Estoy seguro que hay muchas personas que se acuestan en la
noche pensando en lo que tienen que hacer al día siguiente, ya sea para
desarrollarse en el trabajo al que tienen que ir al día siguiente o bien, en
las aplicaciones que debe compartir para obtener un buen empleo.
Infortunadamente, las estadísticas que se ven, son más de la
mitad de quienes vivimos en Panamá, los que están en el segundo grupo. Son
personas que durante el presente lustro perdieron su empleo, se graduaron de
una institución superior de educación y no han podido conseguir un empleo fijo,
tomaron la decisión de cerrar sus pequeñas empresas o emprendimientos o
sencillamente llegaron al país en un momento en el que no está en capacidad de
ofrecer la misma cantidad de trabajo, como hace 15 o 20 años.
Durante la pandemia, las autoridades actuales, tomaron la
decisión de incrementar la planilla estatal, convencidos que con eso pondrían a
circular el efectivo que se requerían en un momento de crisis, no solo nacional
sino mundial.
Desde mi perspectiva, no fue la medida que se requería en ese
momento, pues casi todos sabemos que el grueso en la cantidad de empleos se
genera en la micro, pequeña y mediana empresa, quienes cuando trataron de
buscar la ayuda que se requería, varias entidades bancarias optaron por
comportarse estrictamente como entidades financieras, sin ponerle corazón al
tema ni tomaron en consideración que la mayoría de estas, venían de enfrentar
una de las peores crisis económicas de la historia nacional.
A varios microempresarios
que conozco, se les exigieron las mismas condiciones que para solicitar
cualquier otro tipo de préstamo. Para la gran mayoría les era imposible cumplir
todos esos requisitos. Lo que se debió hacer, fue poner dinero a circular entre
la pequeña empresa a cambio de que ellos reabrieran sus negocios sin despedir a
nadie y bajo la lupa de la entidad rectora de estas empresas.
La realidad es que no se hizo así, a lo mejor porque
prevaleció el “interés político” que ofrecía una posible reelección, inédita en
la historia política moderna en Panamá. Prevaleció el “que hay pa´mi” y el
“mientras no me pillen es legal”. Es triste porque se perdieron muchos empleos
que aún no se han recuperado y que a menos que se den cambios decisivos en la
forma de dirigir el país, no se podrá volver a contar con la recuperación de
estos empleos.
Igualmente se comprobó que el empredurismo no sirvió para
llenar las expectativas que se tenían, en una sociedad que demanda regresar a
la época de crecimiento y boga de una economía que llegó a estar entre las 5
mejores del continente.
Muchos de estos panameños se han visto forzados a mudarse
para vivir con familiares, otros han tratado de subsistir gracias a los famosos
“camarones” y otros, se han volcado a participar en la reprochable realización
de actos delictivos.
Muchos nos preguntamos si se puede ver la luz al final del
camino. Varios contestarán que ni siquiera se ve el final del camino. Otros,
que esa luz pudiera llegar por vía de un nuevo gobierno que se instalará el 1
de julio próximo. Lo que si es una realidad es que para muchos lo último que se
pierde es la esperanza. Y en ese bote deberíamos montarnos todos. No
descalificar a los que se quieren montar en el bote, sino que mas bien,
tenderles una mano para que se suban.
Esa misma mano que debemos utilizar para votar de manera
inteligente, no solo por la posición de presidente, sino para todos los puestos
que se disputarán el primer domingo de mayo, como indica nuestra carta magna.
El ser parte de un partido no te da ni te quita honorabilidad, como tampoco te
lo da o te lo quita el no formar parte de uno. Hay gente buena dentro y fuera
de partidos.
Si nos la pasamos criticando al contrincante eso no significa
que votarán por ti. Solo te verás como un acomplejado, odioso y sin falta de
ingenio, que te reduces a criticar sin proponer.
Soy de los que han decidido participar y tratar de hacer los
cambios desde adentro. Eso no me convierte en alguien que se aleja de los
mismos principios y valores que he venido practicando por mas de 40 años. La
ética, la honorabilidad y el respeto, seguirán siendo los pilares de esa
educación que me dieron, inicialmente esos maestros que nacidos en San Felipe y
en Colón, me dieron la vida y me guiaron
por el camino correcto.
Tenemos que recuperar a Panamá. No nos pongamos a
experimentar, elijamos a los mejores y participemos de una verdadera fiesta
electoral, por el bien de nuestra patria.
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