lunes, 19 de mayo de 2014

Panamá, entre el crecimiento y la desigualdad

Panamá, entre el crecimiento y la desigualdad

Juan Carlos Varela –quien asumirá la presidencia el próximo 1 de julio- hereda un país que crece al 8%, pero al que la inflación y el alto costo de la canasta básica ponen en alerta. El análisis de Daniel Zovatto, en entrevista con E&N.

"El Presidente electo deberá modernizar y fortalecer la institucionalidad democrática", afirma Daniel Zovatto, director de IDEA Internacional. (Foto: Archivo)

Por: estrategiaynegocios.net

Juan Carlos Varela, del Partido Panameñista, actual vicepresidente y exsocio de fórmula del presidente Martinelli, se impuso el pasado 4 de mayo en las elecciones presidenciales de Panamá, con el 39% de los votos. La participación ascendió al 76,7%.
“Con Varela y su partido aliado, el Partido Popular (PP), continúa la típica alternancia del poder en Panamá (vigente desde la crisis de 1989) y cae el temor de los que aseguraban que el país estaba a las puertas de una reelección indirecta después de que José Domingo Arias (ex ministro de Martinelli) se hiciera acompañar en la nómina por Marta Linares como vicepresidenta, la esposa del actual presidente”, explica Daniel Zovatto, director regional de IDEA Internacional para América Latina y el Caribe.
Este 39%, si bien marca una diferencia importante tanto del segundo lugar (8%), como del tercer lugar (11%), está lejos del resultado obtenido por sus antecesores. Martinelli obtuvo el 60% de los votos en la pasada elección del 2009, y tanto Mireya Moscoso, como Martin Torrijos (presidentes electos en 1999 y 2004, respectivamente) habían obtenido apoyos por encima del 40%.
Para Zovatto, “esta elección constituyó una suerte de referéndum sobre la propuesta continuista de Martinelli. Varela, gracias a una campaña inteligente basada en tres temas: agua, comida y seguridad, y un mensaje claro: mas dinero en tu bolsillo, logró posicionarse como su principal opositor, se benefició del voto protesta y le ganó la partida a favor de la alternancia”.
Crece economía, apenas baja pobreza
En el último lustro, Panamá experimentó un rápido crecimiento. Desde 2009, la economía ha crecido a un promedio anual de 8%, el doble del promedio de América Latina.
Sin embargo, la pobreza ha disminuido más lentamente, de un 33% en 2009 a 27% en 2013. Además, el país acusa graves carencias en materia de desarrollo humano (agua potable, salud, educación, vivienda) y pese a tener el PIB per cápita más alto de la región centroamericana es también uno de los países con los niveles más altos de desigualdad (coeficiente de Gini de 0.53).
Para este año, CEPAL pronostica una leve desaceleración de la tasa de crecimiento económico: 7% (dos veces y media el promedio de la tasa de crecimiento que la misma CEPAL proyecta para América Latina,que es de 2,7%). Producto de este alto crecimiento la tasa de desempleo cayó al 4%. Sin embargo, debido a la alta inversión extranjera y al alto gasto público, la inflación subió y la canasta básica aumentó un 27% durante la administración de Martinelli. Esta es la principal queja de la ciudadanía, junto al problema de la inseguridad.
“Con su voto –afirma Zovatto–, los panameños más que haber dirimido una disputa ideológica entre dos fuerzas políticas antagónicas (de hecho en las elecciones del 2009 fueron socios), expresaron su rechazo al estilo del presidente Martinelli, caracterizado por ser autoritario y concentrador del poder”.
De acuerdo con el analista, otro factor que jugó en contra del oficialismo es la grave carencia que padecen amplios sectores de la población en temas como el abastecimiento de agua potable, escasez de vivienda, inseguridad ciudadana y, sobre todo, el alto precio de la canasta básica. “Estos importantes déficits, junto a las recurrentes y graves denuncias en materia de corrupción, explican en gran medida el voto en contra de la continuidad de Cambio Democrático”, asegura.
Grandes retos
Pero el claro triunfo de Varela en la rama ejecutiva no se vio correspondido en la Asamblea Nacional, lo cual trajo como resultado un gobierno dividido, es decir un presidente que no tiene mayoría propia en el Congreso.
La alianza Unidos por el Cambio, compuesta por el Partido Molirena y el Partido Cambio Democrático (CD, partido de Martinelli) fue la que obtuvo el mayor número de curules (32), seguida del PRD (25) y, en tercer lugar, la coalición de Varela (Panameñista y Partido Popular), con únicamente 13 diputados y 1 de libre postulación. Pero estos números podrían cambiar ya que en los últimos días varias curules han sido impugnadas ante el Tribunal Electoral, la mayoría en contra de CD, por supuesto uso indebido de recursos del Estado para hacer proselitismo; situación que llevó a Martinelli a acusar a Varela de querer manipular el resultado final de las elecciones.
Para Zovatto, “la actual distribución de las fuerzas parlamentarias obliga a Varela a buscar acuerdos con el PRD (negociaciones que ya han iniciado), para evitar que Martinelli permanezca con el control del Legislativo y, desde ahí, le complique la gobernabilidad. Varela necesita contar con una solida mayoría parlamentaria para poner en marcha, rápidamente a partir del 1 de julio , la ambiciosa agenda de gobierno que prometió durante su campaña y que reiteró en sus primeras declaraciones como presidente electo”, explica el experto.
La voluntad de frenar la especulación de precios (para bajar la inflación y el alto costo de la canasta básica de alimentos), la lucha frontal contra la corrupción y la vigilancia por la independencia de las instituciones fueron los tres pilares en los que Varela basó su campaña, logrando con ello despojarse de su imagen de socio y colaborador de Martinelli al inicio de este Gobierno, para proyectarse como el principal opositor y una alternativa real a los intentos de continuismo del oficialismo.
En este sentido, el presidente electo expresó que a partir de su primer día en la Presidencia (1 de julio), firmará un decreto para congelar el precio de 22 productos de la canasta básica. “Esta promesa ha generado una fuerte reacción de algunos críticos que consideran que medidas de esta naturaleza (similares a las que se están aplicando en Venezuela y Argentina) no solo no resuelven el problema sino que terminan agravándolo”, dice el director regional de IDEA Internacional.
Varela aseguró asimismo en sus primeras declaraciones que el principal legado de su gobierno será “dejar una democracia funcional al servicio del pueblo”. Para ello, a juicio de Zovatto, deberá cumplir en el mediano plazo con los principales objetivos de su ambiciosa agenda, en especial: “Mantener las altas tasas de crecimiento económico y la capacidad de ejecución que deja Martinelli como principal legado, mejorar la eficiencia del Gobierno, expandir y mejorar la eficacia de los programas sociales para los más pobres, así como lograr mejorar la cobertura y calidad de la educación incluida la bilingüe. También una parte central de su Gobierno será la lucha frontal contra la corrupción. Cabe recordar que, según el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional (2013), Panamá se ubica en el puesto 102 en un ranking de 177 países”.
Otra tarea titánica será la de garantizar la plena separacion e independencia de los poderes publicos. “Existe hoy un amplio consenso nacional sobre el debilitamiento que han sufrido la mayoría de los poderes públicos y los órganos de control durante la gestión de Martinelli”, apunta Zovatto. En ese sentido, “existe la esperanza” de que con las designaciones estratégicas que Varela debe hacer antes del 31 de diciembre de 2014, “se logre asegurar la plena autonomía de los poderes públicos y el fortalecimiento de los organos de control, mejorando de este modo la calidad de la democracia panameña”.
Varela solicitó, nada más resultar elegido, la renuncia a varios de los altos funcionarios de mando que fueron nombrados durante la administración Martinelli. Pero para ello deberá contar con el apoyo de los votos del PRD. Expresó, asimiso, su deseo de auditar todas las obras construidas en la gestión de Cambio Democrático para investigar si hubo lesión patrimonial.
“Todas estas medidas, obviamente, aumentan el riesgo de un mayor enfrentamiento entre Varela y Martinelli, quien si bien no logró imponer el continuismo de su gestión en el Ejecutivo, ha cosechado un amplio respaldo en la elección legislativa, constituyéndose en la principal bancada de la Asamblea Legislativa”, comenta Zovatto.
El presidente electo también deberá modernizar y fortalecer la institucionalidad democrática. En este sentido Varela ha manifestado su interés de reformar la Constitución de 1972 y entrar en un proceso profundo de reformas político-electorales. Para Zovatto “estas reformas son prioritarias, ya que si bien Panamá es una de las economías más competitivas de la región (la segunda después de Chile según el Índice del Foro Económico Mundial), el pais posee una institucionalidad débil y poco transparente”.
A juicio de Zovatto, “la tarea que Varela tiene por delante es enorme. Su principal reto será cumplir sus promesas de campaña y estar a la altura de las expectativas que existen sobre su gestión”. Y advierte: “Un entorno internacional menos favorable y los retrasos en la ampliación del Canal (se estima una caida de 2600 millones de dolares en las proyecciones de aportes del Canal entre 2015 y 2018) exigirán a Varela, si desea mantener las altas tasas de crecimiento de los últimos años, ejercer una férrea disciplina fiscal para evitar el incremento de la deuda, que se disparó durante la gestión de Martinelli. Por otra parte, y considerando la limitada fuerza parlamentaria con que cuenta, deberá cerrar rápidamente acuerdos con el PRD que le garanticen la gobernabilidad suficiente para llevar adelante un programa de gobierno con fuerte énfasis social, pleno respeto a la institucionalidad democrática y lucha frontal contra la corrupción”. 

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