viernes, 29 de marzo de 2024

En el mundo de la política

 

Inicio advirtiendo que este artículo no pretende convencer a nadie sobre como debe ejercer el voto para las próximas elecciones.

Todos pensamos que Panamá es un país único. Evidentemente a veces el amor patrio enceguece la razón, por eso, siempre debemos tener los pies sobre la tierra y ver las cosas como son y no como nos gustaría que fueran.

Los ganadores siempre tienen una explicación sobre el por qué ganaron y los que no ganaron, siempre buscarán la forma de “justificar” el no haber ganado (nunca una derrota).

De la misma manera, cuando conversaba de joven con quienes fueron protagonistas de nuestra historia política, siempre había dos versiones de la misma historia. Inclusive, de los golpes de estado y hasta del asesinato del presidente Remón. En fin, como entre quienes protagonizaban siempre había abogados, abundaban las versiones sobre el mismo hecho.

Hasta 1968, hubo un reducido grupo de familias que se “alternaban” en el poder y con ello la riqueza, recursos y tantas cosas que desde el nacimiento de la república ha tenido este pedacito de tierra. Los golpes de estado no eran por ideología, sino que se convertían en un quítate tú, para ponerme Yo.

Este año se han producido muchas situaciones inéditas que han cambiado mucho el posible devenir de las elecciones de mayo y del país en sí. No solo por la cantidad de candidatos, sino por la diversidad o similitud entre ellos.

Así las cosas, tenemos candidatos que, a juicio de muchos, no tienen mucha oportunidad de ganar, sin embargo, obtendrán una cantidad de votos que, bajo otra situación, a lo mejor no se hubieran producido. La desproporción en los recursos que reciben los candidatos por la libre postulación produce un gran desbalance en las oportunidades que tienen estos candidatos de ganar. Cada uno de ellos, está aspirando por razones muy diferentes, desde mi perspectiva. ¿Cuántos votos obtendrán? no se sabe, pero desde mi balcón, me atrevería a asegurar que ninguno superará entre el 2 y 5% de los votos emitidos.

Entre los postulados por partidos no se debe descartar a ninguno, pues en el papel todos tienen una oportunidad de sentarse en el Palacio de las Garzas el 1 de julio próximo. De estos hay algunos que quizás por su estructura y/o tamaño tienen una fuente de financiamiento muchísimo mayor que los demás. He aquí otra injusticia. Alianzas que reciben mas de 20 o 30 millones, mientras otras no llegan a los 3 millones.

Aun así, cada campaña hace lo mejor con lo que tiene, pero el desbalance se verá el día de las elecciones pues ese día se requiere una logística muy peculiar.

Entre los otros candidatos restantes, hay uno que aparte que recibe mucho dinero cuenta con el respaldo de varios medios amarillistas o guerrilleros, como se les conoce y en pasillos se menciona que es el candidato del bloque empresarial. Considero que pesa sobre su espalda el haber desmeritado a quienes protestaban en contra de la mina o del contrato minero. Aún así cuenta con un significativo respaldo.

El candidato oficialista que busca lograr una continuidad para su partido, inédita en la historia electoral moderna, se percibe con un deterioro paulatino en su imagen y en su campaña. Cuenta con un presupuesto casi inagotable gracias al subsidio y al aporte de donantes que buscan seguir en el “negocio”; esto le ha permitido un gran despliegue publicitario y de material promocional, sin embargo no se le percibe como uno de los contendientes con oportunidad real.

Luego viene otro que “heredó” la candidatura. Su caudal político se limita a lo que le dejaron ya casi hecho, sin embargo, pareciera que empezó a distanciarse de algunas de las figuras que no le aportan mucho. Tiene una posibilidad real, aunque aún no se sabe si ésta le durará hasta las elecciones de mayo.

También hay otro que se estrena como candidato partidista, que pareciera que ha orientado su campaña, al estilo estadounidense, que se basa en la descalificación de sus contrincantes. Sin embargo, no estoy tan seguro de que le esté dando el resultado esperado, ni siquiera entre la juventud que es la que más rechaza la confrontación irrespetuosa.

El último de los candidatos, postulado por un partido que no ha tenido un candidato propio en las últimas contiendas electorales, se proyecta apoyado por grupos que han migrado de otros partidos donde no se sienten representados o de grupos independientes que se han ido consolidado. Hijo de uno de los líderes tradicionales del país, goza de la solvencia que le da su apellido, de su previa experiencia y de prestigiosos nombres que lo apoyan.

Con esto en mente, aún no hay un claro ganador, a pesar de que, según los encuestadores, vivimos en 3 o 4 diferentes países. Ojalá los votantes no se dejen influenciar por estas y voten a conciencia, pensando en el futuro de sus hijos y de Panamá.

 

GANÓ PANAMÁ

 

Al final de la noche del pasado lunes 4 de marzo, se marcó un antes y un después en la historia política de nuestro querido país. Quedó demostrado que por mas dinero que uno pueda tener (o decir tener), la justicia por mas que la hagan demorar, puede y debe llegarles a todos.

Después de muchos meses o años de lucha por la justicia y por le honor del sistema judicial en Panamá, muchos panameños vemos con beneplácito, el que haya quedado en firme la condena contra un expresidente de la República, el cual ya había sido encontrado culpable de delitos tan graves como lavado de dinero para, con recursos del estado, haber adquirido bienes que posteriormente sirvieron para atacar contrincantes políticos.

En el camino queda atrás los ataques personales proferidos contra, quienes, actuando dentro del marco de la legislación panameña, nos atrevimos a poner al país por delante del dinero o de intereses personales. Por coincidencia, fueron dos distinguidas damas quienes fueron víctimas de esas afrentas que provenían de un ser que ha demostrado poco o nulo aprecio y respeto por el sexo femenino.

Estoy seguro de que, la gran mayoría de los panameños vemos con buenos ojos que se inicie recuperación de la credibilidad en la justicia y en sus principales actores. Digo la mayoría de los panameños, pues no podemos seguir montados en ese barco en el que muchos quisieran montar a los que por muchos años hemos venido luchando por la decencia y la promoción de los valores cívicos, éticos y morales.

Habrá quienes ahora querrán iniciar campañas de descalificación contra todos los que levantamos la bandera de la democracia, libertad y justicia que tanto nos costó recuperar. Estoy convencido que los ataques arreciarán y empezarán a sugerir epítetos, falsedades y medias verdades disfrazadas de mentiras y descalificaciones, para desvalorar no solo a quienes, impartiendo justicia, han procurado adecentar no la política sino la sociedad panameña.

Hoy, los panameños de bien, en especial quienes hemos venido trabajando en favor de la democracia y de los valores, recibimos un espaldarazo a esa labor que no pocas veces hemos dudado si valía la pena seguir, arriesgando familia, negocios y hasta su propia credibilidad.

La transparencia con la que se ha actuado en este caso debe marcar una nueva forma de actuar. Cónsona con los nuevos métodos de anunciar justicia. Si para ello deben actualizarse normas y leyes, pues que se haga. Pero creo que debemos arropar a esas magistradas que, desde la Corte Suprema de Justicia, se atrevieron y emitieron “en nombre la república y por autoridad de la ley” a confirmar que lo actuado por dos cortes inferiores.

Ojalá todos los funcionarios fueran como por ejemplo la Magistrada Maribel Cornejo B., quien ha compartido un resumen de su actuación en el año anterior anualmente desde su designación. El pueblo tiene el derecho a saber como actúan sus funcionarios, sin importar lo alto de su cargo.

Este triunfo de la justicia debe atribuirse no solo a las cortes, pues vale la pena mencionar la lucha incansable de varios medios de comunicación como éste, que ha sido vilipendiado y atacado, por el simple hecho de defender lo que había que defender y hacer público lo que muchos sabían y no se atrevían a decir.

A finales del año 2022 y en enero de 2023, este servidor previó que el lavador de activos, hoy condenado, no sería candidato a la presidencia de la República. Así quedó plasmado en artículos de opinión publicados en este medio y en intervenciones que, como analista político, expresé. En su momento se me formularon descalificaciones como a las que me refiero más arriba, fui comparado con la famosa canción de Rubén Blades que habla de “Madame Kalalú” o donde se cuestionaba el lugar donde había adquirido la “bola de cristal”.

Cuando se hace análisis político de forma desapasionada y sin remuneración económica, uno estudia, lee y hace las evaluaciones que se requieren para formular los comentarios y evaluaciones que se ofrecen. En lo personal me alegro de haber acertado y poder así demostrar que estamos en el camino correcto.

Hoy en Panamá la mayoría celebra, no una descalificación, sino a la justicia, a la razón y por ende a la democracia. ¡Gracias Panamá!

 

 

 

 

 

 

PARTICIPAR ES OBLIGATORIO

 

Estoy seguro que hay muchas personas que se acuestan en la noche pensando en lo que tienen que hacer al día siguiente, ya sea para desarrollarse en el trabajo al que tienen que ir al día siguiente o bien, en las aplicaciones que debe compartir para obtener un buen empleo.

Infortunadamente, las estadísticas que se ven, son más de la mitad de quienes vivimos en Panamá, los que están en el segundo grupo. Son personas que durante el presente lustro perdieron su empleo, se graduaron de una institución superior de educación y no han podido conseguir un empleo fijo, tomaron la decisión de cerrar sus pequeñas empresas o emprendimientos o sencillamente llegaron al país en un momento en el que no está en capacidad de ofrecer la misma cantidad de trabajo, como hace 15 o 20 años.

Durante la pandemia, las autoridades actuales, tomaron la decisión de incrementar la planilla estatal, convencidos que con eso pondrían a circular el efectivo que se requerían en un momento de crisis, no solo nacional sino mundial.

Desde mi perspectiva, no fue la medida que se requería en ese momento, pues casi todos sabemos que el grueso en la cantidad de empleos se genera en la micro, pequeña y mediana empresa, quienes cuando trataron de buscar la ayuda que se requería, varias entidades bancarias optaron por comportarse estrictamente como entidades financieras, sin ponerle corazón al tema ni tomaron en consideración que la mayoría de estas, venían de enfrentar una de las peores crisis económicas de la historia nacional. 

 A varios microempresarios que conozco, se les exigieron las mismas condiciones que para solicitar cualquier otro tipo de préstamo. Para la gran mayoría les era imposible cumplir todos esos requisitos. Lo que se debió hacer, fue poner dinero a circular entre la pequeña empresa a cambio de que ellos reabrieran sus negocios sin despedir a nadie y bajo la lupa de la entidad rectora de estas empresas.

La realidad es que no se hizo así, a lo mejor porque prevaleció el “interés político” que ofrecía una posible reelección, inédita en la historia política moderna en Panamá. Prevaleció el “que hay pa´mi” y el “mientras no me pillen es legal”. Es triste porque se perdieron muchos empleos que aún no se han recuperado y que a menos que se den cambios decisivos en la forma de dirigir el país, no se podrá volver a contar con la recuperación de estos empleos.

Igualmente se comprobó que el empredurismo no sirvió para llenar las expectativas que se tenían, en una sociedad que demanda regresar a la época de crecimiento y boga de una economía que llegó a estar entre las 5 mejores del continente.

Muchos de estos panameños se han visto forzados a mudarse para vivir con familiares, otros han tratado de subsistir gracias a los famosos “camarones” y otros, se han volcado a participar en la reprochable realización de actos delictivos.

Muchos nos preguntamos si se puede ver la luz al final del camino. Varios contestarán que ni siquiera se ve el final del camino. Otros, que esa luz pudiera llegar por vía de un nuevo gobierno que se instalará el 1 de julio próximo. Lo que si es una realidad es que para muchos lo último que se pierde es la esperanza. Y en ese bote deberíamos montarnos todos. No descalificar a los que se quieren montar en el bote, sino que mas bien, tenderles una mano para que se suban.

Esa misma mano que debemos utilizar para votar de manera inteligente, no solo por la posición de presidente, sino para todos los puestos que se disputarán el primer domingo de mayo, como indica nuestra carta magna. El ser parte de un partido no te da ni te quita honorabilidad, como tampoco te lo da o te lo quita el no formar parte de uno. Hay gente buena dentro y fuera de partidos.

Si nos la pasamos criticando al contrincante eso no significa que votarán por ti. Solo te verás como un acomplejado, odioso y sin falta de ingenio, que te reduces a criticar sin proponer.

Soy de los que han decidido participar y tratar de hacer los cambios desde adentro. Eso no me convierte en alguien que se aleja de los mismos principios y valores que he venido practicando por mas de 40 años. La ética, la honorabilidad y el respeto, seguirán siendo los pilares de esa educación que me dieron, inicialmente esos maestros que nacidos en San Felipe y  en Colón, me dieron la vida y me guiaron por el camino correcto.

Tenemos que recuperar a Panamá. No nos pongamos a experimentar, elijamos a los mejores y participemos de una verdadera fiesta electoral, por el bien de nuestra patria.

 

 

 

 

LA IRONÍA DE NUESTRA AMÉRICA

 


El continente americano es tan diverso y diferente que quienes nos empaquetan o pretenden diferenciarnos solo entre “los del norte y los del sur”, se equivocan.

Empecemos por “los del norte”, pues aunque de raíces similares, tienen sus diferencias y de hecho los canadienses se resienten cuando se les pretende confundir con los estadounidenses. De hecho, ese es el gentilicio correcto, pues llamarles “americanos” como si América fuera un país, se equivocan. Denominarlos “norteamericanos”, nuevamente se equivocan, pues ¿qué hacemos con los mexicanos o los canadienses?

En la bella Canadá, se habla “oficialmente” 2 idiomas, inglés y francés, incluso se habla de la región inglesa y de la región francesa. El sistema de gobierno es un poquito diferente al estadounidense y aún hoy se sigue promoviendo la inmigración ordenada. Los estados Unidos de América, por su parte, no tiene las puertas oficialmente tan abiertas como las canadienses y la incursión en política de ciertos líderes extremistas y populistas, han complicado de alguna manera el antes, estable sistema del que disfrutaban.

La puerta hacia la América que, aunque se denomina latina, tiene su propia diversidad, está en Los Estados Unidos Mexicanos. Una cultura con un fuerte arraigo con sus raíces indígenas que nos regalaron las culturas Maya y Aztecas, por solo mencionar algunas. Recientemente, se ha convertido en la puerta de salida de los miles de africanos y latinoamericanos que escapan de gobiernos autocráticos o dictaduras (disfrazadas o no) que en lugar de defender, proteger y apoyar a sus pueblos, se dedican a lo contrario y roban, amenazan y hasta se podría utilizar las técnicas hitlerianas le lavan los cerebros a esas mismas multitudes que prefieren mantener en la ignorancia, para lograr sus descalabros y autoritarismo.

Centroamérica es de por si un istmo con bastantes similitudes. Igual que México tiene una base en su cultura indígena, lo cual se refleja en su música folclórica, su comida y su idiosincrasia. En los últimos años se ha visto afectada, por decir lo menos por algunos de estos tiranos (dicen ellos que de izquierda o derecha) que no respetan los derechos de sus ciudadanos, lo cual no ha beneficiado la seguridad (salvos contados casos), la educación ni la amable convivencia con sus vecinos.

Panamá, es un híbrido que ni por razones geológicas, ni por tradiciones, ni por su cultura, cabe de manera perfecta en Centro américa, ni en sur América y mas bien parcialmente tiene mas vínculos con los hermanos caribeños, principalmente los de habla hispana. Políticamente hablando, no ha tenido la suerte de tener, recientemente, esa clase de dirigentes que un país que lucha por salir de un mundo llámese de tercero o cuarto nivel y mas bien se han limitado a engrosar sus fortunas (o las de sus allegados) a costa de una población que prefiere el carnaval a la educación.

Sur América, siendo Colombia su puerta de entrada, nuevamente es supremamente diversa en muchísimas cosas. En Colombia un líder, que salió pretendiendo gobernar a través de un aliado, al verse imposibilitado y frustrado porque no se lo permitieron, se convirtió en acérrimo enemigo de su sucesor y le hizo mucho mas daño al país que al propio amigo convertido en rival. Como pesa el Nobel, ¿verdad?

De Venezuela hay poco que decir. Infortunadamente les tocó el dictador sin muchos recursos en la azotea. El desastre de la cantidad de hermanos venezolanos que emigraron en una corta ventana de tiempo, impactó a varios países vecinos y no tan vecinos. La esperanza esta forjada en el triunfo de quien debió haber electa hace un buen tiempo, pero que entre el machismo latino y el fanatismo, no tuvo esa suerte cuando debieron haberlo hecho. No nos engañemos, la crisis allá, no fue necesariamente producida por el primero de los dictadores, que al igual que muchos otros de sus “colegas” vendió el canto de sirena de la lucha de clases y hemos visto que no digamos sirenas, ni siquiera un bagre tienen a veces para comer.

Los países andinos son un cuento aparte. Uno de esos países, tristemente a veces da la impresión de tener cambios de gobierno mensualmente, aunque todos sabemos que solo una sensación, ¿verdad? Otros son países tan ricos, pero tan mal gobernados que parecieran que son de los mas pobres de la región. Pero bueno, esto, infortunadamente, pareciera ser el estándar del subcontinente.

Si seguimos hasta el cono sur, vemos el hermano mayor, que se ve forzado a “menearse” entre los extremos a los que los han sometidos sus mas recientes gobernantes. El hermano mas delgado, parece que envidiaba al mayor y ha empezado incursionar en un nuevo carnaval de izquierdas y derechas y de nuevo izquierda y repitamos desde el principio.

Finalmente, el país de los hermanos que se han convencido de que viven en otro continente. Ahí vemos la complejidad de la mentalidad latinoamericana. En sus más recientes elecciones, eligieron a un ultraderechista que derrotó en segunda vuelta a quien había ejercido la cartera de economía. Precisamente, el gestor de que el país estuviera sumido en la terrible situación económica que viven. Y es aquí cuando la ironía cobra vida. Mas del 40% de los votantes votaron para mantenerse en tan precaria situación.

Es la misma ironía que vivimos en EE. UU. cuando la mayoría de los miembros de un partido vota en favor de misógino, violador, autoritario y que al igual que cualquier dictador latinoamericano se cree emperador o dueño de la finca. La misma ironía de los centroamericanos que se ciegan porque ahora pueden salir de noche, pero siguen comiendo la misma ignorancia que utilizan los dictadores para mantener la ignorancia como clave de su gobierno. 

La misma ironía que vemos en países como Panamá donde un significativo grupo de personas votaría por un corrupto, lavador de dinero a quien hasta sus propios vástagos acusaron de varios crímenes. O como en Colombia, donde una población indignada y frustrada por una ultraderecha que servía solo endiosar a un mini emperador o la de Brasil donde una inmensa cantidad de personas tuvieron que elegir entre dos extremos tan radicales que creo que ni ellos mismos se soportan.

Siempre había pensado que la única vía para salir de este ostracismo en que nos quieren meter algunos líderes políticos era la buena educación. Pero, ni eso ha logrado que una significativa cantidad de personas, residentes en el coloso del norte se hayan contagiado del fanatismo que reina en una gran parte del mundo y en especial en la América Latina. Ojo, que no he querido tocar el tema de las islas del caribe, por su complejidad y complicación. Será material para otro artículo.

Mientras tanto, reitero mi compromiso por la promoción y fortalecimiento de valores y de la cultura, que se ha convertido en esa nueva bandera que creo que todos debemos abrazar.

Debemos ser más solidarios, más responsables, más honestos, más empáticos, más éticos, más tolerantes, más respetuosos y puntuales. Debemos participar y no descalificar. Debemos ser parte de la solución y no simples espectadores.

Debemos ser más ciudadanos y menos súbditos…

¿Iluso Yo?

 


La próxima semana en varios países se inicia el carnaval; irónicamente se dice que es lo único que los panameños tomamos en serio. Lo que si es cierto que uno de los pocos rubros en que destacamos contra nuestros vecinos del continente; somos los que tenemos el récord de mayor consumo per cápita de cerveza.

Las fiestas carnestolendas se han venido celebrando en Panamá de manera oficial, desde 1910, en el que el entonces alcalde capitalino, José Agustín Arango, oficializó mediante decreto alcaldicio las fiestas que desde varios años atrás, los esclavos de origen africano ya celebraban en la región de Azuero.

Se dice que los carnavales nacen en la antigua Roma, como una fiesta pagana en honor del dios Baco. Durante esas fiestas todo se desordenaba, siempre acompañadas de abundante licor, vino principalmente.

Este año, por una de esas coincidencias, el inicio de la campaña política que debe culminar con las elecciones del 5 de mayo, se junta con la semana donde las reinas de muchas lugares en el país son coronadas e inicia la juerga, el desorden, el consumo de licor y según se dice, la gestación de muchos niños que nacerán en noviembre.

Es indiscutible que el carnaval es la fiesta del panameño, a quienes, como cosa no tan común en el resto del continente, hacemos de las elecciones una verdadera fiesta democrática. En el carnaval se puede a gente de todos los estratos sociales echarse agua, confeti y hasta las infames harina y añil, sin ningún tipo discriminación. Todos nos unimos para disfrutar ya sea en los parques del interior de la república, en los populares toldos, en los ríos de varias localidades, en el mar o en la cinta costera capitalina. Lo importante es que haya agua; mucha de ella.

Ojalá tomáramos ese comportamiento de unirnos y disfrutar todos juntos, que hemos practicado con anterioridad, durante la campaña política que se nos avecina. Al final del camino todos somos panameños. Todos debemos ir a trabajar el 6 de mayo y todos estaremos pendientes de la toma de posesión del nuevo presidente el 1 de julio. Eso precisamente es lo que necesita el país.

Si el 2 de julio empezamos a criticar y no permitir que la persona electa, desarrolle el plan de gobierno que nos presentó y sencillamente hacemos algo en lo que somos profesionales criticamos por el simple hecho de criticar, flaco favor le estaremos haciendo al país, que necesita de todos sus buenos hijos.

Como ciudadanos tenemos el derecho y deberíamos tener la responsabilidad (para no decir la obligación) de participar de la política. Estén o no estén inscritos en un partido político, como ciudadanos tenemos ese compromiso. Esa es la verdadera democracia.

Yo exhorto a todos mis amigos que impongamos una moda: Si vemos o escuchamos a alguien practicando el “hobby” preferido de criticar sin fundamento, repitiendo alguna locura que leímos en las redes o sencillamente inventando alguna de esas locuras que alguien dice y el resto repite, por favor, llámenle la atención.

Mientras mas repitamos, copiemos y republiquemos alguna descalificación a priori, menos de la gente buena querrá involucrarse en aspirar por un cargo de votación. A nadie le gusta que se le calumnie, que solo serviría para desprestigiarlo. Motiven a esos criticones profesionales, que practiquen la recomendación de “No repostear (o repetir) sin verificar”.  Créame que si usted repite algo que luego se comprueba que no es cierto, el que va a quedar mal es usted.

Los exhorto a disfrutar la campaña política como disfrutamos los carnavales. Destaquemos lo bueno de los candidatos. No creo que ninguno de ustedes quisiera que lo metieran en el mismo paquete que varios de esos sinvergüenzas que nos han gobernado en los últimos años, que nos han mentido, que han trabajado para beneficiarse ellos mismos, esparciéndo algunas migajas a quienes los colocaron en esos puestos.

No permitamos que se popularice esa desgracia de frase de “robó pero hizo”. Como panameños nos debería dar pena que se nos considere cómplices del desfalco a la nación a cambio de ver hacia otro lado. Ojalá los panameños escojamos a personas con las calificaciones y experiencia que se requiere para sacarnos del lodo en que algunos malos gobernantes y políticos nos han querido ahogar.

Habrá quien me tilde de iluso, pero creo que todo es posible y mas si en nuestras manos está el poderlo hacer.  ¡Disfrutemos del carnaval y de la campaña!

NO TODO SE COMPRA

 


De hace algunos años para acá, una significativa cantidad de panameños se han convencido que todo tiene un precio. Hace algunos lustros, la persona que estuvo al frente del ejecutivo, “compró” a quienes se dejaron comprar y así se convirtió en el gran propulsor de la desinstitucionalización del estado.

Al igual que otros “casi” dictadores que pululan mas recientemente en América, le hicieron mucho daño a una endeble democracia, que según datos de estudios bastante confiables, dejó de caminar en muletas, para que la sentaran en una silla de rueda. Muchos de estos salieron mucho mas adinerados que cuando entraron y no fue gracias a los salarios que devengaron durante sus mandatos.

Lo triste de esta historia, la cual estoy seguro cada lector verá reflejado a alguien distinto, luego de la descripción que hiciera de estos líderes populistas, que no han hecho mas que, cuales vampiros, se han bebido la sangre que emana de las sangres de los mas necesitados en nuestros respectivos países.

Pero la mayor de las ironías es que estos pichones de Drácula, son aplaudidos y hasta añorados, por una masa que cual gallina se satisface con las migajas que le tiran, perdiendo de vista el fondo del bosque, donde están “guardadas” las grandes riquezas que nuestras naciones producen.

En otro “salón de estar” estamos quienes hemos venido hablando, practicando y luchando por el rescate y fortalecimiento de valores. En este salón también se ubican a una gigantesca cantidad de personas que siguen luchando incansablemente por la transparencia, la participación democrática, la lucha contra la corrupción y mas recientemente la guerra contra el narcotráfico, que ha logrado infiltrarse en las esquinas mas recónditas del engranaje gubernamental.

En muchas ocasiones, los que estamos en este grupo, de visita o de forma permanente, nos hemos visto atacados, demandados, vilipendiados y en fin mancillados en nuestro honor y honra, por no estar de acuerdo con las sinvergüenzuras de algunos que se han montado en un carrito desde el que llaman por altavoces a que la mayoría se sume y que tristemente, ante las necesidades tan apremiantes que, en muchas ocasiones han sido provocados por estos mismos “líderes”, sufre la mayoría de la población.

Seguimos tratando de “evangelizar” que no es mas que compartir experiencias, caminando por el camino de lo correcto, que si bien es cierto nos lo han llenado de piedras y ortigas, también es cierto que es el único que nos lleva al rescate de nuestros países, tan golpeados por la corrupción, la falta de transparencia y el “festival de precios” que muchos de estos malos líderes anuncian.

No. No puedo permitir que nos metan a todos en el mismo cartucho. Panamá está llenas de gente buena y noble que busca el bien del país. Panamá demanda buenos líderes. No de los que gritan y se la pasan quejándose sin mucho que ofrecer. No de los que siguen con el clientelismo que nos tiene, quejándonos de una enfermedad, casi incurable, que es la corrupción.

¿Qué seremos criticados? Claro que lo vamos a ser. Estamos atentando contra el “status quo” de quienes se han acostumbrado o limitado a vivir de los que no producen sino que lo reciben como premio por una “labor bien hecha”.

¿Qué nos criticarán y tildarán de cuanta cosa se pueden imaginar? Es obvio que en la descalificación está el banco de quienes se quedan sin fundamento para desarrollar una discusión de altura. Como reza el dicho “No levantes tu voz, mejora tu argumento”.

El mensaje para quienes descalifican y critican sin fundamento debe ser estudia, investiga, abre tu mente. He oído a varias personas, supuestamente estudiadas, alegar que dicen o repiten algo “porque salió en las redes”. Lo peor es que lo discuten y sustentan como si efectivamente lo hubieran estudiado.

Hace unos días, escribí en una red social, que la reputación y credibilidad de una persona, debería poder caminar delante de esa persona. Los valores de cada persona deberían ser uno de los pilares, de la personalidad y conciencia de cada uno. Debo advertir que no todo se puede comprar, porque no todos estamos a la venta. Y mucho menos en promoción.

Hay quienes queremos un mejor Panamá, una mejor América y un mejor mundo. Quienes estemos en la misma “onda” bienvenidos sean. Tenemos mucho por hacer y por lograr.

sábado, 27 de enero de 2024

¿Y ahora, “pa´onde”?

 


Soy un asiduo crítico de quienes mienten para salvar su pellejo, tergiversan la realidad con el ánimo de engañar o por lo menos confundir y más recientemente a quienes ante la falta de argumento se dedican a descalificar a sus interlocutores o peor aún, a quienes no solo no conocen, sino que nunca han leído u oído.

Estas malas prácticas se han popularizado en los últimos años, gracias a las conocidas redes sociales, que a veces de sociales no tienen mucho. Estos nuevos medios de comunicación han producido médicos que nunca han pisado un salón de la facultad de medicina, ingenieros que no saben como se mezcla el concreto, abogados que desconocen la diferencia entre un amparo y una demanda y que han convertido en periodistas a quienes no pueden escribir tres líneas sin tener una falta de ortografía.

Lo mas triste de todo es muchos que, ávidos de una falsa popularidad, comparten cuanta infamia o falsedad se publica, para “ser el que tiene la primicia” aunque ésta signifique decir que la Tierra es plana. Al no haber estudiado, no conocen la responsabilidad que tienen al compartir datos no científicos, información sembrada para tratar de dañar la imagen de algún personaje público o sencillamente para perjudicar a alguien a quien no pudieran enfrentar en un debate serio y de altura.

Esto es una infamia, similar a la que promovieron los dirigentes sindicales para tratar de dañar la imagen de periodistas que, por no ser sus aliados, sencillamente buscaron desprestigiar. Es que ser periodista no es fácil. No fue fácil cuando hubo que enfrentar las huestes del dictador nacional de finales de los años ochenta, ni lo es ahora. Muchos soldados de la pluma han sufrido el exilio, heridos o simplemente sin trabajo.

Hace muchos años aprendí que, sin descalificar a nadie, las cosas se toman de donde vienen los comentarios. Si hay médicos que durante la pandemia promovían una chicha para curarse o un presidente que sugirió ingerir cloro para prevenir el Covid, entenderán que la credibilidad que le puedo tener a ese médico o político es nula.

Podría creerle a alguien que reconoce un error, por la razón que sea. Pero he visto a políticos que dicen o hacen cosas que es obvio que se han equivocado y se demoran semanas o años en reconocer sus errores y luego de haber cometido el error siguen sin ofrecer disculpas a sus seguidores.

En la nueva crisis que vivimos, hemos visto a personajes que hoy dicen una cosa, luego el “viento sopla para otro lado” y cambian su discurso. Otros que a pesar de estar claros que lo que dicen no es cónsono con su estilo de vida, lo siguen promoviendo y empujando principalmente a una audiencia que dura lo que dure su patrocinio; esto se ha comprobado en los últimos dos comicios nacionales en los cuales hemos participado.

Hay quienes vociferaron que serían más ricos que los Motta y que, luego de tratar de comprar a todo el que se vendió, enfrentan la dura realidad de tener que recurrir a comprar otro tipo de “pólizas” para evitar el traje de rayas.

Esta nueva crisis demostró que no aprendimos nada de la pandemia, que pensamos estábamos superando. En aquel entonces pronosticamos que el rico terminaría mas rico y que el pobre sería mas pobre. Hoy vemos a muchos que perdieron sus empleos tratando de subsistir, mientras los legisladores toman whisky caro. Este nuevo segmento de la población se dice que suman más del 40% de la población. Y lo peor es que no aportan ni al fisco ni al Seguro Social.

Y así, un candidato presidencial trata de convencernos que lo que sucede hoy es una lucha por acabar con su partido. Cínico. No se atreve a reconocer el daño que le han hecho al país y que, al igual que su nuevo “socio” lo mas probable es que terminen en visitas no tan agradables como a las que están acostumbrados.

El país requiere de un liderazgo basado en valores como la honestidad, la empatía, la solidaridad, la inclusión y una fuerte dosis de integridad. No podemos seguir improvisando y dejándonos marear por cantos de diablos disfrazados de sirenas.

Quien dirija al país en el próximo quinquenio, requerirá de una gran dosis de inteligencia y rodearse de quienes le digan la verdad. No de los aduladores que se enquistan en cuanto gobierno llega al poder. Panamá nos necesita unidos y con ganas de trabajar por el bien de todos, sin distinción. Si es posible, dependerá de todos.

 

¡Que Viva Panamá!


Artículo publicado originalmente en www.prensa.com

En el mundo de la política

  Inicio advirtiendo que este artículo no pretende convencer a nadie sobre como debe ejercer el voto para las próximas elecciones. Todos p...