Hace varios años, le comentaba a una amiga, gran luchadora
por la democracia venezolana, que se iban a tener que “aguantar” a Chávez, por
varios años más. En ese entonces no me lo creyó y luego vino su deceso y
nuevamente pensaron que la dictadura, se acabaría pronto. Nuevamente se
equivocaron.
Al igual que algunos otros países de la América Latina, donde
gobierna una izquierda arcaica, rancia, obsoleta y que no es reflejo del
interés de las grandes mayorías. Venezuela no está bien gobernada. Hay
diferencias sobre el cómo llegaron al poder, por ejemplo, uno vía una
revolución popular, que poco tiempo después se alejó de los principios que
predicaban y por los que recibieron el gran apoyo de una buena parte de la
ciudadanía. En otros casos, llegaron vía elecciones para luego enquistarse en
el poder vía manipulación, trampa, persecución, muerte y demás “yerbas
aromáticas”.
No me gusta descalificar a nadie por adelantado, por ello
siempre he manifestado que “populismo de izquierda o de derecha” es igual de
malo. Hace algún tiempo escribí que no entendía por qué en Latinoamérica se nos
olvidó el centro. Podemos caminar un poquito a la izquierda o a la derecha,
pero sin alejarnos de ese centro que nos produce un cómodo balance.
El próximo domingo 28 se realizarán las elecciones en
Venezuela, donde sus principales protagonistas son el “mal heredero de Chávez”
y el “sustituto” de María Corina. Muchas de las dictaduras (democráticas o no)
que pululan por este bello continente, han tenido uno que otro líder con
inteligencia o por lo menos astucia. Venezuela ha tenido la mala suerte que el
suyo no cuenta ni con uno ni con lo otro, como lo demuestra casi que a diario.
Es más, ni siquiera sabe hablar, lo cual es casi que
imprescindible en quien pretende liderar; y cuando lo hace por regla general o
miente o mete la pata. Se dice que no sirve ni para seguir las instrucciones
que le mandan los que realmente gobiernan en conjunto con la tanda de cubanos
que se han tomado la tierra de Bolívar.
Su principal contrincante es Edmundo González, poco conocido
fuera de Venezuela, pero que ha cobrado una vigencia inimaginable dentro del
país, a raíz de la injusta descalificación de quien debió haber sido candidata
desde hace mucho tiempo, María Corina Machado; ella se ha erguido como una
verdadera lideresa y el más grande dolor de cabeza del actual gobierno.
Es tal la preocupación que han generado quienes encabezan
casi todas las encuestas “serias” y resalto serias, pues el régimen ha sacado
algunas que ni en DisneyWorld tendrían apego por ellas, que manejo información
que estos gobernantes, están dispuestos a tratar de robarse los comicios del
próximo domingo. También han descalificado a los observadores que enviaría la
Unión Europea, lo cual hace prever que podrían intentar manipular los
resultados.
Durante la campaña, han cerrado vías por donde se sabía que manejarían
o caminarían el candidato González y María Corina, han encarcelado al jefe de
seguridad de esta última por hacer su trabajo y así, cuanta ridiculez nos
podamos imaginar.
Por ahora manejan la fuerza pública y las fuerzas armadas.
Digo por ahora, pues mantengo la esperanza que en el momento que el país lo
demande, éstos saldrán a defender la herencia del libertador de Venezuela, la
democracia y principalmente la voluntad popular.
La única advertencia, que me gustaría formular a quienes
usurpan el poder en Venezuela es que se vean en el espejo de Noriega en Panamá,
cuando pretendió “desconocer” el abrumador resultado de las elecciones de 1989,
donde su candidato perdió las mismas por un margen de alrededor de 80%, inédito
en Panamá.
Si bien es cierto, las predicciones de quienes están en
contacto constante con los ciudadanos nos dicen que, si bien es cierto hay
mucho miedo, también hay un optimismo impresionante que permitiría que la
oposición obtenga un triunfo de alrededor de un 60% a 70% de los votos
emitidos.
Solo me resta exhortar a los hermanos de ese bravo
pueblo que el
yugo
lanzó, que salgan a votar.
Que lo hagan con fe, con confianza en que solo con su participación masiva
regresará la libertad, la justicia y la democracia. No pueden olvidar que la
fuerza
es
la
unión; y
desde
el
empíreo
el
supremo
autor,
un
sublime
aliento
al
pueblo
infundió.
Un continente entero los ve, los abraza y les desea
fortaleza, tolerancia y principalmente convicción que mejores días vendrán.
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