viernes, 29 de marzo de 2024

PARTICIPAR ES OBLIGATORIO

 

Estoy seguro que hay muchas personas que se acuestan en la noche pensando en lo que tienen que hacer al día siguiente, ya sea para desarrollarse en el trabajo al que tienen que ir al día siguiente o bien, en las aplicaciones que debe compartir para obtener un buen empleo.

Infortunadamente, las estadísticas que se ven, son más de la mitad de quienes vivimos en Panamá, los que están en el segundo grupo. Son personas que durante el presente lustro perdieron su empleo, se graduaron de una institución superior de educación y no han podido conseguir un empleo fijo, tomaron la decisión de cerrar sus pequeñas empresas o emprendimientos o sencillamente llegaron al país en un momento en el que no está en capacidad de ofrecer la misma cantidad de trabajo, como hace 15 o 20 años.

Durante la pandemia, las autoridades actuales, tomaron la decisión de incrementar la planilla estatal, convencidos que con eso pondrían a circular el efectivo que se requerían en un momento de crisis, no solo nacional sino mundial.

Desde mi perspectiva, no fue la medida que se requería en ese momento, pues casi todos sabemos que el grueso en la cantidad de empleos se genera en la micro, pequeña y mediana empresa, quienes cuando trataron de buscar la ayuda que se requería, varias entidades bancarias optaron por comportarse estrictamente como entidades financieras, sin ponerle corazón al tema ni tomaron en consideración que la mayoría de estas, venían de enfrentar una de las peores crisis económicas de la historia nacional. 

 A varios microempresarios que conozco, se les exigieron las mismas condiciones que para solicitar cualquier otro tipo de préstamo. Para la gran mayoría les era imposible cumplir todos esos requisitos. Lo que se debió hacer, fue poner dinero a circular entre la pequeña empresa a cambio de que ellos reabrieran sus negocios sin despedir a nadie y bajo la lupa de la entidad rectora de estas empresas.

La realidad es que no se hizo así, a lo mejor porque prevaleció el “interés político” que ofrecía una posible reelección, inédita en la historia política moderna en Panamá. Prevaleció el “que hay pa´mi” y el “mientras no me pillen es legal”. Es triste porque se perdieron muchos empleos que aún no se han recuperado y que a menos que se den cambios decisivos en la forma de dirigir el país, no se podrá volver a contar con la recuperación de estos empleos.

Igualmente se comprobó que el empredurismo no sirvió para llenar las expectativas que se tenían, en una sociedad que demanda regresar a la época de crecimiento y boga de una economía que llegó a estar entre las 5 mejores del continente.

Muchos de estos panameños se han visto forzados a mudarse para vivir con familiares, otros han tratado de subsistir gracias a los famosos “camarones” y otros, se han volcado a participar en la reprochable realización de actos delictivos.

Muchos nos preguntamos si se puede ver la luz al final del camino. Varios contestarán que ni siquiera se ve el final del camino. Otros, que esa luz pudiera llegar por vía de un nuevo gobierno que se instalará el 1 de julio próximo. Lo que si es una realidad es que para muchos lo último que se pierde es la esperanza. Y en ese bote deberíamos montarnos todos. No descalificar a los que se quieren montar en el bote, sino que mas bien, tenderles una mano para que se suban.

Esa misma mano que debemos utilizar para votar de manera inteligente, no solo por la posición de presidente, sino para todos los puestos que se disputarán el primer domingo de mayo, como indica nuestra carta magna. El ser parte de un partido no te da ni te quita honorabilidad, como tampoco te lo da o te lo quita el no formar parte de uno. Hay gente buena dentro y fuera de partidos.

Si nos la pasamos criticando al contrincante eso no significa que votarán por ti. Solo te verás como un acomplejado, odioso y sin falta de ingenio, que te reduces a criticar sin proponer.

Soy de los que han decidido participar y tratar de hacer los cambios desde adentro. Eso no me convierte en alguien que se aleja de los mismos principios y valores que he venido practicando por mas de 40 años. La ética, la honorabilidad y el respeto, seguirán siendo los pilares de esa educación que me dieron, inicialmente esos maestros que nacidos en San Felipe y  en Colón, me dieron la vida y me guiaron por el camino correcto.

Tenemos que recuperar a Panamá. No nos pongamos a experimentar, elijamos a los mejores y participemos de una verdadera fiesta electoral, por el bien de nuestra patria.

 

 

 

 

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