viernes, 26 de junio de 2009

La quinta pata del gato

Publicado en LA ESTRELLA DE PANAMA, el sábado 26 de junio de 2009.

Opinión Los panameños nos hemos distinguido por muchas cosas a lo largo de nuestra honorable existencia. Somos una “raza” de lo que yo he denominado “isleños”. Gente sana, fresca, sin complicaciones que no se trepan a la palmera a bajar la pipa para tomársela, sino que esperan a que se caiga, total, ¿para qué tenemos que apurarnos, verdad?

Por alguna razón que desconozco, durante la última década, algunos medios han dado un giro en la forma como se hace periodismo en Panamá, donde se han convencido (y aparentemente han convencido a una gran cantidad de gente) de que el buen periodista es aquel que debe criticarlo todo y que sin importar quién es el gobernante de turno, hay que recriminarle cualquier cosa, pues nada lo hace bien.

Peor aún son aquellos que nunca en su vida han caminado una calle para, ya sea hacer campaña política o para conocer cuáles son las verdaderas necesidades de nuestra gente, pero son eruditos en lo que se debe hacer para “mejorar el país”. Son aquellas personas que se consideran “catedráticos” en lo que debe hacer el próximo presidente, diputado o alcalde, pero en su vida han ido a visitar (ni siquiera para hacer una donación) un orfanato, comedor popular, centro de salud o COIF (a lo mejor tampoco saben lo que esto significa).

No, éstos no es que sean parte de ése grupo de personas (por no decirle partido) que son de los que todas las mañana al levantarse y cepillarse los dientes, se insultan ellos mismos, pues no están contentos con nada ni con nadie. Pero podrían aplicar para sumarse?

Lo que me cuesta entender es que haya personas que ni hacen ni dejan hacer. Son los que no solo le buscan la quinta pata a su propio gato, sino que como malos perdedores, se la buscan al gato del vecino también, solo para poder comparar. Son los que, como buenos panameños, nos da envidia que el césped del vecino este más bonito que el propio, pero en vez de trabajar para mejorar el de uno, prefieren llevan al perro (o al gato famoso) a que haga sus necesidades para dañar el del vecino.

Me da la impresión de que esto es lo que ha pasado con el caso del alcalde electo de la ciudad capital, Bosco Ricardo Vallarino. Me van a tener que disculpar mi ignorancia, pero cuando él presentó su documentación para aspirar al cargo, nadie dijo que algo le faltaba o le sobraba. Cuando pasó la fecha para impugnar la referida candidatura, nadie dijo que había nada que impugnar. Pero ahora que resulta ganador, entonces saltaron los “conocedores/genios/eruditos/catedráticos” a decir que él tiene impedimentos para poder cumplir la voluntad popular.

El último rey moro en España, al perder su última batalla, lloró amargamente. Su madre lanzó entonces la célebre frase: “No llores como niño lo que no supiste defender como hombre”. Aquí podría caber una analogía con el ruedo político, ¿no les parece? La verdad es que éste no es el momento de buscarle la quinta pata al gato capitalino.

Compatriotas, ésta es la hora de trabajar por el país, por la provincia y por la ciudad donde vivimos y donde queremos que nuestros hijos vivan. Si la gran mayoría de ciudadanos de Panamá dijo que querían que Bosco Ricardo fuera el alcalde, ¿no les suena ridículo pretender que una, dos o tres personas puedan estar por encima de ésa mayoría?

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