martes, 25 de octubre de 2016

¿Votar por el menos malo?

                                       


Recientemente vi un escrito en redes sociales que decía, mas o menos, que la próxima vez que alguien me dijera que Yo venía de un "banana republic" les iba a mostrar un extracto del segundo debate presidencial de la nación "mas poderosa del mundo".

Igualmente, ante el cuestionamiento que se le hizo a J.K. Rowling, por opinar sobre la política estadounidense siendo británica, hace poco comenté en redes sociales que el día en que las decisiones que toman los presidentes de Estados Unidos, dejen de afectar al resto del mundo, ese día el resto del mundo dejará de opinar sobre las elecciones y candidatos en esas elecciones.

En esta vuelta, muchas personas pensantes del resto del mundo, tenemos miedo de acercar a uno u otro candidato a los código nucleares que podrían desatar una guerra nuclear, por el simple hecho que no le gustó un tuit de alguna otra persona.

Efectivamente la campaña presidencial ha sido la mas seguida o vista en la historia estadounidense, lo cual ha dejado en evidencia una decadencia notoria en la forma de hacer política en una nación que por muchos años fue el faro de la democracia y la libertad en el mundo.

La política de Estados Unidos siempre se ha caracterizado por la descalificación del contrincante, pero este ejercicio, creo Yo, nunca había caído tan bajo como ha sucedido en esta ocasión.

La diferencia en esta ocasión fue que uno de los candidatos llegó a descalificar a los propios residentes del país, enfocando su discurso principalmente en los denominados “wasp”, personas anti-establishments, wanabes, antidemócratas y mas recientemente en personas con fuertes y estrechas convicciones religiosas.

Hoy vi un video de una señora Gloria Álvarez de Prager University, quien llegó a comparar a los demócratas de estados Unidos, con los gobiernos de países centro y suramericanos; interesante comparación dado el hecho que, excepción hecha de Ronald Reagan, han sido los demócratas quienes han rescatado, económicamente hablando, los desastres que dejan sus contrapartes republicanas.

Yo sigo convencido que es necesario preparar candidatos que se preocupen por el país (no caigo en el populismo de comprar la trillada frase que alguien quiere hacer para el pueblo). Que sean estadistas y no solo gobernantes. Que promuevan y practiquen valores cívicos, éticos y morales. Que sepan rodearse de gente que quieran trabajar para fortalecer la economía del país y por ende de sus ciudadanos, donde haya oportunidades y obligaciones para todos y no sólo para un grupo especial.

Ya en Panamá tenemos la experiencia de votar por le menos malo, de hecho somos expertos en ese tema y créanme que en varias ocasiones, no nos ha ido tan bien. 

Ojalá en todos los países se pueda escoger entre los mejores candidatos con las mejores propuestas y no como sucederá el 8 de noviembre próximo, donde los estadounidenses tendrán que escoger entre los menos malos y los que no van a ganar. Entre quienes están acostumbrados a fracasar en los negocios y quienes no han sido honestos ni con ellos mismos.


¡Hay que aprender a votar a favor de alguien y no en contra de todo!

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