El impulso del sector
bancario en Panama se inicio a raíz de
la promulgación del Decreto de Gabinete 238 del 2 de Julio de 1970 que unido a
la creación del Centro de Convenciones Atlapa, puertos en el atlantico y
pacifico, Canal de Panama y por supuesto la envidiable posición geográfica,
consolidaron esa actividad.
Todo lo anterior dio
la oportunidad a miles de panameños de clase media y media baja egresados de
Colegios y/o Universidades con carreras afines al sector financiero y bancario
de aprovechar esa gran oferta laboral, generalmente bien remunerada, logrando
asi reducir significativamente la brecha que había entre ricos y pobres. O sea que
se inicia asi el resurgimiento de una clase media importante pilar del
crecimiento económico de Panama.
Ademas ese Decreto al
fomentar la creacion de nuevos bancos, produce una sana competencia entre ellos
que da como resultado la oferta de
prestamos personales y comerciales, financiamientos para adquirir viviendas,
gastos en la educación, compra de vehículos, etc. a tasas razonables y sobre
todo a largo plazo.
La dirigencia o
regulaciones bancarias deben permanentemente ser celosas guardianes de estas
conquistas, especialmente cuando aun continuamos recibiendo reconocimiento y
calificaciones halagadoras de los organismos financieros internacionales.
Si bien es cierto que
existen varios requisitos que exigen los bancos para aceptar depósitos cuyo
monto es superior a dólares diez mil, el principal es que el depositante debe
justificar o demostrar que la
procedencia del dinero es licito.
Sentimos que algunos
bancos públicos y privados flexibilizan esa regulacion aceptando depositos en
efectivo de dudosa procedencia.
Me contaba Cecilia la
odisea, por no decir otra cosa, que paso recientemente cuando intento depositar
dólares doce mil. Fueron incesantes las preguntas obligándola a conseguir una
serie de informaciones, algunas de ellas inclusive pecaban de confidencial. Nos
preguntamos entonces si esas mismas exigencias son aplicables con los depósitos
millonarios provenientes de personas medianamente asalariadas y sin mayores
recurso que lo justifiquen.
El sistema permite
ademas que se pueda dar el caso que, la gerencia, miembros del comité de
credito o junta directiva de un banco vendan propiedades de ellos y sean ellos
mismos los que gestionen el préstamo a su comprador en el banco que dirigen lo
cual a todas luces es moralmente inaceptable.
Todo lo anterior merece
una reflexión sana para evitar trastocar nuestro fuerte sector bancario, que
como dijimos al principio aun goza de reconocimiento tanto nacional como internacional.
Arturo Arauz
Exdiputado.
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