El mundo se durmió anoche con la noticia del fallecimiento de un hombre
que en vida generó todo tipo de sentimientos, paseando a lo largo y ancho del
espectro de sensaciones humanas. El presidente del Consejo de Estado de Cuba,
Raúl Castro Ruz, anunciaba vía Cubavisión la muerte de su hermano el “comandante”
de la revolución cubana, Fidel Castro.
Es interesante que al igual que como vivió, su muerte generó
controversias… En Miami, capital del exilio cubano las calles de la “sawecera” adelantaron
el Carnaval de la Calle 8, ondeando banderas de la isla caribeña y cantando
canciones que terminaban con el grito de “Cuba Libre”. Mientras tanto en La
Habana se decretaban 9 días de duelo nacional, por la muerte del héroe de la
Sierra Maestra y asumo que en los hogares cubanos habría tristeza en algunos y
en otros una callada y escondida felicidad.
Lo que si es una realidad es que Fidel fue quizás uno de los personajes
más emblemáticos e influyentes del Siglo XX. Influyó de una especial manera en
la historia de América Latina y se podría decir que del mundo entero, pues su
huella se sintió desde la antigua Unión Soviética, los Estados Unidos de
América, pasando por el continente africano, Palestina y en nuestra querida
América. Confrontó a 10 presidentes estadounidenses y al embargo económico que
le fue impuesto y fue el eje central de la confrontación que se conoció como la
“crisis de los misiles”, donde el mundo estuvo a un paso de una funesta guerra
mundial.
Exportó su “revolución” de la mano de otros líderes como el “Che Guevara”
y mas recientemente de Hugo Chávez. Hoy esta revolución del Siglo XXI, como la
denominó el dirigente venezolano, ha resultado en el mayor fracaso comunista
avalado por el carismático líder.
Como cristiano, no puedo celebrar la muerte de nadie, pero en mi
corazón debo solidarizarme con todos aquellos que sufrieron y los que siguen sufriendo
bajo el régimen castrista y por efecto cascada por los hermanos venezolanos,
que infortunadamente les tocó el peor pedazo o momento de ésa revolución cubana
y con un liderazgo tan incapaz e ineficiente que da pena.
El mundo se divide hoy entre los que celebran y los que lloran (aunque
creo que estos serán los menos); mañana en el funeral de estado, se verán
muchas caras representativas del pueblo de Cuba, pero siento que no todos reflejarán
la cara escondida en su corazón. Al ser la isla, una de las ciudades del mundo
que alberga mas embajadas de otros países del mundo, asumo que habrá mucha
representación internacional.
Anhelo una verdadera Cuba libre y soberana, donde impere una mejor
justicia social que la que había antes de 1959, pero donde prevalezca la libertad, la democracia y la paz. Donde no haya presos políticos ni fusilamientos. Donde se
mantengan los avances en salud y educación que han logrado, pero donde la
voluntad popular prevalezca y que esta bella isla de nuestro Mar Caribe vuelva
a florecer y progresar como se merece.
Ojalá la muerte del líder cubano tenga una incidencia en el camino que
recorren nuestros hermanos de Venezuela en busca de su dignidad, su libertad y una
verdadera democracia.
De la misma manera, espero que los dirigentes venezolanos logren
erradicar el cáncer del comunismo que hoy carcome al país más rico de Latinoamérica
y que los viejos políticos entiendan que fueron ellos quienes construyeron esa
tarima desde donde empinó Chávez para iniciar el descalabro que hoy sufren nuestros
hermanos venezolanos.
Ha muerto Fidel Castro… ¡La historia definitivamente lo juzgará!
Excelente artículo. Realmente fue un líder controversial, que en los años 60 fue muy amado como la esperanza y que hoy, pasará a la historia como un hombre egolatra, dictador y asesino de muchas personas cubanas y venezolanas. El poder y su narcisismo le hizo brotar de su sombra lo peor como ser humano: la violación del derecho a la vida por el placer de sentirse poderoso y quedarse en ese poder.
ResponderEliminar