domingo, 12 de abril de 2015

Mi balanza (Cumbre de las Américas - Panamá 2015)

Se acabó la Cumbre de las Américas y al igual que todo, habrá ganadores y perdedores, en muchos casos depende de quién lo diga o escriba. Por eso dependerá hacia qué lado se incline la balanza. Yo trataré de ser lo más neutral posible, aunque por mucho de lo sucedido me cueste.

A mi juicio el gran ganador fue Panamá, esa bella tierra que me vio nacer y de la cual me siento tan orgulloso. Como dijeron los mandatarios que nos visitaron, el gobierno y en especial el pueblo de Panamá, ganaron imagen, visibilidad, credibilidad y nos volvimos a proyectar como una tierra donde se hacen buenos “cocinados” y se promueve la paz. La exposición que conseguimos por unos cuantos millones, es inmensurable. Como dijo Caracol Televisión: ¡Panamá es América!

Ganó América, pues todos los países se pudieron sentar en una mesa a decir, lo que ellos mismos en varios casos, no permiten que se les diga en sus propios países. El sueño del libertador se cumplió y ¡de qué forma!
Otro ganador, a mi juicio fue el presidente de los Estados Unidos de América, quien se lució con una diplomacia poco tradicional para un estadounidense; aparte de conseguir acercar al coloso del norte a la región, recompuso su relación con su contraparte suramericana Brasil, quienes se habían distanciado por haber sido éstos último espiados por los primeros. Se reunió exitosamente con el grupo de países centroamericanos y con los del CARICOM. En fin, EEUU salió airoso como la potencia dominante de la región, el respeto y aprecio de muchos países, cosa que infortunadamente habían perdido gracias a las actitudes equivocadas de su antecesor.

Otro ganador, fue el presidente boliviano Evo Morales. Un hombre inteligente, que se supo manejar y que dijo y se proyectó como quiso. Un hombre convencido de su ideología y amigo de sus amigos. Me pareció una persona sincera y que cree en lo que dice. Se reunió con sus grupos afines ideológicamente y hasta 6 goles le metió a sus “compañeros” en el juego amistoso de fútbol en que participó; interesantemente, fue de los pocos dirigentes que visitó el canal y hasta abrió compuertas.

Tanto la primera ministra de Jamaica, el presidente de Perú, así como el de Uruguay, pronunciaron discursos valientes y que marcaron territorio. Se destacaron de la mayoría.

El presidente de Colombia formuló, a mi juicio, una de las principales propuestas de la cumbre, siendo esta, la creación de la Red Interamericana de la Educación. El apoyo unánime que recibió para el proceso de paz fue solo superado por la reconciliación cubano-norteamericano. Esto no debe haberle gustado a un pequeño sector que lo adversa en su propio país. Si no hubiera sido porque al principio parecía un “yo-yo” tirándose el mismo flores, hubiera sido uno de los mejores discursos de las plenarias.

Del lado de los perdedores hay igualmente varios mandatarios y aquí es donde trataré que no se me salga el cobre, pues mi historia y trayectoria de democracia y valores está luchando contra la objetividad, integridad y responsabilidad que me obliga este escrito.

Hay que iniciar por la presidenta de Argentina. No sé si alguien le entendió algo de lo que dijo, pues parecía una manda de santo en procesión de Portobelo (dos pasos para adelante y uno para atrás). Llegó tarde, se bajo del avión entrada la noche con unos lentes oscuros que quien la veía podría pensar que estaba llegando a una playa al mediodía, pero bueno.

Otro perdedor fue el presidente de Ecuador. Cómo puede un dirigente vanagloriarse de no permitir la libertad de expresión porque lo que dicen los medios opositores no le complace. Trató de dar clases de historia, sin embargo no le fue tan bien.

Y el gran perdedor fue definitivamente el presidente Maduro de Venezuela. No solo vino con el ánimo de “robarse el show”, sino que creo que, sinceramente, pensó que le podría robar protagonismo al encuentro Castro-Obama. El repudio de su propio pueblo se hizo eco en toda América, con el “cacerolazo” que le propinaron venezolanos y panameños que de esa manera manifestaban su repudio a un gobierno ilegítimo e impopular. Inmiscuirse en los asuntos internos, apropiándose de funciones del gobierno  panameño para luego criticar la intromisión en el suyo, tampoco le quedó bien. Y la tapa del coco es que el presidente Obama no le dedicó más de 10 minutos en un pasillo, a pesar de todo lo que vociferó.

¿Ustedes se imaginan lo elegante y con talla de estadista con que hubiera quedado, si en lugar de haberse puesto a gritar boberías en la plenaria, hubiera anunciado la liberación de todos los detenidos por razones políticas que están en las cárceles de esa querida Venezuela?

Perdedores, los canales de televisión locales. De verdad que, con raras excepciones, daban vergüenza. Desde sus directores para abajo. Me cuesta entender como la salida de un avión (no importa quien vaya a bordo) sea más importante que el discurso de un mandatario. Algunos de los reporteros se proyectaron como improvisados y con una falta de cultura impresionante. Tienen mucho que trabajar.

Agrego un comentario sobre el incidente con el camarógrafo de un canal de tv; cuando trabajábamos para las grandes cadenas internacionales en situaciones más complicadas y peligrosas que las que se viven ahora, detrás de nuestros carnets de identificación decía claramente, que nos comprometíamos a cumplir las leyes y disposiciones que establecieran las autoridades. Lo demás queda para la imaginación.

Una lástima que un grupito de personas hayan tratado de deslucir el Foro de la Sociedad Civil haciendo exactamente, lo que tanto su propio gobierno ha criticado por tantos años, la exclusión. El trabajo de la sociedad civil panameña es digno de aplaudir.

Para resumir, felicito al presidente Varela que se proyectó de una manera espectacular, balanceado y con talla de estadista. Igualmente a la vicepresidenta De ST. Malo, quien supo guardar su lugar y quien con sus intervenciones en los foros demostró el valor que tiene. Nuestro ministro de seguridad logró que, salvo un par de incidentes, la ciudad mantuviera una envidiable calma y seguridad. El ministro de turismo tiene ahora una gran labor por delante para capitalizar en todo lo bueno que se dejó ver.

Panamá lució sus mejores galas no hay dudas. Felicito al pueblo panameño que supo guardar su compostura y su mejor comportamiento. Le dijimos al mundo que somos un pueblo de paz, que nos gustan los buenos negocios y sus visitas a esta bella tierra que unió al continente y que hoy se proyecta como líder de crecimiento.

Nos toca ahora velar por que se cumplan los acuerdos de la cumbre y muy en especial el fortalecimiento de la sociedad civil y el de la mejor inversión que pueden hacer los pueblos: La Educación, denominador común de todos los foros realizados.


Como dice la canción: ¡Y que Viva, Viva Panamá!

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