A pocos días que tome posesión un nuevo presidente en los
Estados Unidos de América, éste tiene una parte significativa del mundo
preocupada, por decir lo menos, por las primeras acciones que anunciará una vez
tome posesión pueden tener serias repercusiones para muchos.
Algunas de estas eran de esperarse, pues han sido su
caballito de batalla, no solo en su primer período sino durante la campaña. Su
“voto fuerte” se ubica principalmente en los estados del sur y del centro de
esta nación federada, siendo hombres, “blancos” y con poco o muy bajo nivel de
educación. Sin embargo, hay una considerable cantidad que lo apoyó en las
elecciones de noviembre, por estar en desacuerdo con algunas de las políticas
establecidas por el partido en gobierno.
Considero que este segmento de la población que eventualmente
se puede convertir en el fiel de la balanza entre, por un lado, los que
aplauden el “matonaje” o “bullying” del presidente electo y que quisieran que
“la tierra de los libres y hogar de los valientes” regrese a los años donde la
esclavitud y la discriminación eran legales y por el otro, los que reconocen
los derechos de todos los ciudadanos por igual.
Estados Unidos de América hoy tiene algunos frentes abiertos
como lo son por un lado la guerra entre Rusia y Ucrania y por el otro, a menos
que se implemente el acuerdo de paz anunciado por el actual presidente, la
situación entre Israel y el Grupo Hamás, entre otros. Ambos tienen
implicaciones que impactan significativamente a la gran nación del norte.
Desde hace algunas administraciones, el gobierno
estadounidense pareciera que se olvidó de su mal llamado “patio trasero” y se
concentró en otras regiones. El resultado fue que dejó abierta la puerta y por
ella se han metido no solo gobiernos de izquierda, sino la propia China. Hoy,
hay alrededor de 9 países de la América continental son gobiernos dirigidos por
líderes que se alinean con la izquierda, unos más democráticos y otros más
dictatoriales, pero en la izquierda al fin.
Por otro lado, han surgido líderes de derecha o extrema
derecha que, nuevamente unos mas democráticamente que otros, han llegado al
poder y han sabido manejar la opinión pública de manera tal, que se venden como
los únicos “salvadores” de su tierra y dueños de la verdad, sin
cuestionamientos. Los colombianos saben bastante de este tipo de personas. Aprovecho
para repetir algo que he mencionado en muchas ocasiones: Todo extremo, de
izquierda o de derecha es malo. Todo fanatismo sea religioso o de cualquier otra
índole es igual de malo.
Por su parte China ha adquirido propiedades de tierras de
cultivo en grandes magnitudes en varios países de la región y ha mostrado
interés haciendo grandes inversiones en la región, siendo la más reciente un
nuevo puerto ubicado en el Perú. Esto ha despertado un marcado “interés” en el
hermano del norte.
El nuevo presidente, en lugar de pelear con sus vecinos y
aliados, debería conformar un bloque de naciones que le permita enfrentar, no
sólo lo que le prometió a su base MAGA, que en ocasiones se convierte más en un
sueño que en una realidad, sino para liderar un continente unido en temas
económicos, geopolíticos y de ayuda mutua. Lo que veo muy difícil es que pueda
reconocer que el mundo cambió, que la guerra fría no existe y que hoy por hoy,
es mejor no echarle basura a tu vecino, porque no tienes forma de controlarlo y
eventualmente esa basura regresará a tu propio patio.
Es que, si no lo hace, a quienes ha estado agrediendo, como
por ejemplo Canadá, México, Dinamarca y Panamá pudieran, como se ha propuesto,
formar un nuevo frente de naciones, como aquel de “los no alineados” que tanto
nos ayudó para que el Canal llegara a manos de Panamá.
Es una realidad que, dentro de sus filas, hay un cierto nivel
de fanatismo, en algunos casos basado en temas religiosos, otros por
convicciones supremacistas y así tiene varias alas de la población que están
convencidos que les cumplirá todo lo prometido en campaña. El nuevo presidente
es, desde la perspectiva de muchos, un misógino, loco, mentiroso y varios otros
adjetivos, pero creo que en realidad es una persona inestable, que tiene su
propia visión de los que el estado debe ser y que pareciera que cuenta con el
respaldo de los otros dos órganos del estado y medios informativos digitales.
Esta acostumbrado a tomar decisiones y a no ser cuestionado
por ellas y creo que está convencido que la Casa Blanca funciona como si
estuviera dentro de la Torre de oficinas que lleva su apellido.
Nos esperan unos 4 largos años, con altibajos pronunciados y
manteniéndonos sostenidos con las uñas de los pies, a la espera de qué puede
suceder al día siguiente; ¿nos suena conocido esto? Los panameños ya lo vivimos
y no fue agradable. Por lo menos los medios de comunicación tendrán noticias y
caricaturas para compartir, todos los días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario