miércoles, 25 de marzo de 2009

“Yo tengo un sueño”

TOMADO DE EL PANAMÁ AMÉRICA

Elecciones

Hace poco más de una año, me enfrasqué en una "discusión cibernética" con un muy querido amigo, con quien discutíamos sobre política internacional y, principalmente, la que tiene que ver con los EE.UU. No llegamos a puntos de concordancia, pues el veía el gobierno de Bush como un buen gobierno y yo (al igual que la gran cantidad de estadounidenses) lo veía como el peor gobierno que ha tenido esa nación norteamericana. Al final, le manifesté que esperáramos un año y que viéramos a quién el tiempo le daba la razón. Pues el tiempo y los votantes gringos me dieron la razón.

Luego de la abrumadora victoria del hoy Presidente electo de los Estados Unidos de América, Barack Hussein Obama, un hombre producto de la unión entre una mujer blanca y un hombre negro nacido en Kenia, criado por su abuela materna en Hawaii y educado en algunas de las mejores universidades del Ivy League, casado con su antigua jefa hace 16 años y padre de dos adorables niñas, sólo queda por decir que a John McCain le pasó por encima una locomotora (con vagones y todo pegado a ella), cuyo conductor no era nadie más que el propio presidente George W. Bush.

Con resultados tan inesperados como son el hecho que Obama duplicó en votos del colegio electoral (producto del complicado sistema electoral de EE.UU.) a McCain, ganándole en 9 estados que había ganado el actual inquilino de la Casa Blanca en el 2004, con un voto popular que supera el 53% de los votos y con un, aún más férreo control de ambas cámaras del Congreso de ésa poderosa nación, Obama se ha erguido como el líder de una nación inmersa en una ruina económica, dividido políticamente entre los radicales de derecha y una nueva generación de minorías, entre los que se destacan los jóvenes, los latinos, los afroamericanos y quienes salieron a votar por primera vez.

Una ruina económica precedida por la mayor cantidad de desaciertos que un gobierno o presidente, cuya impopularidad supera los 70 puntos haya podido tener, quien llevó al país a una serie de guerras y medidas tan innecesarias como impopulares. Quien mintió a su electorado, prácticamente desde que fue electo la primera vez (recuérdese el fiasco de los votos en Florida), incapaz de resolver y quien, a mi juicio, actuó más pensando en los intereses de él mismo y de quienes lo rodean, sin importar hacia dónde conducía una de las naciones más poderosas del mundo.

Pero el pueblo en su sabiduría infinita, acogió una nueva propuesta, descartó la campaña sucia que prefirió resaltar el nombre y algunos infortunados deslices del entonces candidato demócrata, que en discutir a fondo el futuro de la nación.

McCain, en su discurso final, manifestó claramente que el camino que le tocó recorrer no había sido el más fácil, pues no sólo luchaba contra Obama, sino contra lo dicho y actuado por el propio presidente Bush.

Hace más de 40 años, un líder norteamericano, que dirigió la lucha pacífica contra la discriminación racial, en uno de los más recordados discursos de la historia de la humanidad, manifestó: "Yo tengo un sueño"…. Hoy vemos con gran alegría que el sueño se hizo realidad. La noche del anuncio del triunfo de Obama, millones de personas, sin importar su color, edad, origen social o religión, se unieron de la mano y de los brazos, y se estrecharon en las calles de las ciudades de Estados Unidos y celebraron.

Atrás quedaron los insultos y las diatribas, adelante queda el inicio de una nueva era en la política norteamericana y del mundo, pues "el aleteo de una mariposa en Washington, puede desencadenar una tormenta en Pakistán". Adelante vemos positivamente que, el mundo y la gente buena tenemos futuro y que juntos podemos hacer la diferencia. Atrás quedaron la falta de propuestas, las discriminaciones, la falta de visión y la falta de originalidad. Está claro que el mundo no quiere seguir viviendo en el pasado, sino que queremos un nuevo mundo, llenos de iniciativas, justicia, democracia y libertad. Hoy, Yo sigo viviendo el sueño de Martin Luther King, pero no dejo de soñar...

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