lunes, 30 de marzo de 2009

¿Quién escucha el pueblo?

¿Cuando un pueblo habla, quien escucha? Pareciera que ésta pregunta pudiera ajustarse a varios países del mundo. Si la juntamos a la que dice que “cada pueblo tiene el gobierno que elige” refiriéndose tal vez al hecho que los pueblos deben sufrir las responsabilidades de los gobernantes que eligen, el presagio no es el mejor…

Esta semana tuvimos la desgracia de ser testigos de la dantesca escena de terror que la organización criminal Al-Qaeda (me niego a considerarlos sólo como terroristas) nos ofreció en la madre patria España. Una combinación de rabia, frustración, miedo e impotencia circuló entre los españoles y los ciudadanos del mundo que vimos con horror como cientos de hombres, mujeres y niños inocentes, eran asesinados por personas que no tienen el menor respeto ni valoran la vida humana.

Todo ser humano que se valore no puede hacer otra cosa que condenar éste ataque en una población civil, que no sólo criticó sino que condenó abiertamente la participación de España en una guerra sin sentido, sin razón, sin respeto, una vez mas por la vida. Los españoles gritaron, marcharon y se manifestaron masivamente en contra de la decisión del presidente José M. Aznar de participar una cruzada sugerida por un hombre cuyas intenciones reñían mucho de las de “encontrar las armas de destrucción masiva” de las cuales supuestamente tenía pruebas de existencia y peor aún de su uso inminente; (todavía las están buscando).

Lastimosamente Aznar no escuchó a su pueblo. No quiso oír el clamor que le pedía no exponer a España y a los españoles a un riesgo innecesario. ¿Y quien pagó los platos rotos? ¡Lastimosamente al pueblo! Pero los pueblos están dejando de ser dóciles y mudos. El pasado sábado el candidato por el Partido Popular, Mariano Rajoy, acusó a quienes se manifestaban fuera de las oficinas de su partido, demandando respuestas “creíbles” a las interrogantes que justamente todos tenemos sobre los autores del atentado de la Estación de Atocha, de estar violando las disposiciones electorales y que estaban utilizando los sucesos para perjudicarlo en las urnas. Que tristeza, !debe estar viviendo en otro planeta!

El resultado no se hizo esperar, este pasado domingo, el pueblo español “le pasó la factura” al presidente Aznar y a su desacertada decisión de no escuchar a su pueblo. El partido oficialista perdió una cómoda y casi segura victoria y terminó “perdiendo” en un segundo lugar tra el PSOE.

Ojalá y los gobernantes españoles y, para los efectos, los de todo el mundo, en especial los de Panamá, aprendan a escuchar al pueblo. No a ésa minúscula parte del pueblo que los adula y les dice que todo esta bien, no a ése pueblo que mientan en sus declaraciones y discursos, sino al pueblo de a pié, el que no puede hablar o escribir, el que muchas veces se manifiesta en callado o en pequeños grupos por miedo a retaliaciones.

Panamá necesita tener un nuevo perfil de gobernantes. Gente joven que quiera a éste dolido y necesitado país. Que como la gran mayoría, haya tenido necesidades, que cuente con una familia sólida, que haya aprendido a respetar y a valorar las opiniones de todos, sin distingos de raza, origen, género, clase social o religión. Gobernantes que quieran construir un nuevo tipo de país, junto con ése pueblo que lo eligió y que le reclamará el día que lo deje de escuchar.

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