sábado, 11 de junio de 2022

¿QUEREMOS UN MEJOR PANAMÁ?

Las últimas semanas han sido semanas que, debo confesar, me siento un tanto decepcionado. No importa desde o hacia donde se vea, hay falta de valores. Yo soy un optimista y siempre trato de ver el lado bueno de las cosas, pero el entorno en el que vivo me sigue empujando a dejar de ver la luz al final del camino.

A veces siento como que el mundo conspira contra la gente buena; aquellos que queremos ver un mejor país. Se tiene esa sensación de estar montado en un autobús del cual nos queremos bajar, pero entre la velocidad con la que maneja el chofer y la cantidad de gente subiendo, pareciera que no hay oportunidad de bajarse. Y peor aún, si lograra bajarme, ¿hacia dónde iría?

De solo pensarlo, termino agotado y frustrado, pues hay quienes hemos venido abogando por un país mas decente, donde se permita desempeñarme en la labor que así haya escogido y podamos escoger con quien hacerla; no como pasaba en la época de la dictadura con los militares, o más reciente de un expresidente, que, si no eras su socio, no sólo no te daban el permiso para desarrollar tu negocio, sino que te robaban la idea y te dejaban por fuera.

Yo no necesito que nadie me ponga dinero en mi bolsillo. ¿Por qué? Porque prefiero ganármelo de manera honrada y como dice la Biblia “con el sudor de tu frente”, en este caso con el de mi frente. Tal cual como me lo enseñaron mis procreadores, humildes educadores de Calle 13 y Calle 14 San Felipe, que estaban convencidos que en la educación está el futuro y así se lo enseñaron a sus hijos y Yo a las mías.

Muchos critican a quienes cada 5 años, no necesariamente eligen a los mejores, para los puestos de quienes están supuestos a dirigir esta nación, que a muchos ha visto nacer y a otros los ha acogido, cuando en sus naciones abusaron de la confianza que se les había concedido a sus dirigentes; ojo, que las migraciones no empezaron hace 10 años, sino mucho tiempo más atrás.

Los mismos que critican, no hacen nada por mejorar el intelecto de a quienes critican, pues a muchos les conviene mantenerlos sin educación y otros, están muy ocupados tratando ya de sea sobrevivir o enriquecerse. Y con esto no estoy planteando una lucha de clases, como los politiqueros acostumbran a hacer para pescar en río revuelto, sino que estoy apelando a la conciencia de todos y cada uno de quienes queremos volver a ver a un Panamá próspero, beligerante en la esfera mundial, educado y con ganas de servir al prójimo.

No es con leyes como la que fuera aprobada recientemente por nuestra Asamblea Nacional, donde se eliminan los valores cívicos como se va a salvar a este país. Es que estos son los valores que deberíamos rescatar, fortalecer y exhortar a practicar cada día en nuestro diario vivir. Por el contrario, es recurriendo a las aulas de las escuelas donde deberíamos tener educadores con mayor capacitación, para que puedan inculcarle, en la práctica aquellos valores, los cuales se inician en casa, pero que deben reforzarse en la vida cotidiana, fuera de esa casa.

No es con engaños, insultos, agresiones, persecuciones y acusaciones como se va a poder rescatar a Panamá. Tenemos una posibilidad de formular nuestra propia receta, donde se rescate la institucionalización de todos los poderes del estado y consecuentemente del país, la cual tiene ya un buen rato siendo mancillada a diestra y siniestra por quienes deberían estar trabajando por el engrandecimiento del país.

Todos tenemos algo que aportar. TODOS. Pero no es viendo para el otro lado, o confiando nuestra responsabilidad a un “líder salvador” o mesías que vendrá con una varita mágica a rescatar a la nación de las fauces de la izquierda o de la derecha o a través de un líder que promueva el populismo; esto les ha sucedido a varios de nuestros vecinos y hoy, por ejemplo, tiene a Colombia en la encrucijada de decidir entre candidatos que se asemejan hasta cierto punto a un Richard Morales y a Ricardo Martinelli.

Aún tenemos tiempo de invertir en educar a nuestra gente. Que sepan como funciona el gobierno, la estructura política del área donde reside o trabaja y la calidad de persona que deben ser los candidatos y eventualmente los elegidos.

Aún tenemos tiempo de demostrar el amor que sentimos por nuestra querida Panamá y enseñarle al mundo que, si queremos, podemos. Que somos esa amalgama de personas que juntos construimos un canal y luego lo recuperamos; que juntos vitoreamos a Durán y cantamos Patria de Rubén con un corazón henchido en orgullo patrio. Que la sangre de nuestras venas no es de un solo color, pues corre esa combinación de blanco, azul y rojo, que nos dio el coraje de librarnos de esa dictadura que tanto daño nos hizo, así como de las cadenas que nos castigaron antes.

No permitamos que la política nos divida. Demostremos que quedamos muchos de los buenos y que esos podemos más. Juntemos manos, corazones y deseos para rescatar a Panamá de las garras de los que hoy usurpan las voluntades clientelistas, que ningún bien le hace a ese pedacito de tierra que sigue uniendo el Pacífico y el Atlántico y que con mucho orgullo llamamos Panamá.

 

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