Cuando se produjo la elección de
Donald Trump como el próximo presidente de los Estados Unidos de América,
surgieron una cantidad de conjeturas sobre cómo sería el nuevo gobierno que
inicia el próximo 20 de enero de 2025.
Para algunos no había duda que
empoderado, al prácticamente tener el control de los 3 órganos del estado,
gobernaría a sus anchas casi que rayando en el autoritarismo que lo ha
caracterizado, tanto a él como a varios otros dirigentes tanto de izquierda como
de derecha en varios países alrededor del mundo.
Sus primeras designaciones no
arrojaron sorpresa alguna, inclusive la de algunos de sus postulados a
importantes cargos, que optaron por declinar a estas designaciones ante el
seguro rechazo de hasta sus propios copartidarios. Destaco que no han sido
pocas las críticas que han venido saliendo a la luz pública, por la baja
calidad de postulaciones anunciadas por el nuevo presidente.
Uno de estos anuncios fue el que
hizo vía la red social X, donde anunciaba la posible designación de Kevin
Marino Cabrera, un joven de ascendencia cubana, que tiene un título de la misma
universidad donde se graduó la ex presidenta de Panamá Mireya Moscoso y que
ejerce como Comisionado en el Condado de Miami Dade en la Florida y que, su
hoja de vida, no tiene experiencia diplomática alguna, lo cual había sido una
tradición de sus antecesores.
Este anuncio se produjo en medio
de una polémica por las declaraciones del propio Trump cuando, basándose en
algunas imprecisiones, aseguraba que la República de Panamá, “estafaba” a los
Estados Unidos de América, refiriéndose a las tarifas que se deben pagar por
cruzar el Canal de Panamá.
Como es conocido, el próximo
presidente de EEUU aseguró que se les cobra tarifas exorbitantes a los barcos
estadounidenses. Lo extraño es que las tarifas para cruzar el canal no se rigen
por la bandera que porta, sino que son negociadas y anunciadas de forma pública
por igual para todos. Pero mas curioso es que la gran mayoría de los barcos que
tocan puertos estadounidenses no portan la bandera de las rayas y las
estrellas.
Como ha sido su talante, profirió
una amenaza que para muchos no tiene fundamento, cuando amenazó con exigir la
devolución de la vía interoceánica si no se les reducían estos costos. Lo mas
curioso es que la única forma en que esto tendría alguna forma de suceder, es
que invadieran y se apropiaran de esta pequeña nación que es el eslabón que une,
no solo al continente americano, sino que al mundo entero.
Su intervención fue frente a una
multitud de seguidores de su “movimiento” MAGA que son las siglas de Make
America Great Again pudiera explicar
de alguna manera el “sin sentido común” expresado. Este tipo de audiencia es la
misma que aplaudía la supremacía de los hombres de raza blanca y que los
miembros del KKK “no eran tan malos”. Por consiguiente, considero que no
debería sorprendernos este tipo de declaraciones.
En la realidad lo que percibo es un
cierto nivel de preocupación por la penetración de China, no solo en Panamá
sino en varios países de Latinoamérica. Pero aseverar que los chinos son
quienes manejan el Canal de Panamá, podría verse como una declaración sin base
alguna y totalmente falsa. Irónicamente fueron los propios republicanos quienes
se alejaron de sus vecinos de continente hacia el sur.
Lo que mas me llama la atención
es que hay panameños, no solo residiendo en Estados Unidos de América, sino en
Panamá, que defienden y promueven que los estadounidenses regresen a manejar un
canal que, en su historia, nunca había operado de mejor manera, con menor
accidentabilidad y produciendo mayores beneficios económicos para todos, que
durante los 25 años que ha estado siendo operado por manos panameñas.
Por el otro lado, en redes
sociales ha surgido otro grupo que aduce que 5 familias eran las únicas que se
beneficiaban del canal antes que fuera operado y para el beneficio de los
panameños. La verdad es que el papel aguanta todo lo que se quiera escribir.
Antes que el canal fuera dirigido y administrado por panameños, los montos
recibidos por Panamá eran ridículos, si lo comparamos con los mas de 2,000
millones de dólares anuales que se reciben hoy en día.
Los panameños hemos demostrado
nuestro profesionalismo y diligencia para manejar la mas importante ruta
interoceánica de la región y ha servido para el desarrollo de una
infraestructura portuaria envidiable en todo el continente, ligada a una
poderosa industria logística que ha ido caminando de la mano del desarrollo y
engrandecimiento de nuestro canal.
Si se dice que “los beneficios
del canal” se deben traducir en donaciones de comida, bloques, techos, etc. es
pensar en chiquito. Es pensar en una sociedad reducida y desligada totalmente
de una realidad nacional. Si bien es cierto el canal cruza el istmo entre las
ciudades de Colón y Panamá, sus beneficios inciden en todo el país. El Canal de
Panamá es un símbolo de identidad para los panameños, en la misma línea que
Roberto Durán, Rubén Blades, Adán Ríos, Mariano Rivera, Erika Ender y tantos
compatriotas que nos han llenado de tanto orgullo en los últimos años.
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