Esta es una de las preguntas que muy a menudo le oigo a tantos latinoamericanos que residen en sus países de origen, cuando les conversan sobre el posible resultado de las elecciones en Estados Unidos el 3 de noviembre. Las respuestas pudieran ser tan variadas, como variadas son nuestras nacionalidades y costumbres, a pesar del idioma común que la mayoría hablamos.
Yo diría que en
parte depende de nuestra nacionalidad, pues por un lado los venezolanos en el
exilio, siguen comiendo del cuento de la famosa invasión que les prometieron
hace 4 años. No se ha producido y a mi pobre juicio, tampoco se producirá con
solo gritar y amenazar; solo vale la pena recordar qué pasó con el “cerco”
comercial que todos los días violan los tanqueros iraníes.
Los cubanos
que, a pesar que les ha ido mejor con gobiernos demócratas, siguen apoyando la
famosa “mano dura” de los republicanos, que de dura no tiene mucho, ¿verdad? El
bloqueo comercial no ha afectado a los privilegiados de la isla y por el
contrario afecta al que menos tiene, pero no a los que hacen negocios con
estos, ¿verdad?
Hay los que,
por haber conseguido un pasaporte estadounidense, se han convencido que son
vistos como tal y para nada pertenecen al mismo grupo de violadores y criminales
a los que hizo referencia el candidato republicano. Ah, se me olvidaba, si
estos se ven en un espejo, se ven blancos, anglosajones y me imagino que hasta
protestantes. Si les preguntan, les responderán que respaldan al que ofende y
humilla a los latinos (recuerden que ellos ya no lo son, por el bendito
pasaporte).
En 4 años el
del copete le prometió a la minoría que votó por él, que los mexicanos pagarían
por el muro que se construiría en la frontera entre ambos países. El muro no se
construyó y lo poco que se levantó fue pagado por los mismos que votaron por él.
Les prometió que todas las compañías estadounidenses regresarían del extranjero
y pues que les puedo decir, todos sabemos que esto tampoco se dio.
Les prometió
y sigue prometiendo que había que hacer grande de nuevo a Estados Unidos, pero
se peleó con medio mundo, incluyendo a sus aliados tradicionales; inició una
guerra comercial con China, de la cual salió bastante magullado, aunque evidentemente
nunca lo haya aceptado, ni lo va a aceptar.
Los resultados
económicos publicados por universidades y servicios económicos de talla mundial
dejan ver que no es cierto que hubo el crecimiento económico prometido a sus
votantes y que, por lo tanto, los bombos que se auto achacaba no eran tan
ciertos.
Se declara amigo
del líder autoritario que espió a diestra y siniestra y afectó el resultado de
las elecciones que lo puso en la Casa Blanca, así como del muchachito que lo
desafía todos los días desde la península coreana ¿Será frulo?
Fue el
hazmerreír de los líderes del mundo libre en la última cumbre que se realizó en
Europa, lo cual pudiera implicar la falta de respeto que esta gran potencia
ejercía sobre sus pares.
Para terminar,
prefirió ignorar la información provista por sus servicios de inteligencia que
le habían advertido con tiempo suficiente, de lo que se venía con el virus que
produce el Covid-19, buenos todos sabemos que él prefiere hacerles caso a los
servicios de la otra gran potencia por encima de los propios. Ah, se me
olvidaba, había prometido que “antes de las elecciones del 3 de noviembre” la
vacuna contra el Covid-19 estaría disponible y todos sabemos que esta fue otra
de sus grandes mentiras.
La cantidad
de muertos que hubieran podido salvarse y una reducción significativa de
contagiados, también se hubiera podido dar. O sea, se jugó con la vida de
tantos estadounidenses, por el simple hecho que “no se podía parar el país”. Su
confusión (por no decir otra cosas) es tan grande que no quiso aceptar el
consejo de los científicos que le dijeron lo que se debía hacer. Quizás estaba
muy ocupado promoviendo la ingesta de cloro y otras cosas, alejadas del consejo
médico.
Llamó ignorantes
a los médicos, insultó a los militares y ofendió la memoria de los caídos en
guerra, aplaudió a los grupos ultraconservadores que promueven la eliminación
de razas distintas, se negó a condenar a los agentes del orden público quienes
abusaban de los afroamericanos, se burló de las personas con discapacidad y no
ha parado de agredir a las mujeres.
En fin, no
cumplió la gran mayoría de cosas que prometió y ahora pide que le concedan 4
años más para terminar de acabar con la institucionalización de los Estados
Unidos de América. Pide 4 años mas para que el brazo de la justicia se siga viendo
afectado por fallos alejados del sentir de la mayoría y sin el calor de las
minorías a los que deberían proteger.
Es el mismo
que ha amenazado con no reconocer los resultados de las elecciones, a menos que
él sea el ganador y que sutilmente ha acuerpado a los grupos paramilitares que
buscan amedrentar a quienes quieran hacer uso del derecho del sufragio, porque
sospechan que es la única forma de ganar.
Lo curioso
son algunos de los “hispanos” que votan, que salieron huyendo de sus países por
la persecución, la destrucción de la democracia y por la violación de derechos
que se daba en estos países, para ahora ser los principales promotores y
quienes aplauden a rabiar a quien esta haciendo exactamente lo mismo en ese
país, que era uno de los símbolos de la democracia, paz y justicia en el mundo.
Burlarse de su contrincante por su discapacidad relacionada al habla, por su edad (es sólo 3 años
mayor) o descalificarlo porque es un socialista o
comunista, es tan brillante como la luz de la vela que se apaga con cualquier
vientecito que sople. Pensar que la justicia social es comunismo es estar tan
alejado de la realidad mundial y de los derechos que juraron defender.
Hace algunos
años, el ensayista y periodista peruano Álvaro Vargas Llosas sugirió que en las
elecciones de Estados Unidos de América, se debería dejar votar al resto del
mundo, por las implicaciones que sus resultados tienen sobre el resto del mundo
y hoy, más que nunca, debo considerar, que no deja de tener razón.
Sobre los
resultados, me había resistido a hacer una predicción, tratando de ser mucho
mas conservador que las mismas encuestas. Consideraba que hasta hace un par de
semanas era muy arriesgado asegurar un posible ganador; sin embargo, hoy veo a
una Florida reivindicando el triunfo que le arrebataron a Gore y a los demócratas
hace unos años atrás. Veo a una Arizona resentida por los comentarios vertidos
en contra de su héroe John McCain. Veo a una Michigan defendiendo la
personalidad e integridad de su gobernadora y veo a una Texas de votar por un
demócrata para ser el próximo presidente de Estados Unidos, lo cual no sucedía
hace muchos años, lo cual me lleva a predecir una derrota por un amplio margen contra
el actual presidente, lo cual llevaría a la Casa Blanca a un Joe Biden,
acompañado de la primera mujer de ascendencia india y negra, al puesto más alto
de esa nación, lo cual marca otro hito importante en la política de Estados
Unidos.
Yo aspiro a
que los que puedan votar, no lo hagan solo este noviembre, sino que sigan participando de la política y que empujen a sus líderes en el Congreso, a que vuelvan a
ver a su patio trasero, a trabajar y no a beneficiarse de nosotros; que vuelvan
a sumarse a las instancias internacionales, que los vuelvan a colocar en el
sitial que se merecen, para que así, “nuestra” super potencia vuelva a jugar el
papel que otrora tuvo en el círculo de las grandes naciones del mundo.
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