martes, 27 de septiembre de 2016

ROPITA DE DOMINGO

Hace no tantos años atrás, escuchaba a mi mamá y abuela decir que “había que ponerse la ropita de domingo” pues íbamos a la misa y luego a almorzar a un buen restaurante y si teníamos suerte, visitaríamos a algún tío y nos divertiríamos con los primos.


¿Qué significaba ponerse la ropa de domingo? Usualmente, uno guardaba sus mejores prendas para lucirlas el domingo o los días de “fiestas”.

Hoy pareciera que estamos caminando exactamente hacia el otro extremo. Si bien es cierto siempre he creído que utilizar el saco y corbata durante el día y durante la semana, es una herencia extrapolada que no se compadece con el cálido y húmedo clima del que disfrutamos en Panamá, también es cierto que en la época de mis abuelos, era muy común vestirse con toda la ropa de blanco, excepto la corbata. Las damas se vestían elegantemente pero con trajes largos o por lo menos debajo de la rodilla.

Pinto todo este escenario, pues me llama la atención que cada vez se relaja mas la forma de vestir, de jóvenes y de los no tan jóvenes, hasta rayar en la falta de respeto por el lugar y/o las personas con quienes nos reunimos. Es común ver a personas de edad madura ir a misa en iglesias en las ciudades, en pantalones cortos (a veces rotos), camiseta sin cuello y sandalias, como cuando uno va a la playa o como si tuvieran 9 o 10 años.

Por otro lado, me ha tocado ver a jóvenes llegar en blue jeans rotos (o rasgados) con una camiseta manga corta y sin cuello a bodas, sepelios y quinceaños, eventos estos donde anteriormente, uno debía guardar algún tipo de recato.

Igualmente critico a las entidades o instituciones de carácter oficial donde prohíben el ingreso de personas vestidas de una manera u otra. Si estas instituciones deben servir a quienes les pagan su salario, ¿cómo se le podría prohibir el ingreso a alguien que va a demandar un servicio en especial?
Ojalá en Panamá la costumbre fuera el utilizar guayaberas o elegantes camisas manga corta en lugar del tan impopular saco y corbata o trajes sastres. Inclusive he visto escuelas secundarias que le exigen a sus estudiantes lucir una corbata y manga larga. Por favor, vivimos en un país tropical, donde predomina el calor y la humedad, donde nunca hace frío (excepto cuando uno se mete al cine o algunos restaurantes).

Si los banqueros quieren seguir usando la vestimenta que emula a sus pares de Europa y Estados Unidos de América, pues allá ellos, pero que estudiantes se vean obligados a ello, ¡hágame el favor!
Sintámonos orgullos de nuestras costumbres y tradiciones. Luzcamos ropa holgada, fresca y de manga corta, cuando sea posible y no encasillemos al grueso de la población a tratar de parecer lo que no somos.


Y los domingos, luzcamos con igual orgullo la ropita “de lujo” para visitar la iglesia, el restaurante, el cine o a divertirnos en casa de los tíos o abuelos.

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