domingo, 27 de septiembre de 2015

En la búsqueda de los valores

Buen artículo de Lourdes Del Carmen Sandoval Amores aparecido hoy domingo 27 de septiembre de 2015 en en el diario La Prensa.

¿Cuáles son las diferencias que hay entre la sociedad panameña de hace 20 años y la actual? Pudiéramos decir que hoy día tenemos más habitantes que antes, que vivimos en una ciudad más moderna y que, en materia económica, hemos crecido de una manera impresionante.
Sin embargo, también tuvimos que aprender a vivir en una sociedad sin valores, como el respeto, la tolerancia y la lealtad, entre otros. Es por esto que me pregunto: ¿qué tanto hemos crecido y a costa de qué lo hemos hecho?
Los valores son inculcados en el hogar y en los colegios, por lo menos, ese es un escenario común. No obstante hay excepciones, pues muchos niños crecen en hogares disfuncionales sin una madre o un padre que les transmita los valores éticos, y hay otros que no asisten a las escuelas para recibir una educación formal.
Es por esta razón que vemos a muchos jóvenes con problemas en su diario vivir, que se dedican al robo y a otras malas prácticas. Sin embargo, no solo quienes han crecido con esas deficiencias están incapacitados para convivir en sociedad, practicando los valores.
Lo digo porque mucha gente se ha deshumanizado al punto de atropellar a una persona, verla tendida en una avenida y seguir adelante, como si nada hubiese sucedido.
En lo personal, el atropello de la ciclista Mónica Licona (q.e.p.d.) me dejó indignada y estoy segura de que como este caso hay muchos parecidos, que no han salido a la luz.
Vivimos en una sociedad egoísta, en la que cada uno vela por su bienestar personal e importa más llegar puntual a una reunión de trabajo, que pasarle por encima a cualquier peatón o ciclista; en la que, simplemente, hemos perdido el significado de ser humano.
Las redes sociales han influido de manera negativa en esta pérdida de los valores y del sentido humanitario.
En mi opinión, es un irrespeto que se tomen fotografías de accidentes de tránsito en los que alguna persona perdió la vida, y se difundan como si fuera un premio de lotería, sabiendo que esa persona es padre, madre o hermano de alguien. ¿Cómo es posible que a cualquiera que pase por el lugar en el que ha ocurrido un accidente se le ocurra tomar fotos para mostrar cómo quedó el cuerpo de la víctima?
Muchos medios de comunicación han ayudado a darle valor a los actos mencionados, porque para quienes los dirigen una “buena noticia” es la foto en primera plana de un hombre muerto por disparos.
Como panameña, debo decir que hay circunstancias en las que es muy difícil ser tolerante, por ejemplo, cuando un policía de tránsito emite una boleta por una infracción que no cometimos, solo porque busca la manera de que le demos dinero para no imponer la boleta.
Es muy triste que los policías pongan a los ciudadanos ante esa disyuntiva, pero en esos momentos es cuando nuestros valores deben prevalecer y demostrarles que nosotros queremos un Panamá con autoridades honestas, que verdaderamente cumplan con su emblema de “proteger y servir”.
Como estos casos, hay muchos otros que nos tientan y nos hacen perder los valores. Ha llegado el momento de hacer lo posible y lo imposible por rescatar las buenas costumbres que nos caracterizaban como sociedad. De esta forma le demostraremos al mundo que además de contar con inmensos rascacielos y un país hermoso, somos ciudadanos con un sentido de humanidad único y que vivimos como hermanos.
Si no cambiamos, solo tendremos un país moderno y con una de las economías más prósperas de América Latina, sin embargo, seremos un país vacío que no le aporta al mundo nada que verdaderamente valga la pena.


En la búsqueda de los valores

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