domingo, 13 de febrero de 2022

¡LLegó la hora!

 

Como en Panamá últimamente hay que estar identificándose y sacando su “pedigrí” para poder opinar, me adelanto y advierto que soy un simple ciudadano, graduado de una de las 50 mejores universidades del mundo, nieto de un firmante del Acta de Independencia de 1903 y de una chola de las montañas de Chiriquí, hijo de un maestro de Calle 13 y de una profesora colonense. Uff, hasta que quedé cansado de tanta referencia.

Pero bueno, la verdad es que no entiendo por qué cada vez que alguien no está de acuerdo con otro o no tiene suficiente “cacumen” para debatirle, inicia una tanda de descalificación que mientras más lo hacen, peor quedan. Descalificar antes de debatir… ¡Que tristeza!

Las recientes cartas (y ahora vídeo) de Rubén Blades, han disparado una serie de “correas de bombitas de carnaval”, destapando la ignorancia de muchos de los que la escriben y otros sencillamente tratando de desviar la atención de quienes los leen y escuchan por las estupideces que defienden.

Hay que tener 2 dedos de frente para entender que uno de los 2 más grandes y exitosos cantautores de Latinoamérica no pueda vivir permanentemente en su propio país si quiere seguir siendo exitoso. Eso no le resta motivos ni razones para poder opinar sobre lo que aquí sucede (o se esconde). Erika, Olguita y Danilo tampoco residen permanentemente en Panamá y nadie puede decirnos que estos grandes artistas, que dejan el nombre de Panamá en lo más alto, no saben o no están pendientes de lo que sucede en Panamá. Me imagino que el día que lo opinen públicamente, también empezarán a ser personas “non grata” para quienes o repiten como papagayos o son parte de la misma corrupción que denuncia Rubén.

A algunos de lo que nos podemos dar el lujo de hacer análisis político, nos toca leer mucho y no sólo de nuestro patio sino de todo el mundo (aunque el maestro piense lo contrario). Con decirles que para poder opinar de las elecciones de EE. UU. me tocaba ver y leer medios como por ejemplo la cadena FOX, que evidentemente endiosaba al expresidente inmediato anterior. Aquí, de vez en cuando me siento a ver hasta 21 veces los criollos o leer los pasquines que nadie sabe a ciencia cierta como se adquirieron, para poder enterarme del otro punto de vista.

Dicho todo esto, coincido con Rubén en que en Panamá se necesita una transformación radical; lo que algunos han llamado una refundación del país. Lo que el candidato sonriente llamaba un “revolcón”. Necesitamos sacudirnos de encima la corrupción, la falta de valores cívicos, éticos y morales que nos carcome, la falta de transparencia en el desempeño de la cosa pública, la envidia, la desconfianza y las lenguas “viperinas”, unas a sueldo y las otras por querer seguir viviendo en esas miasmas en que nos han sumergido.

Nos hace falta aprender a escuchar y a demandar de nuestros líderes ideas sesudas, propuestas con soluciones a corto, mediano y largo plazo.

Para ello, los ciudadanos de bien, los que queremos un mejor país para nuestros hijos y nietos, los que luchamos para que hubiera libertad, justicia y democracia, los que promovemos y practicamos valores, los que quieren superarse a través de la educación, los que entendemos que no podemos regresar al autoritarismo, pero que no queremos vernos reflejados en otros países vecinos, tenemos la obligación moral de, al igual que lo hicimos hace 35 años, a participar, aunque sintamos algo de miedo porque sabemos que nos van a atacar; a hablar, aunque nos vilipendien; a escribir, aunque nos critiquen, porque este país es de nosotros.

No puede ser que nos sigamos vendiendo por una gorra, una bolsa de comida que se acaba en menos de 1 semana, por unos bloques que no sirven para edificar las bases de una familia sólida y con honor.

Necesitamos empoderarnos y ojalá no tengamos que llegar a lo que mi generación se tuvo que enfrentar para que todos podamos vivir con algo de tranquilidad. No podemos seguir siendo amenazados por la ineficiencia, el “juega vivo”, el “mientras no me cojan es legal” y el descaro por un lado y por el narcotráfico por el otro.

Al igual que muchos de ustedes, Yo quiero a este pedacito de tierra que me vio nacer. Quiero a mi familia y a mis amigos. Quiero a esas personas a las que por tantos años he servido de una manera u otra. Por estas es que vale la pena luchar.

¿Qué más tenemos que esperar los panameños para reaccionar? Nos están robando el país y muchos impávidos no dicen ni hacen nada y otros no permiten que los que queremos proponer y aportar lo hagamos por miedo a perder su “status quo” y sus prebendas.  Llegó la hora de no mirar para el otro lado. Llegó la hora de reaccionar y empezar a actuar.

Al menos, así lo veo Yo…

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