A veces uno sabe por dónde empezar a expresar lo que siente. Hoy, por ejemplo, podríamos analizar el comportamiento y actitud de personas como el presidente estadounidense. No soy sicólogo, pero desde afuera podemos percibir que no es una persona racional y si lo fuera, está haciendo todo lo posible para que lo vean como lo contrario. Pero lo que hace esta fundamentado sobre una base, cuyo fundamento desarrollaremos mas abajo.
Podría decirse lo mismo de dictadores como Maduro, Ortega, Díaz Canel, Bukele y mandatarios electos como por ejemplo Milei. Para todos ellos hay una frase que se les podría aplicar por igual: “Si mis derechos no son iguales a los tuyos, entonces lo que tengo son privilegios”. Y aprovecho para recordar mi trillada frase: “Populismo de izquierda o derecha es igualmente malo”. Y sus comportamientos también tienen la misma base que la del coloso del norte.
Si seguimos haciendo un análisis de lo que hemos venido
viviendo en los últimos días, no termino de entender cosas como que al alcalde
capitalino le dicen que no puede multar a quienes se estacionen sobre las
aceras, pero nadie hace nada al respecto y las aceras hoy, donde hay, no pueden
ser usadas por sus supuestos usuarios, los transeúntes. Ahora, me pregunto yo
si un puesto de comidas, con todos los permisos de operación que establece la
ley, ¿puede ofrecer sus servicios estando sobre una acera? Si no puede, ¿quién
lo multa? ¿La ATTT, el MINSA, la alcaldía o el MICI?
El sindicato que agrupa a los obreros de la construcción
convoca a sus afiliados a una manifestación sobre la Ave. Balboa, porque, según
ellos los diputados no les hicieron caso con respeto a sus absurdas propuestas
para atender el problema del programa de IVM de la CSS; los protestantes se
toman las calles, impidiendo el paso de quienes quieren ir a trabajar y ganarse
su sustento. Llega la Policía Nacional tratan de despejar la vía y ante la
violenta reacción de los manifestantes, los policías responden con gases
lacrimógenos.
Los obreros se repliegan, irónicamente en el edificio que
ellos mismos construyen, que albergará el nuevo Hospital del Niño y desde allí,
tiran bombas molotov, que evidentemente no las hicieron en ese momento, o sea,
venían “prefabricadas”, palos, bloques y varillas de acero contra los agentes antimotines,
inclusive hiriendo a varios de ellos.
La policía se repliega para organizarse y en una operación
digna de McGyver combinado con Hawaii 5-0, se toman el edificio y al rato lo
desalojan, llevando arrestados a varios
de los integrantes de la confrontación. Lo interesante es que no se vio a
ninguno de los altos dirigentes del sindicato. ¿Será que ellos sabían lo que
iba a pasar después? Esa se los dejo de tarea.
¡Tremendo Éxito que se anotan los del sindicato! Son los
mismos que en ninguna de las últimas elecciones han podido ni siquiera llegar
al 10% y mucho menos al umbral de subsistencia con los candidatos que apoyan.
Presidente, son los mismos a quien usted autorizó que les
descongelaran las cuentas. Los mismos que se quieren hacer del país, pero a
punta de desestabilización. Los mismos que pretendieron tomarse el crédito de
las protestas de finales del 2023, pero todos sabíamos que no tienen ni poder
de convocatoria ni mucho menos apoyo de ese pueblo a quien dicen representar.
“Desde mi balcón” percibo que todos estos incidentes, tienen
una misma base. La falta de valores cívicos, éticos y morales en todos los
pueblos del continente. Mientras no enseñemos a los niños y jóvenes del país a
ser buenos ciudadanos, seguiremos teniendo políticos sinvergüenzas; mientras
los niños y jóvenes no aprecien el valor de la ética, seguirán apareciendo los
seudo líderes, que en la realidad viven muy cómodos en comparación con sus
supuestos seguidores.
Tenemos la obligación de volver a impartir las clases de
urbanidad a muy temprana edad dentro de las escuelas y colegios del país.
Tenemos que recuperar la posibilidad que a los jóvenes se les imparta las
clases de lecciones de gobierno, para que conozcan sus derechos y obligaciones
y aprendan a reconocer que los diputados no están para “resolverle” los
problemas a nadie.
Enseñemos a nuestros niños a convertirse en hombres y mujeres
en ciudadanos productivos, que quieran a su patria, que le juren lealtad a este
pedazo de tierra que los vio nacer o crecer y que se sientan orgullosos de ver
ondeando la majestuosa bandera panameña en la cima del Cerro Ancón o la del
Volcán Barú.
Todavía podemos rescatar este país. Metamos el hombro todos
juntos para que podamos volver a ser ese Puente del Mundo y Corazón del
Universo que nos legaron nuestros ancestros.
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