sábado, 26 de octubre de 2024

¡Que enredo de continente!

 

El libertador Simón Bolívar, entre estudios y batallas, podría ser considerado un ciudadano de América y del mundo, por decir lo menos. Por sus estudios en la Europa del siglo XIX y su influencia masónica, tenía una perspectiva global, envidiable para esa época, donde prevalecían las monarquías, imperios, colonias y esclavos.

Si bien es cierto el mundo ha cambiado en estos mas de 2 siglos, aún se mantienen varias de las ideas feudales que eran el pan de cada día de ese entonces. Solo por mencionar algunos ejemplos, un grupo de colonias británicas se independizaron y luego de agregar otras “adquisiciones” se conformaron en lo que hoy conocemos como Los Estados Unidos de América. Algo similar se vivió con su vecino de “arriba”, con la diferencia que, en el Canadá de hoy, se hablan dos idiomas y está mucho menos poblado que su vecino.

Bolívar previó que la influencia del hermano mayor debía ser balanceada en el resto de continente y concibió que las naciones del sur debíamos convertirnos en una sola gran nación, para poder hablar de tu a tu, no solo con los mayores, sino con todas las naciones.

La verdad es que ese sueño hacía mucho sentido y más si introducimos los nuevos vocablos como la famosa “geopolítica”. El resto de la historia la conocemos y, desde las peleas con otros libertadores, el sabotaje que sufrió el anfictiónico y la muerte del libertador, ese proyecto naciones unidas, fracasó.

Estoy seguro de que hoy Bolívar miraría con tristeza lo que está sucediendo, no solo en lo que se ha convertido su propio patio, sino casi todo el continente.

Vemos a ese hermano mayor inmerso en una disputa entre una amarga extrema derecha que, basa sus principios en supuestos extremismos religiosos, en el color de la piel y en el “hace cuanto tiempo llegaste”. Lo irónico es que en el único segmento donde marca crecimiento es en el de los nuevos votantes que se consideran superiores a sus familiares que viven debajo de la famosa frontera del sur.

Un poquito mas abajo, vemos a una supuesta izquierda moderada, que ha decidido convertirse en imperio y que, al igual de varios de sus vecinos del sur, han hecho que cambie el balance de poderes que se requiere, para imponer su criterio. El grave peligro es que esta es la segunda potencia del subcontinente. Pero a veces me parece que el resto no quiere darse de cuenta de esta espada de Damocles que cuelga sobre el resto del continente.

Siguiendo hacia abajo, tenemos una mezcolanza, a la cual pocos le prestan la atención que se requiere. Centroamérica se ha convertido en guarida de sinvergüenzas, en cárcel para los luchadores de la democracia y hasta con las iglesias se han metido, al mejor estilo del desaparecido barbudo del caribe. Lo malo es que buscan y encuentran a ignorantes que los aplauden y hasta quieren imitarlos.

Ya el sur, tenemos un zoológico. Por un lado, de arriba hacia abajo, tenemos a un personaje que pareciera sacado de las cómicas, con una boca mas grande que la del “señor bocón”, el cual todavía no ha puesto a su nación a andar el camino correcto. Líderes que otrora navegaron (o quisieron navegar) en la izquierda y ahora se han corrido un poco hacia el centro. Estas son dos de las más importantes naciones del continente, no solo por su tamaño sino por su poder económico.

Luego tenemos otra serie de naciones andinas que, si se sumaran sus golpes de estado y presidentes rotados, serían expertos aportando presidentes al resto del mundo; por la cantidad que han tenido, digo.

Ya casi acabando, llegamos a lo mas triste que he visto en una nación. Tuvieron un dictador con inteligencia (para lo malo diría mi madre) que se aprovechó del desastre en el que tenían a esa próspera nación sus antecesores, para dar un pronunciado giro de timón. Lo malo es que luego de su inesperada muerte, el supuesto heredero es tan tarado, que da es tristeza. El famoso “maburro”, los tiene metidos en dilemas tras dilemas, porque es tan escaso, que pareciera que no logra ni siquiera repetir las instrucciones de su padrino ni del que definitivamente no lo mandó Dios.

Sus vecinos, imitaron las mismas tácticas y eligieron a un guerrillero inteligente, pero totalmente desubicado que tiene a esa bella nación totalmente enredada, donde evidentemente no ha podido cumplir las promesas fantásticas que la gente quería oír.

Tenemos a una América herida, con varios espectadores ya sea aplaudiendo o esperando a que tal águila, espera para comerse los pollitos.

Don Simón, ¡en que enredo está su continente!


Publicado originalmente en el Diario La Prensa

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