Desde la noche de ayer, he estado recibiendo y/o leyendo en redes sociales,
mensajes donde se expresan negativos, despectivos, insultantes y hasta
hirientes, en contra de personas que ayer votaron a favor del virtual
presidente electo de Estados Unidos de América, Donald Trump.
Quisiera invitarlos a reflexionar sobre este tema, pues de verdad
quienes creemos en la libertad, democracia y la libre expresión, nos resulta
inadmisible, que se expresen así de otro ser humano, por el simple hecho de no
estar de acuerdo con uno o el otro en su forma de pensar o de expresarse.
Uno de los valores fundamentales es y debe seguir siendo el respeto al
derecho y la opinión de nuestros amigos y de los desconocidos. Esa es la
esencia de una democracia, a la cual alegamos defender y la que tanto trabajo,
lágrimas y sangre nos ha costado a muchos.
Las ideologías políticas son debatibles, pero nunca deben zanjar una
amistad o a una familia. Hay varios ejemplos de dignas familias en nuestro
querido Panamá, cuyos integrantes han militando (y algunos siguen militando) en
partidos políticos opuestos, sin embargo al final del día, conviven, se aman y
sobre todo respetan la forma de pensar del otro.
No tolero que hoy, por no haber ganado su candidata favorita, se
expresen de manera que denigren a otros amigos míos, a mi familia o a quienes
trabajaron a favor del candidato ganador.
De hecho, llamar ignorantes a quienes votaron por uno o el otro, no hace
que el resultado de la elección cambie. De hecho, la mayoría de quienes
ejercieron su derecho al sufragio no votaron por el candidato ganador de la
silla presidencial estadounidense (hasta el momento en que se escriben estas
líneas), pero así es el sistema de votación de Estados Unidos y así debe
aceptarse.
Los exhorto a respetarnos entre todos. A no hacer leña del árbol caído,
a no denigrar a quienes votaron con su conciencia y convencidos que hacían lo
mejor para su país. Ojalá los que no favorecíamos al virtual presidente electo,
nos hayamos equivocado y tengamos de vuelta al buen vecino, socio y aliado.
Aprendamos a respetar y a reconocer los resultados del más grande
ejercicio que la democracia tiene y el cual muchos otros países anhelan
recuperar.
¡Que viva la democracia, la paz y la libertad!
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