lunes, 20 de enero de 2025

ÉPOCA DE CACERÍA

 

Muchos vimos con un asombro poco acostumbrado, el homicidio de un alto ejecutivo de la industria de seguros en los Estados Unidos de América. Cuando escribíamos este artículo de opinión, quien le disparó, casi que a quemarropa y de una manera totalmente premeditada, acababa de ser detenido.

Este pudo haberse considerado un acto de violencia más, en una de las ciudades mas grandes del mundo y donde se jactan de tener la mejor policía del mundo que si cree en “proteger y servir”.

La realidad es que en menos de 5 días desde sucedido el incidente, se detuvo a quien, todo parece indicar, fue el autor del asesinato. El sujeto estaba comiendo en un restaurante de comida rápida y cuando fue detenido, tenía en su poder un arma “fantasma”, de las que se fabrican en impresoras de 3D y hasta un escrito que lo involucra.

Hasta aquí hubiera sido un caso resuelto mas sucedido en “la gran manzana”; sin embargo cuentan los investigadores del caso que el joven de 26 años se tomó el trabajo de utilizar unos casquillos que tenían impreso 3 palabras negar, defender y deponer, muy similares a las que de manera reiterada utilizan los abogados de este tipo de compañía cuando tienen que atender demandas contra las compañías que, o se demoran o niegan los reclamos de quienes pagan sus respectivas pólizas: retrasar, negar, defender.

Esta acción por parte del acusado pudiera dejar entrever que el homicidio no solo fue premeditado, sino que quería enviar un mensaje, el cual pudiera interpretarse como que mientras los altos ejecutivos, sus abogados y las compañías aseguradoras devengan altísimos salarios y bonificaciones, el porcentaje de negaciones a reclamos es de igual manera demasiado alto.

Desde el punto de vista comunicacional, desde el primer momento en que fue anunciado el asesinato y la historia de los casquillos, en las redes sociales más utilizadas, empezaron a aparecer mensajes de personas condenando y aplaudiendo la acción del “vigilante”, cuya identidad aún no se conocía. Inclusive se comenta que de los primeros 100,000 mensajes que aparecieron en cuestión de minutos, casi el 90% eran solidarizándose con el presunto asesino.

Esta acción que dejó sorprendidos a muchos pudiera leerse desde varias orillas. Por un lado, es un reflejo del abuso que las personas sienten que es cometido por las compañías aseguradoras, no autorizando o negando muchos de los procedimientos que se reclaman apegándose a sus pólizas. Por otro lado, pudiera interpretarse como una profundización de la división entre pobres y ricos que ya se está sintiendo en países del primer mundo. Y la tercera y, quizás la mas preocupante, la que implica tomarse la justicia por sus propias manos.

Las recientes elecciones muestran a una sociedad estadounidense dividida casi que, por la mitad, donde abunda el fanatismo de ambos lados. Recordemos que esta, es una nación donde la “la ley del revolver” ayudó a la conquista de gran parte de por lo menos de la mitad del país. Donde es legal el porte de armas y donde se espera que se flexibilicen aún mas las leyes para su porte y uso.

Desde mi balcón, sea cual sea la génesis y el final de este episodio, veo las cosas muy preocupantes. New York es una de las ciudades donde residen grandes cantidades de nacionales de casi todos los países del mundo. No en vano es la sede la Organización de las Naciones Unidas. Si se convierte en “época de cacería” veremos muchos mas ejecutivos de altas corporaciones y sus abogados que, a juicio de muchos, abusan de a quienes deberían servir.

Lo que sucede allá, muchas veces lo sufrimos de igual manera en nuestros países cuando, inclusive bajo el ojo y aprobación de quien debería defender los intereses de los asegurados, las pólizas siguen incrementando su costo, pero reduciendo la cobertura que ofrecen. Se excusan detrás del costo exorbitante de los servicios de médicos y hospitales, quienes igualmente abusan con los precios que cobran. Pero este podría ser perfectamente tema de otro artículo.

Las grandes corporaciones deben empezar a dejar de pensar solo en el cuanto ganarán este año y pensar más en el bienestar de quienes están supuestos a servir. La salud es una necesidad humana, no es un lujo y no debería ser un privilegio exclusivo de unos cuantos. Si las autoridades no cumplen su papel, pasará como después de la pandemia en que las escuelas oficiales estaban sobrecargadas, con alumnos que venían de las particulares y sus padres no podían hacerles frente a las mensualidades de estas.

Los mismo podría terminar pasando aquí con el servicio que ofrece la Caja de Seguro Social, tan mentada recientemente, que tras que no es muy bueno que digamos ahora mismo, imagínense que muchos miles de los asegurados dejen sus pólizas y tengan que ir a atenderse en ese suplicio que padecen los que no pueden pagar dichos seguros privados.

No permitamos que la ley del mas fuerte o de quien tiene las armas se tomen las ciudades y los países. Los valores deberían prevalecer por sobre el vil metal. Tomemos conciencia y no sigamos ensanchando esa gran brecha que sinvergüenzas han venido construyendo por muchos años. No queremos ese tipo de cacería.

¿Cómo se llama tu maestra de primer grado?

 

El pasado domingo se celebró en Panamá el Día del Maestro, designado como tal por ser la fecha del natalicio de Don Manuel José Hurtado, ilustre educador que entregó su vida al mejoramiento de esa virtud que consiste en compartir conocimientos.

El himno al maestro, inspiración de Octavio Fábrega, reza en una de sus estrofas:

“El combate que mancha la tierra

no es el campo de su heroicidad

es la escuela su campo de guerra

y su espada mejor, la verdad”

Destaco esa estrofa, pues me da la impresión de que en ella radica gran parte de esa vocación con la que nacen algunos privilegiados, que tienen la dedicación y la paciencia de poder compartir lo que ya saben, pero principalmente, de seguir aprendiendo para enseñar más y mejor.

En algunas de mis conferencias que, sobre el rescate, promoción y práctica de valores cívicos, éticos y morales he dictado en los últimos años, reto a las audiencias a que recuerden el nombre de quien ganó el Miss Universo hace 3 años, el ganador de la fórmula 1 de hace 4 años o el ganador de la Copa del Mundo de hace 8 o 10 años atrás.

Como podrán imaginar, la mayoría no alcanza a recordar uno sólo de los 3 acertijos.

Sin embargo, los reto a que me digan el nombre de quien fue su maestra de 1er grado y el 95% de los participantes, no solo aciertan en mencionar el nombre completo de ésta, sino que lo hacen con una felicidad y entusiasmo, como si se acabaran de ganar la lotería.

¿Saben por qué sucede esto? Porque esa persona dejó una huella indeleble en esos niños, sin mayor interés que el de “poner la luz de la vida” en ellos, que les fueron confiados por unos padres llenos de esperanza y confiados de la clase de educación que recibirán sus vástagos.

Se que toda comparación es mala, pero lastimosamente no veo al gremio magisterial que tengan ese compromiso que en su época tuvo mi madre, que inició su periplo como educadora en Portobelo, Colón y luego de pasar por varias escuelas culminó una carrera de muchos años en la Escuela Puerto Rico de Carrasquilla. Cuando laboraba en la Escuela República de Cuba, si un niño no asistía a clases, cuando salía de la escuela ella visitaba el hogar de ese niño para ver por qué no había ido y si podía dejarle la tarea o simplemente ayudar. Asumo que en el fondo lo que buscaba era confirmar que ese pequeño no hubiera abandonado su educación.

Como hijo, sobrino y nieto de buenos educadores, siento que esta vocación se comparte a través de las generaciones y así también fui educador en los momentos más difíciles de nuestra historia y hoy mis hijas caminan por el mismo sendero y han heredado la pasión y la dedicación de sus abuelos. Esa es la clase de maestros y profesores que necesita Panamá.

A mi duele muchísimo cuando veo la cantidad de maestros que prefieren no dar clases o sencillamente escogen el protestar en las calles con letreros mal escritos, vestidos como si fueran a la playa y expresándose a veces hasta peor que los policías y algunos periodistas que todas las semanas inventan una frase nueva.

No con esto quiero generalizar y destaco la labor de algunos educadores comprometidos con la enseñanza a todo nivel. Lo malo es que la mayoría de estos abundan en las escuelas privadas y por ende seguimos hondando en esa terrible brecha que separa y condena a quienes asisten a los colegios oficiales.

Los maestros y profesores de hoy deben poder conocer y utilizar las distintas tecnologías que emergen casi que, a diario, enseñar y promover los valores cívicos y morales, estar al día de todo lo que sucede en el mundo y, tal como lo hicieron los hermanos Kuzniecky en el Instituto Pedagógico, culturizar y no solo educar a los hombres y mujeres del mañana.

En este desaparecido colegio de Las Cumbres, se enseñaba no solo la lengua de Cervantes, sino que se instruía en inglés, francés y hasta latín. Aprendimos a reconocer y diferenciar entre Vivaldi y Mozart, vimos todos los ballets clásicos que era posible ver y el teatro era un gran privilegio para todos. No en balde de este colegio egresaron grandes dirigentes políticos, músicos, actores, científicos, médicos, ingenieros y arquitectos, abogados, comunicadores, comerciantes y hasta la única Miss Universo panameña, por solo destacar algunos.

Hago un llamado a nuestros educadores para que, como lo hicieron muchos otros que les antecedieron en esta linda carrera, se sientan orgullosos de la misma y practiquen esos principios, valores y enseñanzas que el país necesita, hoy más que nunca. No se dejen enredar por seudo dirigentes que viven de su sufrimiento y que no aportan nada al país.

domingo, 22 de diciembre de 2024

¿Por qué la reforma?

 En las últimas semanas, el tema principal de los medios tradicionales y los no tradicionales, ha sido la reforma a la ley que rige la Caja de Seguro Social. La misma fue aprobada por el consejo de gabinete y posteriormente, presentada por el ministro de salud ante la Asamblea Nacional de diputados, tal como dice la ley.

Hasta ahí todo iba bien. La asamblea entonces convocó, tal Cabildo Abierto, a que quien quisiera opinar sobre la propuesta ley, pudiera hacerlo por espacio de 15 minutos en la correspondiente comisión de trabajo, salud y desarrollo social. Si incluyen unos cuantos minutos para cambiar de expositor, estamos hablando de como alrededor de 100 horas, o sea un poco menos de 15 días escuchando expositores.

Si quienes se anotaron para hablar, lo hubieran hecho con una verdadera ganas de aportar, quizás y repito quizás, a lo mejor, posiblemente, hubiera sido un ejercicio encomiable. Pero, desde mi balcón, me da la impresión, que hubo quienes fueron a figurar, otros a “vender” conceptos ideológicos inoperantes, otros a llevar la llevar la contraria a todo y solo un puñado ha ido a analizar o a proponer algo sensato.

Esto es triste porque, aunque nos pudiera estar retratando de cuerpo entero como nación, la realidad es que no le estamos dando el valor a un órgano del estado que, de por si ha venido cargando una significativa dosis de desprestigio que en la mayoría de las veces lo tienen bien merecido.

Como dice mi gran amigo, el Dr. Carlos Abadía Abad, lo mas importante para los simples mortales que podríamos vernos beneficiados o perjudicados por la nueva ley, debería ser el estudiar y analizar el “por qué” es necesario la reforma de la ley del seguro social. Creo que en esto ha fallado un tanto el gobierno nacional, los medios de comunicación masivos y hasta los propios gremios y agrupaciones sindicales que, de una manera muy seria y responsable, han presentado propuestas.

Ojo, hago la discriminación porque no creo que los que se la pasan gritando y no proponiendo sino objetándolo todo, sin ofrecer alternativas, deberían sentirse descalificados hasta de opinar. La Caja de Seguro Social, no es ni del gobierno, ni de la junta directiva (aunque ellos se lo crean), ni siquiera de solo los asegurados.

Hagamos un poquito de historia; a finales del año 2005, la Asamblea Nacional aprueba la Ley 51, que reformó la Ley Orgánica de la Caja del Seguro Social. En su momento, el presidente de turno, Martín Torrijos, advirtió que no era una ley perfecta, pero atendía las urgencias que se habían pasado por encima durante varios años pero, que requería de mejoras, las cuales debían ser atendidas por los próximos gobiernos pues, de lo contrario, la CSS enfentraría serios problemas en un máximo de 15 años.

Pues adivinen que: pasaron los 15 años y ninguna de las 3 administraciones siguientes hizo nada por atender el serio problema que tenían pues, evidentemente, esto acarreaba un costo político que ninguno quiso enfrentar.

Hay mucha agua que ha pasado debajo del puente desde marzo de 1941, cuando esta entidad de salud y pensiones se creó. Muchas cosas han cambiado y la mayoría o nunca nos enteramos o sencillamente miramos para otro lado.

Para iniciar en 1941 eran un poco más de 800,000 personas. Hoy somos mas de 4 millones (mal contados). Según data oficial, por cada persona que se pensionaba había 8 personas que eran cotizantes. Hoy la proporción es que por cada pensionado hay menos de 2 cotizantes. En otras palabras, tenemos un problema demográfico. Para que estén mas claros, este tipo de problemas no se resuelve de la noche a la mañana.  

¿Cómo se enfrenta? haciendo los cambios que se habían advertido desde 2005. La responsabilidad no es de este gobierno solamente, parte de esta la deben asumir los 3 expresidentes que desde entonces gobernaron. Meter la cabeza en la arena no iba a solucionar el problema.

Los diputados tienen una real papa caliente entre sus manos, pero se les podría complicar aún mas si no toman las medidas correctas. No se podrá complacer a todo el mundo, pero si desechan a los que no proponen, arengan o hacen llamados al cierre de calles para perjudicar a la amplia mayoría que no le interesa crear caos, sino buscar soluciones tangibles, tendremos un diciembre complicado.

Si escuchan y se dejan orientar por quienes realmente saben del tema y que lo hacen no para ganarse fotos ni apariciones en medios, podremos lograr superar esa gran barrera de 3 lustros que nos dejaron y poder salvar a una institución que demanda de cambios y ajustes, pero a gritos y para el 1 de enero.

Hago un llamado a la sensatez de los diputados, para que no rechacen por adelantado o porque un sinvergüenza se los pide o exige. Si lo hacen, toda la plata que les puedan ofrecer no valdrá la arrastrada que quienes los elegimos les vamos a dar en el 2029.

A "Trumpada" limpia

 No ha terminado de acabarse el conteo oficial de los votos en Estados Unidos, cuando ya hay críticas alas nominaciones que ha hecho el presidente electo para ocupar altas posiciones en su gobierno.

Una de las primeras que hizo, la del Representante por Florida para convertirse en el Fiscal General de la Nación, ya quedó sin sustento cuando una cadena noticiosa de EEUU descubrió serias acusaciones sobre abuso sexual contra el propuesto y éste anunciara el pasado jueves que no aceptaría la nominación.

Otro de los nominados es el hijo del ex fiscal general y homónimo, Robert F. Kennedy, quien ha sido propuesto para convertirse en el nuevo secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos. Este es un personaje interesante por decir lo menos. Corrió como candidato independiente en las elecciones a pesar que había solicitado darse de baja, al haber apoyado la candidatura de Donald Trump. De él el propio Trump ha dicho en la red X que va a “garantizar que todos estén protegidos de los productos químicos nocivos, los contaminantes, los pesticidas, los productos farmacéuticos y los aditivos alimentarios que han contribuido a la abrumadora crisis de salud en este país”.

Por su parte el propio nominado expresó en la misma red que desea “limpiar la corrupción y terminar con las puertas giratorias entre la industria y el Gobierno para volver a hacer a los estadounidenses la gente más sana del mundo”.

Siempre he sido de los que aseguramos que para ser ministro de salud no se necesita ser médico, sino saberse rodear de los mejores médicos, enfermeras, odontólogos, técnicos, laboratoristas y de todos aquellos que saben del tema, así como de profesionales de otas ramas como comunicadores y abogados, por mencionar algunos;  mientras que el ministro debe ser una persona con la capacidad de planificar, administrar, ejecutar y controlar, todo bajo una estricta transparencia y de cara a la ciudadanía.

En el caso del nominado Sr. Kennedy, sus estudios han sido en otras áreas. En la página del Congreso de EEUU, citan que éste tiene una licenciatura en historia y literatura estadounidense por la Universidad de Harvard y asistió a la London School of Economics and Political Science. Posee un grado en Derecho por la Universidad de Virginia y estudió en la Universidad de Pace, en donde realizó una maestría en Derecho Ambiental, área la cual es donde mas experiencia ha tenido.

Kennedy es activo en el área de la promoción de una conspiración contra las vacunas difundiendo teorías de la conspiración falsas sobre la eficacia y seguridad de éstas.

Flaco favor le va a hacer este tipo de personas al sistema de salud de los EEUU cuando hasta ha sugerido eliminar el flúor del agua en algunas áreas y desea hacer “ajustes” al servicio de salud pública en la nación.

Algunos de los otros nominados no son tan conocidos aún, pero la realidad es que tanto Trump como su vicepresidente electo han estado reuniéndose con miembros del Congreso estadounidense pues se había filtrado la posibilidad que varios de estos no votarían por la ratificación del propuesto fiscal general y de otros nominados.  El cabildeo inició casi de inmediato y esa primera baja conocida el jueves nos hace pensar que hay algunos de estos nuevos congresistas, anhelan eventualmente reelegirse, por lo que se podría prever que no necesariamente habrá homogeneidad en el voto partidista.

Un área que nos tiene a muchos con un ojo abierto y el otro también, es el área de las relaciones exteriores, donde ha sido nominado el congresista por la Florida, Marco Rubio, de origen cubano y quien en su momento adversó la candidatura del propio Donald Trump.

La situación tanto en Ucrania como en el medio oriente tiene a más de 4 desvelándose; por un lado tenemos a una OTAN que ha manifestado sus serias preocupaciones y por la otra el actual presidente de EEUU autorizando el uso de misiles de largo alcance al gobierno del presidente ucraniano Zelenski. Esto ha hecho que el gran oso haya respondido con un misil balístico intercontinental, dando pie a una posible escalada de la guerra que tienen los ucranianos por la defensa de su tierra.

La preocupación en Europa no se ha hecho esperar, pues muchas de estas naciones, están conscientes que Ucrania es la posible última “esclusa” que tiene el presidente ruso en expandirse hacia occidente. En el ínterin en su última oportunidad como presidente, Trump advirtió a los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, que todos debían asumir su parte para el mantenimiento de la alianza. Esto hace presumir que, en enero, la balanza de paz pudiera recargarse hacia otro lado, aún desconocido.

El medio oriente es, y presumo que seguirá siendo, un caldero sin una gran oportunidad seria de resolución. EEUU ha vetado consistentemente las resoluciones de la ONU pues se presume que no están de acuerdo en obligar a Israel a retirarse de la franja de Gaza ocupada actualmente y los israelitas no quieren volver a arriesgarse a ser atacados en la forma tan vil como lo fueron. La realidad es que Hamás y Hezbolá son solo unas partículas mínimas entre el pueblo árabe que residen en las dos franjas en Israel, muchos de ellos gente buena y trabajadora, pero los grupos beligerantes son acuerpados por otros terroristas que se esconden en países vecinos como Líbano e Irán, por mencionar solo un par.

El año 2025 no se pinta nada bien, ni en nuestro continente, ni en Europa y mucho menos en el Medio Oriente. Confiemos en que eventualmente la cordura prevalecerá y regresaremos a una convivencia, por lo menos. Soñar con la famosa y trillada “paz para el mundo” no lo veo realista por lo menos por los próximos años.

miércoles, 20 de noviembre de 2024

POR UN MEJOR PANAMÁ

 


Día de la Patria. Todo es contento y

alegría. Hasta el mismo sol, desde el balcón de

Dios, ríe a carcajadas: carcajadas de luz.

Así inicia el poeta panameño Guillermo McKay su “Supremo Anhelo” donde retrataba el diálogo entre un patriota que había luchado por nuestra independencia en 1903.

Quiero pensar que se inspiró en su padre Don Oscar M. McKay quien, en su calidad de concejal, firmante del Acta de 1903, le había tocado inclusive esconderse durante los días previos al pronunciamiento de independencia y su posterior reafirmación popular en Cabildo Abierto, ante las posibles persecuciones y retaliaciones por parte del gobierno de Colombia.

Lo que se percibe del poema es ese amor que el patriota en lecho de muerte tiene por la tierra que lo vio nacer y por sobre todo su bandera, cuando le pide a su madre…

Si es cierto que me quieres tanto, tanto,

júrame por tu Dios glorioso y santo,

madrecita mía, que cuando muera

envolverás mi cuerpo en la bandera!

Este es el tipo de ciudadano que se ha ido perdiendo con el tiempo. Hemos sacrificado nuestro nacionalismo por elementos banales que ni nos representan, ni ofrecen valor alguno a nuestra nacionalidad, que tanto nos costó obtener.

Hoy nos toca vivir en una sociedad que prefiere bajar la cabeza a quien se cruza en la calle o en un elevador, antes de desearles unos buenos días. O el que solicita un favor como quien da una orden. En donde no se respeta el valor del ser humano, si no viene calificado gracias a la marca de un automóvil, un celular o de un animalito en la tetilla de una camisa.

Muchos dicen que se han perdido los valores, pero ¿hacen algo ponerlos en práctica ellos mismos? ¿Se toman el trabajo de enseñarle a sus hijos el valor de solicitar algo con un por favor? o, ¿dan las gracias cuando reciben algo?

Aprovechemos el mes de la patria, para conversar con nuestros descendientes sobre el significado de nuestra bandera, el valor del escudo nacional y resaltar la belleza de nuestra flor nacional, la flor del Espíritu Santo.

Pero los valores van mucho más allá que solo el promover un nacionalismo de conveniencia, que no debe confundirse con un “patriotismo de los bobos”. La lista de valores también incluye cosas tan esenciales como la honestidad, la puntualidad, la ética, la tolerancia, la lealtad y algo tan básico como debería ser el respeto.

Hoy 4 de noviembre se celebraba el Día de la Bandera, cosa que luego cambió al día de los símbolos patrios, ojalá a ningún diputado se le ocurra regresar y promover que se reconozca uno solo de nuestros símbolos. Hoy es un día para repasar esas enseñanzas que debimos haber recibido en las aulas de clase y complementarlas con valores cívicos y morales que tanta falta nos hacen.

En educación y en esto incluyo a los valores, se debe enseñar con el ejemplo. Ojalá pudiéramos recuperar el uso de la Urbanidad del maestro Carreño y que las lecciones de Cívica y las de Gobierno regresaran al currículo de nuestros estudiantes a todo nivel.

Quizás por allí pudiéramos iniciar la recuperación de una sociedad que anhela por el retorno de esos valores que nos enseñaron nuestros padres y abuelos y los mas jóvenes a conocerlos y ponerlos en práctica.

Necesitamos regresar a tener una sociedad más justa, donde haya certeza del castigo, donde no prevalezca la situación económica ni familiar de nadie por sobre cualquier otro y donde todos nos enorgullezcamos de esa patria por la que tantos hemos luchado desde 1821, cuando decidimos separarnos del Reino de España.

Panamá es de todos, no solo de los políticos. Es una tierra de libertad y de oportunidades, de la cual todos debemos sentirnos orgullosos de pertenecer.

Defendamos nuestra patria y como dijo el poeta Gaspar Octavio Hernández…

¡Bandera de la patria! Sube... sube

hasta perderte en el azul... Y luego

de flotar en la patria del querube;

de flotar junto al velo de la nube,

si ves que el Hado ciego

en los istmeños puso cobardía,

desciende al Istmo convertida en fuego

y extingue con febril desasosiego

¡a los que amaron tu esplendor un día!  

Y miramos para el otro lado…

 

Así como el religioso alemán Niemöller durante la 2a guerra mundial, que enunció:

Primero vinieron por los socialistas, y guardé silencio porque no era socialista.

Luego vinieron por los sindicalistas, y no hablé porque no era sindicalista.

Luego vinieron por los judíos, y no dije nada porque no era judío.

Luego vinieron por mí, y para entonces ya no quedaba nadie que hablara en mi nombre

en Panamá nos hemos acostumbrado a que, cuando nos damos cuenta que algo malo está pasando, preferimos mirar para el otro lado para no “meternos en problemas”, pero cuando regresamos a nuestra zona de confort, nos convertimos en expertos “opinólogos”, inclusive repitiendo las mismas imprecisiones que leen o escuchan en redes, aunque estén conscientes que pudieran ser falsas.

Esta es una mala costumbre que hemos venido practicando hace mucho tiempo y que nos hemos llegado a convencer que todos debemos crear y defender una republiquita.

Por ejemplo, sabíamos ha habido diputados que se han enriquecido desmedida e injustificadamente, pero decidimos mirar para otro lado.

Sabemos que hay quienes cobran sin acudir a laborar y preferimos mirar para el otro lado.

Sabíamos que había gobernantes que aspiraban a ser “los hombres mas ricos de Panamá” a costa del erario, pero preferimos mirar para el otro lado.

Estamos conscientes que había gobernantes que ganaban comisiones de las obras públicas, pero preferimos quedarnos callado y peor aún, mirar para el otro lado.

Sabemos que hay comerciantes o empresarios que explotan a sus colaboradores, pero preferimos mirar para el otro lado.

Vemos como hay “juegavivos” que se cuelan en las filas de pensionados en bancos y otros establecimientos u oficinas, pero preferimos mirar para el otro lado.

Sospechamos que había jurisconsultos que “vendían” fallos en perjuicio de las grandes mayorías, pero seguimos prefiriendo mirar para el otro lado.

Vemos cotidianamente a conductores que están convencidos que tienen más derechos que los demás, se pasan por encima de líneas viales que indican prohibición, para pasar por delante de quienes hacen la fila de manera ordenada, como sucede a diario en la esquina de Niko´s Café sobre la Vía Israel, por poner solo un ejemplo, pero preferimos mirar para el otro lado.

Nos topamos con personas que están convencidas que, no están para ofrecer un servicio a quienes les toca atender en restaurantes, almacenes u oficinas públicas, sino que están convencidos que le hacen un favor a quienes indirectamente, pagan su salario. Pero seguimos mirando para el otro lado.

Nos disgustamos cuando un oficial de policía nos ofrece “resolver” antes de imponer una multa, que sabemos que nos merecemos, pero antes de pasar por el suplicio que el protestar por eso acarrea, preferimos caer en las malas prácticas y mirar para el otro lado.

Es ilegal que una persona se ponga un chaleco color naranja o verde y con un palo en la mano te exija pagarle una suma elevada por “cuidar tu vehículo”, pero a pesar que sabemos que no está autorizado para hacerlo, miramos para el otro.

Sabemos que no existe razón justificada para que una medicina en Panamá cueste 3, 4 o hasta 10 veces lo que cuesta el mismo medicamento en países vecinos pero, aunque nos duela el bolsillo, preferimos mirar para otro lado.

Habrá quienes justifican su actitud permisiva y excesivamente tolerante, al hecho que somos “una sociedad pequeña” y todos somos familia, por ende, nos hemos acostumbrado en que nos molesta la corrupción mientras no nos incluyan en los negocios.

Apenas nos tiran el hueso que quedó luego que se comieron la carne, nos vestimos de carnaval y bailamos en una alegre comparsa. En ese momento decidimos mirar para el otro lado.

Del otro lado, hay organizaciones, como el capítulo de Panamá de Transparencia Internacional, Espacio Cívico, La Comisión Nacional Pro Valores Cívicos y Morales y otras más, que llevan mucho tiempo denunciando lo mal habido, las patrañas para ganarse contratos, la sinvergüenzura, los juega vivo y toda la falta de valores que sabemos que existe. Pero, en vez de sumarnos a ellos, es preferible criticarlos o no ayudarlos, o mejor aún, mirar para otro lado y que “siga el fiesto”.

Ser ciudadanos implica no solo salir a votar cada 5 años. La democracia requiere de personas que quieran a su país. Que escojan denunciar lo que hay que denunciar y no seguir siendo parte de la corrupción que nos tiene empobrecidos y rodeados de una miasma que cada día se dificulta más en erradicar.

Dejemos de mirar para el otro lado para que después no nos tengamos que lamentar, como hoy lo hacen otros países vecinos de nuestro continente.

sábado, 26 de octubre de 2024

Una ciudad de conos

 En varios artículos anteriores, he comentado que a veces siento que vivimos en una anarquía, casi imposible de superar. Luego llego a mi casa y me doy cuenta que, en gran parte, para develar a los culpables de que tengamos las ciudades que tenemos, tendríamos que pararnos frente a un espejo colocado en cualquier lugar de, por ejemplo la ciudad capital de Panamá o en otras ciudades, muchos concordarán con esta forma de pensar.

No quiero ser negativo, pero hagamos un análisis de lo que diariamente vemos en las calles de esta metrópoli, a quienes muchos vemos como una gran ciudad, otros la ven como con ganas de mudarse para acá, otros como la telaraña a la que tengo que entrar y salir todos los días, otros como la gran oportunidad de ganarme una platita para mantener a mi familia y otros como la forma de amasar una fortuna mayor de la que ya tienen.

Todos, repito, todos tienen razón, pues nuestra ciudad es como un “porfiao”, esos muñecos inflables a los cuales tu le pegas y no importa que tan duro le des, el siempre regresa. Esta es una ciudad, multicultural, que al igual que otras grandes capitales en el mundo se creó, creció y se engrandeció gracias al aporte de propios y extraños. Todos los que hoy la vivimos o nuestros antepasados, emigraron de algún lugar del mundo.

Pero esta gran amalgama de gente que hoy llamamos Panamá, ante el desorden, la falta de acción, la no certeza del castigo y del “mientras no me cojan es legal”, han hecho de las leyes municipales y nacionales, un pasquín de antaño, como los de Archie o Hermelinda Linda.

Hace algunas semanas se anunció que se eliminarían los mal llamados “bien cuidaos” del Casco Antiguo y de varios otros lugares donde florecen cual maleza y nos preguntamos: ¿se acabaron o siguen ahí todavía, extorsionando y amenazando a cuanto conductor se ve en la necesidad de un estacionamiento, de los que no hay suficientes en esas áreas?

Hemos sido varios que hemos denunciado hechos donde ya sea supermercados, restaurantes de comida rápida o escuelas, no cuentan con espacio suficiente espacio para que sus clientes entren y salgan y estos conductores de manera irresponsable, “bloquean” las calles mientras entran o mientras esperan a que sus hijos entren o salgan de las escuelas. ¿Han visto alguna vez a un agente de la policía haciendo cumplirla ley?

De igual manera hay quienes han tratado de ayudar avisándole al municipio y a la policía cuando las construcciones de nuevos edificios literalmente bloquean las calles para que los camiones despachadores de concreto, entreguen este producto para los “nuevos vecinos” del barrio. Lo mas interesante es que dentro del perímetro de estas construcciones están estacionados los vehículos de ingenieros y de los propios obreros, despachadores de otros materiales y hasta de uno que otro agente de la autoridad del tránsito que esta muy ocupado viendo su celular, mientras el desmadre esta frente a sus ojos, pero ¿alguna vez han escuchado que les han puesto alguna multa ejemplar?

Y ¿qué decir de los despachadores de bebidas gaseosas, gas en tanque y cuanta cosa toque despachar a tiendas de abarrotes y similares? En varios de estos casos, los policías hasta los acompañan para violentar el mismo reglamento de tránsito que deberían hacer cumplir.

De igual manera los dueños de locales en áreas muy visitadas, donde estos se han apropiado de no solo las aceras sino de las calles frente a sus respectivos locales. Por regla general esto viene acompañado de “asistentes” que recolectan un “salve” por cuidarle el espacio a los dueños de estos establecimientos comerciales. ¿Alguna vez han visto a algún policía defender los derechos de la mayoría de los ciudadanos?

Lo más interesante de casi todos los casos mencionados y en varios otros que se quedan por mencionar, es el uso de los muy populares conos color naranja, que en diferentes dimensiones utilizan los “dueños de las vías” involucrados.

Estos parecieran ser la nueva patente de corso, de la cual se han adueñado algunos en perjuicio de la mayoría. Considero que hay que cumplir y hacer cumplir las leyes, ya sea locales o nacionales. Al principio nos costará acostumbrarnos, pero al final estoy seguro que nadie quiere vivir entre conos, ¿verdad?


Publicado originalmente el miércoles 25 de octubre en el Diario La Estrella de Panamá

ÉPOCA DE CACERÍA

  Muchos vimos con un asombro poco acostumbrado, el homicidio de un alto ejecutivo de la industria de seguros en los Estados Unidos de Améri...