lunes, 10 de marzo de 2014

El paternalismo nos está acabando

La autora de éste artículo, Ana Victoria Díaz es una joven que está preocupada por nuestro país. Vale la pena leerla...

ANA VICTORIA DÍAZ
opinion@prensa.com
Hace unos días le escuché decir a una de las señoras que hace el blower en el salón de belleza: “¡Oye, estoy feliz, a mi hijo le van a dar una beca y ni buen promedio tiene, el Gobierno sí ayuda!”. Me quedé pensando todo el día en eso, trataba de buscarle sentido a lo que la señora dijo y, de tanto pensar, llegué a la conclusión de que el paternalismo nos está acabando.

Panamá es un país con mucho potencial, tanto en lo económico como en lo cultural. Estamos en vías de desarrollo, sin embargo, parece que no podemos salir de ese hoyo tercermundista en el que estamos metidos.

La pobreza va en aumento y no parece disminuir; la clase media pronto dejará de existir y, mientras en las propagandas de turismo se vende un Panamá lleno de trabajo, de oportunidades y sonrisas, la realidad para muchos es otra. En el Panamá de muchos hay muy pocas oportunidades, no hay trabajo ni comida y la mayoría de las veces ni agua. “La cosa ta dura”, parece ser la frase más popular entre la gente hoy en día.

¿Por qué no avanzamos? La respuesta es lógica y no se me ocurre mejor manera que explicarla que con la siguiente analogía: Cuando yo era chiquita mi mamá me preparaba los mejores emparedados para llevar en la lonchera. Así lo hizo por varios años, todos los días, hasta que en una ocasión me dijo: “No más, tú tienes que aprender”. Me dio todos los ingredientes y me enseñó exactamente el procedimiento para que me quedaran tan ricos como los de ella. Aprendí, pero me rehusaba a prepararlos. Era mucho más cómodo dormir 10 minutos más y que ella madrugara y me los hiciera. Pero un día mi mamá no se levantó, al día siguiente tampoco, y me tocó aprender, hacer ese pequeño esfuerzo y despertarme unos minutos antes para cocinar.
Ahora le doy gracias a mi madre porque aunque es algo insignificante, me enseñó a valerme y a ganarme las cosas por mí misma.

¿A dónde quiero llegar con esta pequeña anécdota? A que entiendan que el Gobierno es como una madre que nos tiene mal acostumbrados. Nos pone todo en bandeja de plata sin que tengamos que hacer el mínimo esfuerzo por ello. Nos ha llenado de subsidios y planes que en vez de ayudarnos a avanzar y a erradicar la pobreza, la han estimulado, entre otras razones, porque a los “beneficiarios” de estos subsidios y programas les resulta muchísimo más cómodo ganar sin trabajar ni producir, que tener que ir trabajar todos los días para poder ganar.

En vez de desarrollar las capacidades de las personas y animarlas a que sean productivas y eficientes, los gobiernos prefieren darles migajas que las convierten en seres dependientes. Con estas medidas le hacen un daño irreparable a la sociedad y afectan la productividad del país.

Los gobiernos se quejan de que sus presupuestos son insuficientes, pero nos cobran un sinfín de impuestos para mantener una burocracia parasitaria e improductiva.

No le des pescado al hombre, dale la caña y enséñalo a pescar. Los gobernantes tienen un mal concepto de lo que es verdaderamente ayudar. No se trata de regarle las compras en el súper a una familia todos los meses; no es entregarle una beca a un niño que no se la ganó ni es darle más tierras a los agricultores.

Ayudar es capacitarlos para que tengan todo el conocimiento y puedan sacarle mejor provecho a sus tierras; es capacitar a los profesores para que brinden una mejor educación, y entregar becas a los niños, si se las merecen.

Ayudar es dejar de darle todo gratis a las personas y empezar a crear conciencia de que si quieren algo, tienen que trabajar por ello. Si estuviesen capacitados, hasta el mismo pobre saldría de la pobreza.

Es triste escuchar decir a mucha gente que al panameño no le gusta trabajar, y más triste aún es saber que es cierto. Nos estamos creando una mala fama y no es culpa de los ciudadanos, sino de todos los gobiernos que nos malacostumbraron a recibir sin tener que derramar una gota de sudor.

Es hora de madurar y crecer, es hora de decir basta, es hora de ser útiles y merecernos las cosas porque hemos aprendido y trabajado arduo por ello.

“De nada sirve intentar ayudar a quienes no se ayudan a sí mismos”. “No corregir las propias fallas es cometer la peor de ellas”, estas dos sabias frases son del pensador chino Confucio; a pesar de haberlas dicho hace más de dos mil años, parece que aún no llegan a oídos del Gobierno panameño.

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