El continente americano es tan diverso y diferente que
quienes nos empaquetan o pretenden diferenciarnos solo entre “los del norte y
los del sur”, se equivocan.
Empecemos por “los del norte”, pues aunque de raíces
similares, tienen sus diferencias y de hecho los canadienses se resienten
cuando se les pretende confundir con los estadounidenses. De hecho, ese es el
gentilicio correcto, pues llamarles “americanos” como si América fuera un país,
se equivocan. Denominarlos “norteamericanos”, nuevamente se equivocan, pues
¿qué hacemos con los mexicanos o los canadienses?
En la bella Canadá, se habla “oficialmente” 2 idiomas, inglés
y francés, incluso se habla de la región inglesa y de la región francesa. El
sistema de gobierno es un poquito diferente al estadounidense y aún hoy se
sigue promoviendo la inmigración ordenada. Los estados Unidos de América, por
su parte, no tiene las puertas oficialmente tan abiertas como las canadienses y
la incursión en política de ciertos líderes extremistas y populistas, han
complicado de alguna manera el antes, estable sistema del que disfrutaban.
La puerta hacia la América que, aunque se denomina latina,
tiene su propia diversidad, está en Los Estados Unidos Mexicanos. Una cultura
con un fuerte arraigo con sus raíces indígenas que nos regalaron las culturas
Maya y Aztecas, por solo mencionar algunas. Recientemente, se ha convertido en
la puerta de salida de los miles de africanos y latinoamericanos que escapan de
gobiernos autocráticos o dictaduras (disfrazadas o no) que en lugar de
defender, proteger y apoyar a sus pueblos, se dedican a lo contrario y roban,
amenazan y hasta se podría utilizar las técnicas hitlerianas le lavan los
cerebros a esas mismas multitudes que prefieren mantener en la ignorancia, para
lograr sus descalabros y autoritarismo.
Centroamérica es de por si un istmo con bastantes
similitudes. Igual que México tiene una base en su cultura indígena, lo cual se
refleja en su música folclórica, su comida y su idiosincrasia. En los últimos
años se ha visto afectada, por decir lo menos por algunos de estos tiranos
(dicen ellos que de izquierda o derecha) que no respetan los derechos de sus
ciudadanos, lo cual no ha beneficiado la seguridad (salvos contados casos), la
educación ni la amable convivencia con sus vecinos.
Panamá, es un híbrido que ni por razones geológicas, ni por
tradiciones, ni por su cultura, cabe de manera perfecta en Centro américa, ni
en sur América y mas bien parcialmente tiene mas vínculos con los hermanos
caribeños, principalmente los de habla hispana. Políticamente hablando, no ha
tenido la suerte de tener, recientemente, esa clase de dirigentes que un país
que lucha por salir de un mundo llámese de tercero o cuarto nivel y mas bien se
han limitado a engrosar sus fortunas (o las de sus allegados) a costa de una
población que prefiere el carnaval a la educación.
Sur América, siendo Colombia su puerta de entrada, nuevamente
es supremamente diversa en muchísimas cosas. En Colombia un líder, que salió
pretendiendo gobernar a través de un aliado, al verse imposibilitado y
frustrado porque no se lo permitieron, se convirtió en acérrimo enemigo de su
sucesor y le hizo mucho mas daño al país que al propio amigo convertido en
rival. Como pesa el Nobel, ¿verdad?
De Venezuela hay poco que decir. Infortunadamente les tocó el
dictador sin muchos recursos en la azotea. El desastre de la cantidad de
hermanos venezolanos que emigraron en una corta ventana de tiempo, impactó a
varios países vecinos y no tan vecinos. La esperanza esta forjada en el triunfo
de quien debió haber electa hace un buen tiempo, pero que entre el machismo
latino y el fanatismo, no tuvo esa suerte cuando debieron haberlo hecho. No nos
engañemos, la crisis allá, no fue necesariamente producida por el primero de
los dictadores, que al igual que muchos otros de sus “colegas” vendió el canto
de sirena de la lucha de clases y hemos visto que no digamos sirenas, ni
siquiera un bagre tienen a veces para comer.
Los países andinos son un cuento aparte. Uno de esos países, tristemente
a veces da la impresión de tener cambios de gobierno mensualmente, aunque todos
sabemos que solo una sensación, ¿verdad? Otros son países tan ricos, pero tan
mal gobernados que parecieran que son de los mas pobres de la región. Pero
bueno, esto, infortunadamente, pareciera ser el estándar del subcontinente.
Si seguimos hasta el cono sur, vemos el hermano mayor, que se
ve forzado a “menearse” entre los extremos a los que los han sometidos sus mas
recientes gobernantes. El hermano mas delgado, parece que envidiaba al mayor y
ha empezado incursionar en un nuevo carnaval de izquierdas y derechas y de
nuevo izquierda y repitamos desde el principio.
Finalmente, el país de los hermanos que se han convencido de
que viven en otro continente. Ahí vemos la complejidad de la mentalidad
latinoamericana. En sus más recientes elecciones, eligieron a un
ultraderechista que derrotó en segunda vuelta a quien había ejercido la cartera
de economía. Precisamente, el gestor de que el país estuviera sumido en la
terrible situación económica que viven. Y es aquí cuando la ironía cobra vida.
Mas del 40% de los votantes votaron para mantenerse en tan precaria situación.
Es la misma ironía que vivimos en EE. UU. cuando la mayoría
de los miembros de un partido vota en favor de misógino, violador, autoritario
y que al igual que cualquier dictador latinoamericano se cree emperador o dueño
de la finca. La misma ironía de los centroamericanos que se ciegan porque ahora
pueden salir de noche, pero siguen comiendo la misma ignorancia que utilizan
los dictadores para mantener la ignorancia como clave de su gobierno.
La misma ironía que vemos en países como Panamá donde un
significativo grupo de personas votaría por un corrupto, lavador de dinero a
quien hasta sus propios vástagos acusaron de varios crímenes. O como en
Colombia, donde una población indignada y frustrada por una ultraderecha que
servía solo endiosar a un mini emperador o la de Brasil donde una inmensa
cantidad de personas tuvieron que elegir entre dos extremos tan radicales que
creo que ni ellos mismos se soportan.
Siempre había pensado que la única vía para salir de este
ostracismo en que nos quieren meter algunos líderes políticos era la buena
educación. Pero, ni eso ha logrado que una significativa cantidad de personas,
residentes en el coloso del norte se hayan contagiado del fanatismo que reina
en una gran parte del mundo y en especial en la América Latina. Ojo, que no he
querido tocar el tema de las islas del caribe, por su complejidad y
complicación. Será material para otro artículo.
Mientras tanto, reitero mi compromiso por la promoción y
fortalecimiento de valores y de la cultura, que se ha convertido en esa nueva
bandera que creo que todos debemos abrazar.
Debemos ser más solidarios, más responsables, más honestos, más
empáticos, más éticos, más tolerantes, más respetuosos y puntuales. Debemos
participar y no descalificar. Debemos ser parte de la solución y no simples
espectadores.
Debemos ser más ciudadanos y menos súbditos…
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