El próximo 5 de noviembre, se celebrarán unas elecciones que muchos han considerado como inéditas en los Estados Unidos de América. Algunos sentirán que esta contienda electoral no los afecta y puede que tengan razón, sin embargo, hay un número significativo de personas que sienten, cada uno por razones diferentes, que el resultado puede incidir en el futuro del mundo.
Como docencia y de una
manera muy breve, pues siento que son muy pocos los que no saben quienes son
los candidatos, paso a compartir información general de ambos y quizás algo más
importante todavía, cómo funciona el sistema electoral estadounidense, pues
funciona bastante diferente a lo que conocemos.
El partido republicano ha postulado al expresidente Donald
Trump, un empresario estadounidense, hijo de un estadounidense de padres
alemanes y de una inmigrante escocesa, que se desenvuelve en el mundo
inmobiliario y empresarial y que fungió como el 45° presidente de estados
Unidos de América entre el 2017 y el 2021. Se ha casado 3 veces y es padre de 5
hijos.
El partido demócrata ha postulado a Kamala Harris, una
abogada estadounidense, hija de padre de origen jamaicano y de una madre de
origen indio. Casada con su actual esposo y tiene dos hijastras. Es la actual
vicepresidenta de Estados Unidos y ha fungido como fiscal general de la Ciudad
de San Francisco y luego electa fiscal general del estado de California; fue
electa como senadora por California al Senado de Estados Unidos y luego se
convirtió en la vicepresidenta de Estados Unidos bajo la presidencia del actual
presidente Biden.
El sistema electoral de Estados Unidos difiere radicalmente a
lo que estamos acostumbrados en la mayoría de los países de América Latina,
pues esta es una nación “federada”, cuyos padres crearon un sistema que debía
servir para que la voz de todos fuera escuchada y valorada. En este sentido, en
todas las elecciones presidenciales, hay dos resultados, la del voto popular y
la del voto por colegio electoral.
El voto popular, consiste en cuantos votos consigue cada
candidato, pero no es el determinante para saber quien “ganó” las elecciones o,
dicho de otra forma, un candidato puede ser el más votado en la contienda, mas
no resultar ser electo como presidente. El mas reciente ejemplo fue
precisamente cuando la candidata demócrata Hillary Clinton ganó el voto popular,
mas no por colegio electoral y así Donald Trump resultó ser electo presidente.
El voto “calificado” es lo que se conoce como de elección
indirecta, proporcional a la población; cada estado tiene una cantidad
específica de votos posibles, que se traducen en delegados a una convención
donde es finalmente electo y proclamado quien habitará en la Casa Blanca por
los próximos 4 años.
Así las cosas, faltando escasos 20 días para que millones de
personas salgan a votar, el país sigue dividido casi a la mitad. Las encuestas
(que al igual que acá, dependen de quien las paga) nos dicen que hay un virtual
empate, así unas dan por ganador al expresidente y otras a la actual
vicepresidenta. Desde mi perspectiva, todo dependerá de quien “saca” a sus
seguidores a votar.
Todo parece indicar que las mujeres y los afroamericanos, se
inclinan un poco hacia la candidata demócrata, mientras que los hombres “wasp”,
los latinos y los más religiosos, se inclinan hacia el candidato republicano.
La juventud, en tanto, está bastante dividida. He escuchado a líderes del mundo
de los negocios expresar su apoyo a Trump, mientras varios de quienes lo
acompañaron en su gestión anterior, han advertido del peligro que representaría
volverlo a tener en la silla presidencial.
Como decía un gran escritor latinoamericano, en las
elecciones de Estados Unidos, nos deberían dejar votar a todos, pues el
resultado nos afecta a todos. La realidad es que la economía será uno de los
determinantes del resultado final. La inflación producida por la impresión de
papel moneda durante la pandemia, iniciada por Trump y que se multiplicara en
la presidencia de Biden, ha producido una inflación que aún no se ha
controlado. Sin embargo, el desempleo sigue en franco receso y los mercados
estadounidenses han venido marcando un crecimiento sustancial durante el último
período.
No creo que nadie tenga la bola de cristal para predecir una
elección que pudiera tener resultados impredecibles, pues si volviera a perder
Trump, podría repetirse el incidente del “6 de enero” cuando este sugirió lo
que se ha considerado un atentado contra la democracia.
En este momento, veo a una Harris obteniendo una victoria,
ajustada pero lo suficiente cómoda para poder gobernar sin mayores sobresaltos.
Es obvio que aún no podemos entrar a analizar como quedará el balance de poder
que emana del Congreso, pero eso lo dejamos para otro artículo.
El resultado de esta elección pudiera tener grandes impactos
en nuestro continente, pues como dice el dicho “cuando por allá truena, acá nos
inundamos”.
Publicado originalmente el martes 22 de octubre en el Diario La Prensa
No hay comentarios:
Publicar un comentario