Todo parece indicar que el “mejor sistema electoral del mundo”, tal y como lo describiera la mano que mece la cuna en Venezuela, no funcionó como tal o en su defecto funcionó excelentemente para sus adversarios.
El vicepresidente del partido en gobierno en Venezuela, cuyas
siglas son PSUV, se llenaba la boca de decir que como ellos son libres, no
necesitaban que nadie los viniera a fiscalizar y que, si la Unión Europea
quería estar el pasado 28 de julio, día en que se celebraron las elecciones a
nivel nacional, era para aprender del “mejor sistema electoral del mundo”.
Infortunadamente para él y sus secuaces, los comicios
arrojaron el resultado que se esperaba, incluso por ellos mismos, pero nunca
vieron venir la mancha de votos contrarios que les cayó encima.
Nunca se esperaron que la verdadera lideresa del pueblo
venezolano, la exdiputada María Corina Machado, hoy forzada a la
clandestinidad, hubiera tomado las precauciones que se implementaron y que ha
prevenido que el régimen, que hoy rige ese bello país suramericano, pueda
presentar las actas de las diferentes mesas y centros de votación que fueron el
epicentro de esta contienda electoral.
El sistema adoptado, se blindó de tal manera, que ni siquiera
“con el mazo dando” han logrado que hoy no se hayan convertido en el hazmerreír
global. Bueno, excepto por los pocos países afines, que han salido a reconocer
la supuesta victoria del “maburro”.
Tristemente, nuevamente el papel de la OEA ha sido tibio, por
resaltarlo de alguna manera. Al igual que ha sucedido en varias ocasiones,
incluyendo lo sucedido con Panamá a finales de los 80s; la posición de
“conveniencia” de algunas naciones, principalmente las caribeñas, no
permitieron que se lograra la unidad americana; aunque en esta ocasión, 3
naciones se “ausentaron” o se abstuvieron convenientemente durante la votación
que, no buscaba más que llamar la atención al CNE venezolano.
El resultado, desde mi perspectiva, resultó adverso a lo que
se buscaba, pues por ejemplo la oposición mexicana festinó la reacción de su
mandatario, tal y como también sucedió en Colombia y en cierta forma en Brasil.
Tres naciones que eligieron gobiernos de tendencia izquierdistas y los cuales,
excepto el gran coloso de Suramérica, no han dado los frutos esperados por ese
pueblo que los eligió.
Muchas personas se han estado preguntando que pudiera pasar o
cual podría ser el resultado final de esta situación, que seguramente tiene sin
dormir a muchos en la tierra del Alma Llanera. Si uno lo mira fríamente, hay
varias alternativas.
La primera es que el gobierno logre, nuevamente, que el
pueblo se vaya cansando y eventualmente se retire de las calles, donde están siendo
vilipendiados por las fuerzas armadas y policiales, así como por los grupos
paramilitares que asesinan, secuestra, roban y ultrajan a los ciudadanos, todo bajo
el guiño cómplice de un gobierno que se aferra por medio de unas uñas mal
cortadas.
Una segunda alternativa, podría producirse si los 3 países
que se ausentaron en la votación en la OEA, logren que varios países accedan a
darle un aire al gobierno actual, cuya vigencia termina a fin de año y
propongan una extensión de 6 meses o un año mas bajo la presidencia del
mandatario que perdió las elecciones, gobernando con un gabinete mixto
compuesto en partes iguales por designados de la oposición y del propio
gobierno. Esta solución no creo que cuente con el respaldo de las naciones que
confirman el continente americano.
Una tercera alternativa, sería una solución estilo Panamá
1989. La diferencia sería que, como lo han propuesto algunas personalidades
argentinas, sería un conglomerado de naciones americanas las que se
organizarían para respaldar la instauración de un gobierno democrático en
Venezuela. Esto podría tornarse en varias alternativas. Los militares
venezolanos, que hoy abusan de su propio pueblo, podrían hacer lo mismo que
hicieron en Panamá, quitarse los uniformes y salir corriendo ante la llegada de
la invasión multinacional. La otra podría ser que haya enfrentamiento,
produciéndose un derramamiento de sangre innecesario.
Otra alternativa podría ser que el gobierno actual, ante la
presión popular producida por los paros, manifestaciones y marchas
multitudinarias que se han visto en prácticamente todo el país, concedan su
derrota en las urnas y se preparen para una transición democrática, como lo
indica la propia constitución que tanto invocan.
Esta sería la salida ideal, democrática, justa y mas popular,
cuyo mayor beneficiario sería el propio pueblo que deberá entonces aprender a
ser ciudadanos activos y participativos, no solo para las elecciones sino para
a vida democrática cotidiana.
¿Será que se habrá aprendido la lección?
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