, tomando el riesgo que demore un tiempo más largo de lo esperado. Esto lo hacemos porque, a pesar de que nos han golpeado tanto y de todas las deficiencias que pudiera tener, seguimos creyendo en la democracia como el mejor sistema de gobierno.

Rechazamos a esos líderes que pretenden acceder al poder a través de revoluciones trasnochadas, coimas o compra de conciencias. Hay una amplia mayoría que rechazamos que se violente la maltrecha constitución que nos rige y que criticamos aquellos que sugieren violarla para ser beneficiados directamente. Si proponen adelantar las elecciones en abierta violación a las disposiciones constitucionales, pues entonces ¿por qué no proponen someterse a una segunda vuelta? ¿Se atreven? Si no están dispuestos, lo demás es charlatanería, que no es mucho más de lo que prometen.


Artículo publicado originalmente en www.prensa.com

 

Después del “Brexit” panameño, ¿qué?

 


Hace varios años atrás, en junio de 2016 para ser más exactos, los ciudadanos del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte votaron por un estrechísimo margen, la salida de esta nación de la Unión Europea.

Como consecuencia de este acto, El Reino Unido a partir de las 00:00 horas del 1 de febrero de 2020, no pertenece ni tiene los vínculos que otrora disfrutara con el resto de la Unión Europea, conglomerado conformado por 27 naciones ubicadas en el continente europeo que existe como tal desde noviembre de 1993.

¿Qué tiene esto que ver con Panamá, aparte que la embajada del Reino Unido no iza la segunda bandera azul con estrellas amarillas a su lado? La mayoría de quienes leen este artículo de opinión pensarán que muy poco. Y es muy razonable esa forma de pensar.

La realidad, que más que en el fondo de lo sucedido, es la consecuencia del referéndum que se llevó a cabo en junio de 2016, para decidir si se quedaban o no dentro de la Unión Europea. Curiosamente, el día después del referéndum en mención, las búsquedas más populares en el Reino Unido fueron: ¿Qué es la Unión Europea? Y ¿Qué significa Brexit?

Ahí radicaría, a mi juicio la similitud entre las manifestaciones, protestas, cierres de calles, etc. que se dieron por 5 semanas en Panamá, pues estoy seguro que, si hoy le hiciéramos esas mismas preguntas a los cientos de miles de personas que salieron a protestar, no habría una respuesta unánime.

Inclusive me atrevería a asegurar que si se hiciera un referéndum sobre la operación de la mina y las opciones fueran las siguientes:

-        Está usted de acuerdo con el cierre total de la mina en Donoso

-        Está usted de acuerdo en la renegociación de un contrato más beneficioso para la República de Panamá y con mayores compromisos ambientales del concesionario en el tema de la mina de Donoso

-        Está usted de acuerdo con que el gobierno de Panamá opere la mina de Donoso bajo la modalidad Alianza Público-Privado

Nos sorprenderíamos de los resultados que arrojaría dicho referéndum, pues creo, que la población panameña no está totalmente ilustrada sobre la génesis de la concesión de la mina, el procedimiento requerido y las consecuencias del cierre de la mina.

Como se dice en el argot popular, “primero vienen los tragos, luego la juma y al día siguiente la goma”. Lo que pasa es que esa es una resaca bien cara, para quienes gobiernen y para la población en sí. Pues además, la ley que llama a la moratoria, “encadena” al país en tema de explotación minera.

La democracia representativa que vivimos la mayoría de los países vecinos nos ha permitido elegir y ser elegidos. Sin embargo, el abuso y “acomodo” del sistema electoral nos ha llevado a un clientelismo exacerbado del cual pocos ven con posibilidad que se corrija.

La realidad es que los panameños desconfiamos de todo el mundo. No nos gusta leer cualquier escrito que tenga más de 10 líneas y según nos dice la señora “Prisa” si leemos, no es mucho lo que entendemos. Ahora, si el gobierno y la mina, en lugar de gastarse los miles que “invirtieron” en los medios promoviendo la aprobación del contrato ley, hubieran hecho docencia, otro gallo hubiera cantado. Si en lugar de “amenazar” hubieran practicado las costumbres con las que debieron haberles enseñado sus maestros en la escuela, quizás, solo quizás hubiera habido mejor disposición. No sucedió.

La Asamblea nacional estaba convencida que la población iba a hacer igual que ellos, aprobar el contenido del contrato que eventualmente se convirtió en el contrato ley que aprobaron a “tambor batiente”, con el consecuente resultado. El gobierno central se convenció, como anotamos en otro artículo publicado aquí, que llegado el 3 de noviembre al “pueblo” se le olvidaría ese tema y que saldrían a celebrar el mes de la patria “en una alegre comparsa” o desfile. Como advertimos, se volvieron a equivocar.

Llegado el 5 de mayo de 2024, los panameños debemos dejar de un lado los televisores, los refrigeradores, abanicos y todos los regalos que les han dado por fin de año, así como los bloques, zinc y cemento con los que los Santa Claus criollos abusan del sistema clientelista en que nos han sumido y pensar en qué queremos para nuestros hijos y nietos.

Panameños: En mayo de 2024, no reelijas a ninguno de los que votaron (o no fueron a votar) ni a ninguno que se les parezca. Investiga, estudia y lee quienes son los que quieren convencerte y escoge solo a los que de verdad te convenzan de que realmente quieren un mejor Panamá pero para todos.

¡Feliz Navidad para todos!


Artículo publicado originalmente en el Diario a Prensa www.prensa.com

UNA NUEVA TROVA CAMINA POR AMÉRICA LATINA

 

Si por algo nos hemos caracterizado los que hemos tenido la suerte de nacer en este bello continente americano, quizás por nuestra propia naturaleza, producto de esa fabulosa mezcla de indígena, negro, europeo y asiático que todos llevamos en nuestra sangre, es por ser grandes exponentes de la música.

Varios de nuestros países, en épocas diferentes, han sido cuna de grandes exponentes de diferentes géneros desde el bolero y la balada, pasando por el merengue, la bachata, el rock y la que desde mi perspectiva y gusto es la reina de todos los géneros: La Salsa. Esta última que naciera en Nueva York, de la mano de un estadounidense de origen italiano, influenciado por la música cubana, Larry Harlow y un flautista dominicano, quizás uno de los mas influyentes músicos latino de la historia.

Casi que simultáneamente con la revolución cubana de los años 60, nace un nuevo género latino, que se denominó la nueva trova. Sus canciones, basadas en la tradicional trova cubana, eran una combinación de las nuevas ideas “progresistas” que circulaban en Latinoamérica por esa época, con el tradicional “feeling” cubano, con un alto contenido político, a veces más disimulado que otras. Entre tantos nombres destacamos los de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, quizás como los mas representativos de esa época.

Argentina, México, Puerto Rico, República Dominicana, Venezuela y mas recientemente Colombia, aunque en menor escala, vieron nacer grandes cantautores e intérpretes de varios de estos géneros de la talla de Leonardo Favio Palito Ortega, Carlos Gardel, Atahualpa Yupanqui, Piero, Enrique Guzmán, Armando Manzanero, Marco Antonio Solís, José Alfredo Jiménez, Juan Gabriel, Marco Antonio Solís, Vicente Fernández, El Negrito Chapuseaux y Damirón, Wilfrido Vargas, Angela Carrasco, El Puma, Carlos Mata, Yordano, Simón Díaz, Oscar D´Leon, Ilan Chester, Juanes, Shakira, Carlos Vives, Joe Arroyo, solo por mencionar algunos nombres..

Cuba y Puerto Rico reconocidas como las semillas de la música caribeña, por su parte fueron donde nacieron grandes genios como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Benny Moré, Miguelito Valdés, Dámaso Pérez Prado, Gloria Estefan, Vicentico Valdés, La Lupe, Héctor Lavoe, Orlando Contreras y la más grande de todas Celia Cruz; igualmente destacamos a Ricky Martin, Luis Fonsi, Chayanne, Cheo Feliciano, Gilberto Santa Rosa, Héctor Montañez, Andy Montañez, Marc Anthony, Bobby Capó, Bobby Cruz, José Feliciano, Tito Rodríguez, Daniel Santos, Ismael Rivera, Pete “El Conde” Rivera y tantos mas que solo de listar nombres se llevarían el artículo completo.

Dejé a mi pedacito de tierra de último, no por descuido, sino por humildad. Pero Panamá se vio beneficiado del éxodo de talento que provocó Fidel Castro y que, gracias a Dios, influyeron muchísimo en muchos de nuevos autores y cantantes de diferentes géneros. Entre otros, podemos destacar a El General, Yin Carrizo, Basilio, Osvaldo Ayala, Omar Alfano, Pedro Altamiranda, Lucho Azcárraga, Silvia De Grasse, Renato, Victorio Vergara, Horacio Valdés, Sech, Camilo Azuquita, la única Erika Ender y el quizás mayor expositor de nuestro arte musical Rubén Blades.

Y es que con Rubén llego al título de este artículo.

Hijo de una cubana y un samario, nace y se cría en la ciudad capital panameña. Dice la historia que, por insistencia de su madre, estudia derecho y una vez terminado este “compromiso” con su mamá, parte a la Gran Manzana a encontrarse con su gran pasión, esa que llevaba en su sangre desde el día que nació.

No era para menos, su progenitora, Anoland Bellido de Luna-Caramés y Pérez (Anoland Díaz), pianista y cantante habanera de nacimiento y quien por los años 40 conocen Panamá, desposa con el “bongosero” colombiano, de ascendencia inglesa, Rubén Darío Blades Bósquez.

Rubén Blades es el más exitoso cantautor nacido en Panamá, autor del disco “Siembra” considerado el disco de mayor venta en la historia de la Salsa y a quien considero que es uno de los nuevos “trovadores” que siguen activos y produciendo “música con mensaje”. Todas sus canciones conllevan un mensaje que nos desnuda las realidades e historias, no solo de mi Panamá, sino de muchos lugares de esta América, tan mentada.

En esta lista, a Rubén se le suma uno de los mas grandes, quien dice que entre otros fue influenciado por los Beatles, quizás el mas grande grupo musical que ha dado la música moderna. Juan Luis Guerra. Tiene mas de 35 años en el negocio y se calcula que ha vendido más de 70 millones de discos. Al igual que Rubén, ha sido merecedor de cuanto premio y mención se le puede conceder a un cantautor. Pocos saben que representó a su natal República Dominicana en el ya fenecido Festival OTI, pero después que “llovió café” no había una sola persona que no hubiera escuchado o bailado con 4.40. Todas sus canciones llevan un mensaje tan profundo y ha sido de los pocos que hizo el “crossover” a la música cristiana con tanto o mayor éxito que cualquiera de sus piezas anteriores.

El tercero de los que meto en esta nueva bolsa de la música es el guatemalteco de nacimiento, pero quien hizo su carrera en México. Ricardo Arjona, al igual que los otros dos, es uno de los mas exitosos cantautores de Hispanoamérica, con millones de ejemplares de sus discos vendidos. Su estilo va desde la balada, pasando por el pop y hasta, si de nuevo la música cubana. Todas sus piezas llevan mensajes religiosos o políticos, críticas, amor y temas sociales que trata con dureza.

El colombiano Juanes estuvo en esta misma tendencia, pero luego se separó y comercializó más, lo cual, a mi juicio lo sacó de este ranking.

Estos cantautores, coinciden en ser productores y han ayudado a una gran cantidad de colegas en ese duro caminar que es la música. No han sido mezquinos y todos le dan un valor especial al país y al continente donde nacieron. Mientras tanto, seguimos Descubriendo América, como nos canta Rubén: “Todos vuelven a la tierra en que nacieron”, mientras Juan Luis sigue “Buscando Visa para un Sueño”, y Arjona “se burla del planeta y sus vicios” …


Artículo publicado originalment en Substack https://juanmckay.substack.com/p/una-nueva-trova-camina-por-america

NO TODO SE COMPRA

 


De hace algunos años para acá, una significativa cantidad de panameños se han convencido que todo tiene un precio. Hace algunos lustros, la persona que estuvo al frente del ejecutivo, “compró” a quienes se dejaron comprar y así se convirtió en el gran propulsor de la desinstitucionalización del estado.

Al igual que otros “casi” dictadores que pululan mas recientemente en América, le hicieron mucho daño a una endeble democracia, que según datos de estudios bastante confiables, dejó de caminar en muletas, para que la sentaran en una silla de rueda. Muchos de estos salieron mucho mas adinerados que cuando entraron y no fue gracias a los salarios que devengaron durante sus mandatos.

Lo triste de esta historia, la cual estoy seguro cada lector verá reflejado a alguien distinto, luego de la descripción que hiciera de estos líderes populistas, que no han hecho mas que, cuales vampiros, se han bebido la sangre que emana de las sangres de los mas necesitados en nuestros respectivos países.

Pero la mayor de las ironías es que estos pichones de Drácula, son aplaudidos y hasta añorados, por una masa que cual gallina se satisface con las migajas que le tiran, perdiendo de vista el fondo del bosque, donde están “guardadas” las grandes riquezas que nuestras naciones producen.

En otro “salón de estar” estamos quienes hemos venido hablando, practicando y luchando por el rescate y fortalecimiento de valores. En este salón también se ubican a una gigantesca cantidad de personas que siguen luchando incansablemente por la transparencia, la participación democrática, la lucha contra la corrupción y mas recientemente la guerra contra el narcotráfico, que ha logrado infiltrarse en las esquinas mas recónditas del engranaje gubernamental.

En muchas ocasiones, los que estamos en este grupo, de visita o de forma permanente, nos hemos visto atacados, demandados, vilipendiados y en fin mancillados en nuestro honor y honra, por no estar de acuerdo con las sinvergüenzuras de algunos que se han montado en un carrito desde el que llaman por altavoces a que la mayoría se sume y que tristemente, ante las necesidades tan apremiantes que, en muchas ocasiones han sido provocados por estos mismos “líderes”, sufre la mayoría de la población.

Seguimos tratando de “evangelizar” que no es mas que compartir experiencias, caminando por el camino de lo correcto, que si bien es cierto nos lo han llenado de piedras y ortigas, también es cierto que es el único que nos lleva al rescate de nuestros países, tan golpeados por la corrupción, la falta de transparencia y el “festival de precios” que muchos de estos malos líderes anuncian.

No. No puedo permitir que nos metan a todos en el mismo cartucho. Panamá está llenas de gente buena y noble que busca el bien del país. Panamá demanda buenos líderes. No de los que gritan y se la pasan quejándose sin mucho que ofrecer. No de los que siguen con el clientelismo que nos tiene, quejándonos de una enfermedad, casi incurable, que es la corrupción.

¿Qué seremos criticados? Claro que lo vamos a ser. Estamos atentando contra el “status quo” de quienes se han acostumbrado o limitado a vivir de los que no producen sino que lo reciben como premio por una “labor bien hecha”.

¿Qué nos criticarán y tildarán de cuanta cosa se pueden imaginar? Es obvio que en la descalificación está el banco de quienes se quedan sin fundamento para desarrollar una discusión de altura. Como reza el dicho “No levantes tu voz, mejora tu argumento”.

El mensaje para quienes descalifican y critican sin fundamento debe ser estudia, investiga, abre tu mente. He oído a varias personas, supuestamente estudiadas, alegar que dicen o repiten algo “porque salió en las redes”. Lo peor es que lo discuten y sustentan como si efectivamente lo hubieran estudiado.

Hace unos días, escribí en una red social, que la reputación y credibilidad de una persona, debería poder caminar delante de esa persona. Los valores de cada persona deberían ser uno de los pilares, de la personalidad y conciencia de cada uno. Debo advertir que no todo se puede comprar, porque no todos estamos a la venta. Y mucho menos en promoción.

Hay quienes queremos un mejor Panamá, una mejor América y un mejor mundo. Quienes estemos en la misma “onda” bienvenidos sean. Tenemos mucho por hacer y por lograr.


Artículo publicado originalmente en el Diario La Prensa de Panamá.

 

 

¿Iluso Yo?


La próxima semana en varios países se inicia el carnaval; irónicamente se dice que es lo único que los panameños tomamos en serio. Lo que si es cierto que uno de los pocos rubros en que destacamos contra nuestros vecinos del continente; somos los que tenemos el récord de mayor consumo per cápita de cerveza.

Las fiestas carnestolendas se han venido celebrando en Panamá de manera oficial, desde 1910, en el que el entonces alcalde capitalino, José Agustín Arango, oficializó mediante decreto alcaldicio las fiestas que desde varios años atrás, los esclavos de origen africano ya celebraban en la región de Azuero.

Se dice que los carnavales nacen en la antigua Roma, como una fiesta pagana en honor del dios Baco. Durante esas fiestas todo se desordenaba, siempre acompañadas de abundante licor, vino principalmente.

Este año, por una de esas coincidencias, el inicio de la campaña política que debe culminar con las elecciones del 5 de mayo, se junta con la semana donde las reinas de muchas lugares en el país son coronadas e inicia la juerga, el desorden, el consumo de licor y según se dice, la gestación de muchos niños que nacerán en noviembre.

Es indiscutible que el carnaval es la fiesta del panameño, a quienes, como cosa no tan común en el resto del continente, hacemos de las elecciones una verdadera fiesta democrática. En el carnaval se puede a gente de todos los estratos sociales echarse agua, confeti y hasta las infames harina y añil, sin ningún tipo discriminación. Todos nos unimos para disfrutar ya sea en los parques del interior de la república, en los populares toldos, en los ríos de varias localidades, en el mar o en la cinta costera capitalina. Lo importante es que haya agua; mucha de ella.

Ojalá tomáramos ese comportamiento de unirnos y disfrutar todos juntos, que hemos practicado con anterioridad, durante la campaña política que se nos avecina. Al final del camino todos somos panameños. Todos debemos ir a trabajar el 6 de mayo y todos estaremos pendientes de la toma de posesión del nuevo presidente el 1 de julio. Eso precisamente es lo que necesita el país.

Si el 2 de julio empezamos a criticar y no permitir que la persona electa, desarrolle el plan de gobierno que nos presentó y sencillamente hacemos algo en lo que somos profesionales criticamos por el simple hecho de criticar, flaco favor le estaremos haciendo al país, que necesita de todos sus buenos hijos.

Como ciudadanos tenemos el derecho y deberíamos tener la responsabilidad (para no decir la obligación) de participar de la política. Estén o no estén inscritos en un partido político, como ciudadanos tenemos ese compromiso. Esa es la verdadera democracia.

Yo exhorto a todos mis amigos que impongamos una moda: Si vemos o escuchamos a alguien practicando el “hobby” preferido de criticar sin fundamento, repitiendo alguna locura que leímos en las redes o sencillamente inventando alguna de esas locuras que alguien dice y el resto repite, por favor, llámenle la atención.

Mientras mas repitamos, copiemos y republiquemos alguna descalificación a priori, menos de la gente buena querrá involucrarse en aspirar por un cargo de votación. A nadie le gusta que se le calumnie, que solo serviría para desprestigiarlo. Motiven a esos criticones profesionales, que practiquen la recomendación de “No repostear (o repetir) sin verificar”.  Créame que si usted repite algo que luego se comprueba que no es cierto, el que va a quedar mal es usted.

Los exhorto a disfrutar la campaña política como disfrutamos los carnavales. Destaquemos lo bueno de los candidatos. No creo que ninguno de ustedes quisiera que lo metieran en el mismo paquete que varios de esos sinvergüenzas que nos han gobernado en los últimos años, que nos han mentido, que han trabajado para beneficiarse ellos mismos, esparciéndo algunas migajas a quienes los colocaron en esos puestos.

No permitamos que se popularice esa desgracia de frase de “robó pero hizo”. Como panameños nos debería dar pena que se nos considere cómplices del desfalco a la nación a cambio de ver hacia otro lado. Ojalá los panameños escojamos a personas con las calificaciones y experiencia que se requiere para sacarnos del lodo en que algunos malos gobernantes y políticos nos han querido ahogar.

Habrá quien me tilde de iluso, pero creo que todo es posible y mas si en nuestras manos está el poderlo hacer.  ¡Disfrutemos del carnaval y de la campaña!


Artículo publicado originalmente en el Diario La Prensa de Panamá.

 

lunes, 6 de noviembre de 2023

No queremos que nos vean las caras de p...

Durante más de una semana, quienes vivimos en este pedacito de tierra, hemos sido testigos de aquella explosión social a la cual me referí en varios de mis artículos anteriores. Al igual que para tantas otras cosas, algunos descalificaron mi pronóstico, otros, sencillamente estaban en “El Olimpo” y no le prestaron la atención que debieron. Hoy no saben qué hacer…

El país está en una encrucijada. Por un lado, al gobierno lo amenazan con demandas multimillonarias; por otro lado, miles de personas, en su mayoría jóvenes, siguen llenando las principales vías a nivel nacional en marchas y protestas donde lo que más se escucha son consignas en contra del gobierno central y de nuestro presidente. Y hay un tercer frente, que como se ha convertido en costumbre, recurre a la manifestación no pacífica, que cierran calles, encienden llantas, cortan árboles y hasta cobran “peaje” a los que se arriesgan a pasar por lo improvisados retenes. Por alguna razón, en alguna forma, me recordaron a los tongos en quincena.

Lo malo de todo es que “alguien” ha logrado infiltrar dentro de las marchas pacíficas de los jóvenes que “salieron de las redes”, a desubicados sociales (no sé de qué otra forma llamarlos), que se han dedicado a disparar pistolas, sacar cuchillos, a robar y a asaltar locales y personas que, de manera pacífica, nos han hecho evocar las caminatas y la lucha de la Cruzada Civilista.

Irónicamente, en algunos casos robaron dentro de locales comerciales y restaurantes que les sirven a ellos mismos. O sea, los maleantes robaron para perjudicarse ellos mismos. Al igual que los:¿Qué hay pa’ mí?, que reciben una bolsa de comida o 20 bloques hoy, pero se la pasan con hambre los próximo 3 o 4 años. Ojalá hayan aprendido la lección.

Hoy me quito el sombrero por esos jóvenes (y algunos no tan jóvenes) que vi la semana pasada de manera espontánea, sin que nadie les ofreciera transporte ni plata; salieron a desfilar en todo el país exigiendo, originalmente un “pa´tras” al contrato minero y sin querer queriendo como dirían en el inolvidable Chavo del 8, se sumaron todas las demás cosas que se habían mantenido guardadas en la cabeza, en el corazón y hasta en el estómago de muchos.

Afloraron los respiradores, el encierro innecesario, el abuso policial, el abultamiento de la planilla estatal, el incremento del desempleo, las botellas de whisky caro, las fiestas y comilonas de los ministros, mientras en “congolandia” solo se comía una o dos veces al día y tantas otras cosas que, para señalarlas, necesitaría un espacio similar al de todo el artículo.

Nuestros gobernantes se convencieron de que a través de la represión, callarían las voces que sufrían. No se preocuparon mucho por ayudar a la micro y pequeña empresa a recuperarse, bueno excepción hecha de los que venden duros, ¿verdad? De la misma manera que se han convencido de que los panameños olvidaremos todo lo que ha sucedido durante fiestas patrias.

¡Qué equivocados que están! ¿Verdad?

Como ha sido costumbre en este desgobierno, no prevén las consecuencias de sus acciones. Los desfiles patrios son la forma en que los estudiantes y las llamadas bandas independientes le rinden un homenaje a Patria. De cancelar estos, faltan a otro deber. ¿Será que tienen miedo a que las delegaciones les inflijan un desplante? Bien merecido lo tendrían.

Los mensajes presidenciales, tan cuestionados como su protagonista, no han servido más allá que para echarle gasolina a los fuegos. El del pasado domingo, duró menos de 2 minutos, pero ha causado más dudas que aclaraciones. Producto de este, han surgido cuestionamientos tan variados como la biodiversidad panameña. El gobierno pretende hacernos creer que hay un trasfondo político detrás de las protestas y de las posturas nacionalistas de los que marchan.

La realidad es que me atrevo a asegurar que todos los panameños estamos ávidos de que llegue el 5 de mayo, pero esto es producto del hartazgo ciudadano, por la violación de derechos y por los acumulados abusos que hemos sufrido en los últimos años.

El país se merece mucho más que lo que estamos viendo. Tenemos un gran país por el que vale la pena luchar. Encontrémonos en el medio. Apartemos el orgullo, reconozcan que se equivocaron y que los panameños no estamos dispuestos a que nos sigan viendo la cara de pendejos.

El autor es analista político y activista cívico

Este artículo fue publicado originalmente en el diario La Prensa el martes 31/10/23

¿Y ahora, “pa´onde”?

  Soy un asiduo crítico de quienes mienten para salvar su pellejo, tergiversan la realidad con el ánimo de engañar o por lo menos confundi...