Hace como un año escribí sobre el abuso que, de parte de algunos integrantes de la Fuerza Pública, hemos venido recibiendo ciudadanos, algunos más condescendientes que otros.
Muchas personas, al igual que el del famoso cuento del sacerdote protestante en
la Alemania Nazi, prefirieron ver para otro lado; excepciones hechas de una
amiga periodista y unos cuantos abogados que venía denunciándolo desde antes
que Yo, sin embargo, la gran mayoría, como no los afectaba a ellos, guardaban
silencio o miraban hacia el otro lado.
En mi caso personal, un agente de tránsito de la policía nacional
estaba “cazando” cerca al cruce de Divisa, a incautos como Yo, que sufrí los
embates de, desde mi perspectiva, de un sistema corrupto que inicia con la mala
acción del policía, que inventa una falta para que se le proponga un arreglo y
prosigue con un sistema que no protege al ciudadano sino al sistema corrupto.
Yo apelé (reconsideración como se le llama al procedimiento)
y un mes después del supuesto incidente, cuando fui a las oficinas de la
Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT) a buscar el resultado, fui
informado que como el incidente había sido fuera de la capital, entonces debió
haberlo visto el juez de Santiago. Me dijeron que ellos enviarían por valija la
reconsideración y que en un mes más, debía verificar nuevamente.
La Pandemia hizo que varias oficinas públicas cerraran u
operaran en horarios reducidos, sin embargo, nunca dejé de verificar y me
decían que no había regresado. Finalmente, luego de varios meses, fui informado
que nunca lo habían mandado a Santiago y que lo verían localmente; este proceso
tomó casi 2 meses más, mientras tanto se vencía el revisado de mi auto y mi licencia,
que gracias a que su validez fue extendida, no caí en delincuencia.
Al final, casi 12 meses después de impuesta la injusta
“boleta”, luego de haber visitado las oficinas de la ATTT 3 o 4 veces, fui
informado que debía ir a buscar el resuelto. Cuando lo fui a recoger, me
dijeron que podía pasar a pagar en la ventanilla y al solicitar mi copia del
resuelto, como me resultaba lógico, me dijeron que la persona que imprimía no
estaba y que debía esperar media hora más.
Cuando me dan mi copia del resuelto y aquí viene la mejor
parte, de la Dirección General de la ATT me dicen que como Yo no había aportado
ninguna prueba, la boleta se mantenía. Hago la pregunta: ¿Qué prueba podría
aportar Yo? De ser así, ¿Qué prueba aportó el agente del tránsito de la policía
nacional? No hubo fotos ni nada en el proceso de imposición de la boleta
injusta; ¿Cómo se puede alegar esto sin consultar a las partes, sin verificar
la cantidad de boletas que había impuesto el agente ese día, si todas las
boletas tenían la misma infracción y la misma velocidad?
O sea, el ciudadano es culpable hasta comprobar lo contrario.
Pareciera que las autoridades apuestan al cansancio de los ciudadanos,
apoyándose en un sistema corrupto para engrosar las arcas ya sea del estado o
del agente, lo cual efectivamente lleva a muchos a “proponer” acuerdos a estos
últimos, para ahorrarse el engorro.
La verdad es que es una verdadera lástima que esto sea así y
que se siga abusando de personas honestas y cumplidoras y peor aún que el
sistema se preste para esto.
Tenemos que promover un cambio de actitud, tanto de los
agentes de policía, como de las autoridades civiles que deben velar por el
cumplimiento de las leyes y de los derechos de quienes vivimos en este bello
país.
Artículo aparecido originalmente en La Estrella de Panamá (Feb.3, 2021)
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