El pasado 1 de enero el país se
levantó, de cierta forma esperanzados en el informe que, tradicionalmente,
pronuncia el presidente de la república a la nación.
Hago el comentario de
esperanzados, pues en los primeros 6 meses de gestión, si bien es cierto se han
notado algunos cambios sustanciales, no se ha visto el “mentao chen chen” que
fue el eje de su campaña política. El país ha tenido unos 2 o 3 meses muy
complicados, por decir lo menos, en especial el mes de noviembre. Los números
de diciembre aún no se han compartido, por lo que seguimos confiando en que el
último mes del año ayudó a emparejar la cosa un poco.
El discurso del presidente se ciñó dentro de
su estilo, donde enviaba mensajes específicos, no solo al pueblo sino a ciertos
funcionarios, casi que con nombre propio. Su discurso debió haber incluido un
desafío a los diputados para que legislaran sobre el tema de las botellas que,
según lo que destacó el primer mandatario, cercenan la capacidad del estado de
ser mas eficiente y profesional.
Un llamadito de atención para
quien redacta en presidencia, no existen minusválidos ni impedidos y los
términos ciego, sordo o mudo, no son necesariamente la mejor forma de referirse
a quienes debemos procurar su integración a la sociedad. En la realidad, las
personas con algún tipo de limitación son mas eficientes, mas puntuales y mas
productivos que muchos otros que están en esas posiciones por el simple hecho
de haber caminado durante una campaña electoral.
No con esto apadrinamos a
quienes, escudados por alguna enfermedad específica, se escudan detrás de éstas
y se consideran intocables. Ahí hay una gran posibilidad de legislar en favor
del bien común. Si alguien no hace el trabajo de acuerdo a su capacidad y para
lo que fue contratado, no debe “hacer fila” para no hacer nada y devengar un
salario “encorbatado” como se dice en la hermana Colombia.
Durante la inauguración de las
sesiones de la Asamblea Nacional, algunos notamos un letrero que desplegaba un
diputado, exactamente frente al podio principal. En él se leían 3 “mensajes”
que, sinceramente no entiendo por qué estaban en ese lugar porque, el mal
imitador del líder de la coalición Vamos, debía de saber perfectamente que él
tiene el derecho y la obligación de presentar a la consideración de sus
colegas, ya sea en 1er o 2° debate sus opiniones, aportes y sustentaciones a
las mismas. Creo que, si buscaba “taquillar”, e<l tiro le salió por la
culata.
Sin embargo, aprovecho esta
“curul” para compartirle al diputado algunas preguntas que le pueden servir de
base para sus próximas intervenciones, ya sea en las comisiones o fuera de
ellas.
Primero: ¿Por qué Panamá debería
tener la menor edad para pensionarse? Ojo, según nuestra legislación una cosa
es pensionarse y otra jubilarse; pero él ya debería saber esto, ¿verdad?
Segundo: ¿ha investigado el
diputado cómo se maneja el SIACAP y los fondos allí depositados? ¿Es que
sugiere que el estado no puede manejar correctamente fondos? Le sugiero
proponer una forma para que los fondos pertenecientes a la CSS sean invertidos
de manera tal que produzcan réditos superiores a los que hoy devengan sentados
en cuentas de ahorro o a plazo fijo en los bancos estatales. Los que tenemos
nuestras reservas en fondos de pensión devengamos en ocasiones hasta 4 o 5
veces lo que devengan los de la CSS, por la camisa de fuerza que los tiene
amarrados.
Tercero: Si persigue garantizar
pensiones dignas y buen servicio de salud, ¿por qué no promueve legislación que
vaya en ese sentido? ¿Por qué no generar iniciativas legislativas que vayan en
este sentido? Inclusive sugiero agregar la capacitación en valores cívicos,
éticos y morales, en temas como servicio al cliente y de excelencia en la
búsqueda del personal médico y administrativo.
Hacerse eco del lado de quienes
nunca proponen, pero siempre tienen una objeción a todo, es colocarse del lado
equivocado diputado. Si lo que busca es conseguir votos, solo le recuerdo que
ese lado del río ha fracasado estrepitosamente cada una de las ocasiones en que
han tratado de que “el pueblo” les compre su mensaje.
Repito un mensaje que compartí
algunos artículos atrás: Señores diputados, la Caja del Seguro Social no es del
gobierno ni de los empresarios. Es de todos los que aportamos. Tenemos que
quitarnos esa mentalidad que, como es una institución pública, podemos y
debemos abusar de ella. A sus funcionarios, ustedes son el reflejo del servicio
que brindan. Uno que debería ser de excelencia, de servicio espontáneo y de
orgullo. Hay varios de ustedes que así lo hacen y se sienten satisfechos por
ello, lo ideal sería que el resto los imiten.
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