Por el respeto y aprecio que siento por Colombia y mis familiares y
amigos colombianos, considero importante aclarar algunos de las mas recientes publicaciones
que aparecen en mis redes sociales.
Quienes me conocen saben del cariño que siento por la que considero mi
segunda tierra: Colombia. Me unen lazos familiares, de negocios, de aprecio y
de hermandad en Activo 20-30 y Scouts de muuuuchos años!
Dicho esto, es importante que se sepan algunos datos que deben ser
tomados en consideración.
En Panamá, residen (legal o ilegalmente) muchos ciudadanos colombianos,
excelentes personas, trabajadoras, honradas y trabajadoras, que se han ganado
la admiración y respeto de quienes tuvimos la suerte de nacer en ésta bella
tierra que los acogió. Con muchos hemos
hecho negocios, nos tomamos los traguitos y hasta se han convertido en parte de
nuestras familias, en otras palabras se integraron a nuestra comunidad.
Como dice el dicho, “en todos lados se cuecen habas” y así han
llegado muchos que desprestigian a la otra mayoría y que estoy seguro que son
tan indeseables aquí como allá. Por esto, entre otras cosas, no debemos generalizar
cuando nos referimos a nuestros vecinos del sur.
Con Colombia hemos tenido nuestras diferencias en muchos sentidos, pero
al final hay mas cosas que pudieran unirnos que separarnos. Una de ellas, ha
sido la forma de hacer negocios y de cómo nos administramos. Considero que cada
país debe ser libre y soberano de cómo administrarse y que el otro no debe
imponer “soluciones criollas” para sus propios problemas. ¡Nadie debe pedir
favores con el garrote en la mano!
En los últimos días nos amanecimos con la inclusión
de Panamá en una lista que pretende discriminarnos, lo cual es inaceptable y
alejado del derecho internacional. Lo curioso es que no es la primera vez que
esto sucede, precisamente con Colombia.
A ver, Colombia no puede controlar el contrabando que llega a sus costas
y decide imponer sanciones a Panamá, pues se supone que es éste el origen del
mismo. Si se establece un paralelismo, es hacer lo mismo que critican con los
EEUU. En la nación norteña se consume la cocaína, los gringos no hacen casi
nada por luchar contra su consumo y el lavado del dinero que este tráfico produce,
pero resulta que los culpables son los colombianos que la producen. ¿Interesante,
no?
La guerrilla colombiana, sale de sus fronteras, pero Panamá debe
invertir millones dólares en ayudar al gobierno de esa hermana nación en tratar
de luchar contra éste flagelo, aunque el problema no es nuestro. Nuevamente,
¿interesante, no?
Ahora, Colombia quiere ingresar a la OCDE y esta le exige incluir a
Panamá en estas listas negras y grises y el gobierno colombiano salta presto a
hacer lo que sea necesario para lograrlo. Una vez mas, interesante, ¿no?
Es evidente que esta actitud del gobierno colombiano ha hecho que surjan
todo tipo de comentarios negativos en contra de Colombia, lo cual considero injusto. En Panamá hay una fuerte inversión de
capital colombiano en muchas compañías,
las cuales generan empleo y beneficios económicos para ambos países. Es
responsabilidad de estas empresas presionar a su país para que retome la senda
de la negociación y no de la imposición.
Mientras tanto, pienso que se le debe mandar el mensaje al gobierno colombiano, que Panamá
debe respetarse. En este sentido, ayudar a las empresas a presionar a su país,
imponiéndoles medidas similares a las que se le han impuesto a Panamá allá.
Igualmente, que toda remesa que salga hacia Colombia se le añada una tasa impositiva
adicional a la regular. También se podría no permitir que empresas de capital
colombiano participen de licitaciones públicas hasta tanto a Panamá se le trate
con dignidad y respeto.
Esto para empezar. Hay muchas otras cosas que se pueden hacer, pero salir
a rasgarse las vestiduras, pidiendo que se les imponga visas y demás cosas que
se han expresado, no hace sentido. No hay que castigar al pueblo hermano de
Colombia, sino mandarle el mensaje al gobierno de turno.
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